Día 123

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Diario de Marco

En la página web secreta apareció un mensaje donde Román describía el juguete que vio Horacio Papá en el sueño y preguntaba a todos los padres de niños X si habían tenido algún sueño relacionado al mismo.

María me llamó para saber cómo estaba. Le comen­té que todo transcurría con normalidad. Que en las dos últimas clases del curso, Ernesto no había asis­tido. Que las palomas estaban bien alimentadas. Ella me contó que se fueron a celebrar a un restau­rante los cuatro meses que habían pasado. O mejor dicho, "el primer tiempo". Y que les resultaba un poco difícil celebrar en medio de tanta incertidumbre acumulada, pero que de alguna forma, se tenían que dar ánimos. Me contaron que Horacio hijo siempre les pedía ir a la cancha de baloncesto, para seguir practicando tiros de larga distancia.

Tomé un bus a la ciudad. Caminé hasta un parque, me senté en una banca. Cerré los ojos y no pensé en nada por varios minutos. Luego traté de visualizar a los niños X y la figura multidimensional que parecía tan importante. La vi como una pirámide que flotaba en el cielo, y que luego se convertía en una esfera, después en un cubo. Tomaba muchas formas diferentes cada vez más rápido, hasta que se transformaba en algo luminoso sin forma alguna. Me pasé un par de horas meditando en esa luz. Cuando abrí los ojos, una mujer con un pañuelo azul en la cabeza me estaba mirando desde la banca del frente. Se puso de pie y se acercó con pasos decididos. Era alta, de pelo negro, tenía una mochila. Parecía universitaria.

—Hola, veo que estuviste más de una hora meditando. Disculpa si esta pregunta es incómoda pero ¿me puedes contar qué viste? —me dijo sosteniendo un block entre sus brazos. Le iba a contar lo que visualicé, pero recordé mi última conversación con Isabella y preferí decir que no había visto nada. La mujer se encogió de hombros y de su block sacó un papel que me entregó sonriendo.

—Te usé como modelo, sin tu permiso. Estoy practicando para mis clases de dibujo. Lo menos que puedo hacer es regalarte lo que dibujé —dijo entregándome su trabajo. Apenas le di las gracias, salió disparada a tomar su bus. "A ti" alcanzó a decir mientras se alejaba rápidamente.

En un mercado compré un marco para el dibujo, que no estaba nada mal. Aparecía de cuerpo entero sentado en la banca con los ojos cerrados y varios árboles detrás mío.

El pequeño acontecimiento me alegró el día. Al llegar a casa abrí una botella de vino y la alegría se convirtió en nostalgia porque recordé todos los cumpleaños de Horacio hijo, que el próximo mes sería mayor que yo.

Acabo de entrar a la página web secreta. Hay un nuevo texto de Román que dice:

El padre de Cronos ha respondido el mensaje. La descripción de Horacio Padre le recuerda el juego Missing Link que era popular en los años 80 en Estados Unidos.


La vida de HoracioWhere stories live. Discover now