Día 41

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En el bus de vuelta a casa, recordé la forma en que Horacio lloraba con su rostro inmóvil. Ningún niño llora así. Era más bien una tristeza adulta. De alguien que tiene que soportar una situación con entereza y a la vez está cansado de pelear.

Por la ventana del bus veía a la gente caminar. Recordé una clase del colegio donde tuve que exponer sobre la expectativa de vida a nivel mundial. En ese año, las estadísticas anunciaban que el ser humano promedio podía vivir 67 años. Siempre se me quedó grabado ese número.

Una pareja salía del cine tomada de la mano. Un niño comía un helado que su padre acababa de comprar. Un vagabundo dormía con una botella de ron entre las piernas. Seres humanos que vivirán 67 años, que han olvidado muchos días de su vida porque son demasiados, tratando de satisfacer sentidos, conscientes de que cada año que asa hay menos probabilidades de hacerlo. En cambio, Horacio va por allí corriendo con su silla de ruedas, totalmente despreocupado. Cada uno de sus días es trascendental.

En uno de los tantos cumpleaños de Horacio, recordé la exposición en el colegio. Marco, que estaba en esa clase, se acordó de ella también. Después de varios tragos de vino, inventamos una historia sobre un hombre que recibía la visita de un extraterrestre. Lo primero que este le preguntaba era: ¿Cuántos años vive un terrícola? El humano respondía 400. Luego los humanos convivían con estos seres super longevos que disfrutaban vivir en el planeta Tierra. Cuando estos extraterrestres se volvían ancianos, recordaban a sus mejores amigos humanos con nostalgia y siempre decían: Lástima que fueran humanos, nuestras amistades duraron tan poco.

Cuando llegué a casa, Horacio abrazaba a María.

—Estuvo viendo la televisión y se puso así. Ya no soporta ver algunas noticias —dijo ella mientras acariciaba la cabeza del niño.

Fue una sorpresa ver a Horacio dejando de lado las noticias. Pero más me sorprendió la idea futura de ver a mi hijo abrazando así a su madre, cuando tenga la misma edad que yo.


La vida de HoracioOù les histoires vivent. Découvrez maintenant