Día 170

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Mensaje de Milena

Fui escogida para contar lo que sucedió hoy a las cuatro de la mañana.

Román e Ivo nos llevaron a la calle Lyashenko en un par de camionetas. Bajamos de ellas y nos saludamos todos. Entramos en un bosque. Eva indicó que había caminado por varias calles de Óbninsk hasta ubicar la fuente de la energía negativa. Aseguraba que dicho lugar era el bosque. En efecto, a varios de los niños X nos empezó a doler la cabeza igual que en la última reunión. Alanis —que era cargada en brazos por su madre, Amanda— empezó a llorar muy fuerte. Nadenka se acercó a ellas y le dijo a Román que lo mejor era que ambas se alejen del lugar, así que las tres se alejaron.

Hay una cancha de fútbol abandonada dentro del bosque, Eva nos dijo que una serie de espíritus buscaban hacer contacto con nosotros. Ivo hizo un comentario sobre un día que una sombra negra lo atacó en el mismo lugar. Mientras más nos acercábamos a la cancha, más interferencia había. El único que parecía protegido frente a esas extrañas vibraciones era Horacio. Gunter nos recordó que en la última reunión se había dicho que la energía negativa provenía de Horacio, porque las cartas marcaron dos veces el número 7. Agregó que no estaba de acuerdo con esa interpretación. Gunter dijo que esos espíritus estaban buscando a Horacio y que quizás, él se podía comunicar con ellos.

Horacio se dirigió a la cancha girando las ruedas de su silla, lentamente. Eva dijo: "X-7 no puede entrar solo en la cancha" y Cronos se acercó rápido a Horacio, cogiendo los mangos de empuje de la silla, avanzando junto con él. Eva sugirió que nos alejáramos de la cancha una distancia prudencial, lo cual hicimos todos. Pude ver a Horacio cerrando sus ojos, concentrándose, en el centro de la cancha. Cronos miraba alrededor, pendiente de cualquier señal extraña. En un momento él también cerró los ojos. Lo vi teniendo respiraciones profundas y meditando, siempre de pie. Asentía con la cabeza varias veces, como si estuviera conversando con alguien. Después de unos quince minutos, salieron de la cancha.

—Es claro que nos están pidiendo ayuda —dijo Cronos—. Son una gran cantidad de espíritus. Han estado atrapados durante mucho tiempo. Piden disculpas por habernos atacado, dicen que no lo volverán a hacer, ahora que ya se han hecho notar.

—¿Nosotros debemos liberarlos? —preguntó Teseo.

—Sí —dijo Cronos—. Horacio debe enseñarnos. De alguna forma, reconocen quién es él. Después de esto, nos condujeron en las camionetas a una casa. Les escribo esto a todos los padres para que estén tranquilos.

Nos comunicaremos en breve con ustedes.


La vida de HoracioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora