108.- Hagamos esto bien.

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El jet lag hacia Nueva York había sido agotador, permanecer sentada había sido muy incómodo, especialmente porque me levante de mi asiento para ir al baño como unas cincuenta veces. Había devorado dos rebanadas de pastel de chocolate, una malteada de vainilla, un par de brownies, unas galletas de chispas de chocolate, un tazón de helado sabor oreo y había pedido que me llevaran crema batida, tenía la cuchara en la boca sintiendo como la crema batida resbalaba por mi garganta, juguetee con la cuchara y me mire el estómago, a veces me remordía la conciencia por comer tanto, pero era un impulso que no podía evitar, este pequeño tenía hambre y yo no podía negárselo. Ladee la cabeza hacia un lado y cerré los ojos, con el embarazo casi todo el tiempo me sentía exhausta, cansada y tenía sueño. Sentí que me quitaron el bote de crema batida de las manos y la cuchara, un momento después una mano acariciándome el vientre y unos labios depositar un beso en él. Abrí los ojos sobresaltada. Los recuerdos de todo lo que habíamos pasados meses atrás aún se atiborraban agresivos en mi mente provocándome una sensación de terror en la que estaba trabajando por controlar, pero aún me dominaba a veces.
—Shh...está bien, soy yo—me susurro Alec acercándose a mi asiento, intente relajar mi respiración y volví a cerrar los ojos tragando saliva.
—Descansa—me dijo mientras volvía a poner la mano sobre mi vientre.
—Tu también descansa pequeño bebé—musito muy cerca de mi vientre. El pequeño humano que crecía en mi vientre se movió, una vez, y luego otra vez y una vez más. Había reconocido la voz de su padre y abrí los ojos solo para deleitarme con la imagen de un sonriente Alec que estaba muy sorprendido.
— ¿Lo sentiste? —me dijo como un pequeño niño.
—Claro que lo sentí Alec, olvidas que está dentro de mí—dije sonriendo acunando su mejilla en mi mano, acariciándolo con mi pulgar. Se inclinó sobre mi vientre poniendo su oreja contra este tratando de escuchar cualquier cosa que prohibiera de mi hinchado estómago y hablando tierno.
—Debes salir pronto de ahí bebé, me muero por conocerte—volvió a moverse y esta vez me removí, el movimiento había sido mas intenso.
—Deja de hablarle o querrá salir ahora, y aun no es tiempo cariño—dije divertida acomodándome en el asiento. Me regalo una preciosa sonrisa y dirigió su oreja de nuevo a mi estómago.
— ¿Espera que dices bebé? —dijo levantando la mirada para atraer mi atención, como si de verdad pudiera escucharlo. — ¿Qué si tu mamá es hermosa? —dijo haciendo la pregunta como si fuera vocero de nuestro hijo, sonreí sin remedio y seguí atenta. —La más hermosa, la más valiente, la más fuerte—recito y bebé volvió a removerse. —Ok, esta entendiéndote, déjame dormir y déjalo que duerma cariño. —dije sonriente, se levantó de mi vientre y subió hasta mi frente, deposito un beso ahí y uno en mis labios. Sonreí y cerré los ojos sabiendo que era feliz y no solo sabiéndolo, si no también sintiéndolo, sintiéndolo tanto que sentía que mi corazón brincaba de regocijo.
* Alec POV*
La deje descansar, se había vuelto una rutina que se atiborraba de comida y luego reclamara dormir. Estaba muy inquieta con la idea de estar demasiado gorda para el tiempo de embarazo que tenía. Lo único que yo sabía es que se veía preciosa, con ese ombligo saltado y su ropa de maternidad.
La había sorprendido varias veces leyéndole y hablándole a nuestro bebé y la forma en que lo hacía, solo me confirmaba que no podía haber mejor manera de pasar el resto de mis días, que a su lado, teniendo y criando una familia con ella. Cuando el avión iba a aterrizar me dedique a poner su cinturón sin despertarla y solo cuando estuvimos en tierra me digne despertarla. Despertó y bajo adormilada tomada de mi mano, la ayude a subir al auto que ya nos esperaba y se había mantenido en silencio hasta que nos topamos con una luz roja de semáforo.
—Estoy tan nerviosa, ¿es eso normal amor? —pregunto, mirándome.
—Supongo que si amor, llevamos 5 meses sin verlos y además tenemos una sorpresa para todos—dije señalando su vientre hinchado.
—Si debe ser por eso. —dijo distraída volteando hacia la ventana, mientras ponía el auto en marcha de nuevo.
Llegamos a la verja que abría el camino hacia la mansión Anderson, baje la ventanilla para que me abrieran y me reconocieron de inmediato dijo algo aun radio comunicador y presiono un botón para dejarnos pasar, lo salude agitando la mano y seguí avanzando hasta llegar a las escaleras de la entrada, apague el motor, baje del auto y me dirigí a su puerta, le extendí la mano para que se apoyara y haciendo una mueca bajo, pase mi mano por su cintura y comenzamos a caminar. Cuando llegamos a la puerta esta se abrió simultáneamente mostrándonos a un Jackson totalmente sonriente, desde que lo conocía jamás lo había visto sonreír y mucho menos de esa forma. Asintió levemente con la cabeza.
—Señorita Miranda. Bienvenida a su hogar —musito con un deje de felicidad. Miranda se acercó a él y le extendió los brazos para abrazarlo, separándose un poco por la casa de nuestro bebé con la que cargaba. A Jackson le sorprendió el gesto, pero de a poco recibió encantado el abrazo, teniendo cuidado de no lastimarla. Miranda se soltó y tomo mi mano, caminando hacia la sala de estar, llegamos ahí y estaba vacía, me miro interrogante y alce los hombros negando con la cabeza, aunque en realidad supiera que era lo que estaba pasando. Se escuchó música proveniente de la zona del jardín y fuimos a la sala de piano para salir por la puerta de este que comunicaba al jardín, luces parpadeantes y murmullos cada vez que nos acercábamos.
— ¿Una fiesta? —pregunto mirándome.
—Probablemente de bienvenida nena—asintió y abrí la puerta del jardín, todo estaba decorado y todos vestían elegantes. Claramente estaban vestidos para la ocasión y para lo que se aproximaba.
*Miranda POV*
Una fiesta al más puro estilo de los Anderson se hizo presente frente a mis ojos. Autentico derroche de dinero. Mire a Alec que parecía ajeno a todo aquello y pensé que quizá era una fiesta de recibimiento, pero cuando note que todos estaban vestidos de gala, quise descartar esa posibilidad. Cuando pusimos los pies en el jardín, la música se detuvo y todos dirigieron sus miradas hacia donde estábamos parados Alec y yo. En muchas miradas vi anhelo, felicidad, y en todas y cada una de ellas, asombro y una sonrisa que se extendía a todo lo ancho de sus caras.
—¡AHHHHH! —grito Grecia caminando apresurada, tanto como sus tacones en el pasto se lo permitían. — ¡Voy a ser tía! ¡Voy a ser tía! —grito emocionada, tocando con suavidad mi vientre.
—Yo también—se apresuró a apuntar a Iker divertido, quizá él era el único que lo sabía. Alec y yo habíamos estado de acuerdo en no decirle nada con respecto al bebé, pero supongo que no pudo resistir contárselo a su hermano. Grecia me abrazo con cuidado y me beso la mejilla en repetidas ocasiones. Todos comenzaron a acercarse abrazarnos, besarnos y decirnos lo felices que estaban de tenernos de vuelta, y trayendo a un miembro nuevo a la familia. El último en acercarse a mí había sido tío Michael. Me miro cauteloso y serio, por un momento pensé que estaría decepcionado, pero mi opinión cambio cuando lo vi esbozar una sonrisa. Se acercó abrazarme con cuidado de no presionarme el vientre y me susurro. —Voy a ser abuelo—estaba feliz, melancólico, y lleno de dicha, cada palabra de esa frase que salió de su boca me decía que se sentía muy feliz. Todos murmuraban y decían cosas con sonrisas impresas en sus rostros cuando Alec noto una pequeña ausencia.
—¿Dónde esta Isa..? —Alec no pudo terminar la frase cuando se escuchó la vocecita cantando la misma canción con la que la había conocido, aquel día en el parque. Eventualmente venia de la mano de Leila, subió la mirada y se encontró rápidamente con la de Alec, se detuvo y paró el canto también, abrió los ojos como platos y soltó la mano de Leila, corrió hacia Alec que se agacho para tenderle los brazos y levantarla, la beso, la beso mucho y pude notar una cristalina lagrima resbalar por su mejilla y en el trayecto pude notar que también Isabella lloraba. Isabella le susurro cosas y Alec hizo lo mismo. Cuando pareció que terminaron me observo a mí y de inmediato noto el bulto en mi vientre, volvió a abrir mucho los ojos.
— ¿Qué fue lo que te paso? —pregunto anonadada, removiéndose para que Alec la bajara, reímos por su comentario en tanto ella se acercaba a mi vientre.
—Oh ya se—dijo entusiasmada.
— ¿No me digas que hay un bebé creciendo ahí dentro? —le sonreí bajando la mirada hacia ella, mientras ella acercaba su oído a mi vientre.
—Vas a ser tía—susurre tomando su mano. Me miro con esa mirada brillante llena de emoción y le devolvió la mirada a Alec, que asintió en su dirección, sonriéndole de manera paternal.
—Bien, bien. No pretenden comenzar la fiesta sin mi verdad. —por supuesto que había notado su ausencia, él era el único que no nos había saludado aun, sonreí muy ampliamente buscando de donde venía su voz y lo vi abriéndose paso del otro lado del jardín.
—¡Pat! —dije acortando la distancia entre nosotros, contesto a mi saludo, llegando frente a mí, abrazándome con sumo cuidado y besando mi frente.
—Me encanta que estén aquí—dijo, por un momento creí que hablaba de Alec y de mí, pero toco mi estómago hinchado y luego me miro a los ojos, hablaba de bebé y de mí.
—Espero que me hayas extrañado Pat—dije divertida.
—Más de lo que imaginas—caminamos juntos hasta donde estaban los demás y Pat saludo a Alec, unos minutos después de comentarios compartidos, sobre lo mucho que se alegraban que estuviese embarazada y de tenernos de vuelta.
— ¿Qué doctor estaba viendo el embarazo? —pregunto Grecia.
—La doctora Smirnov, Alec y yo decidimos que fuera ella quien siguiera llevándolo así que llegara mañana aquí a Nueva York y no se ira hasta que nazca—conteste aferrándome a la mano de Alec.
—Bueno, bueno, ya habrá momento de hablar del bebé, hay una propuesta que Alec tiene que hacer antes de que se nos termine la noche—dijo Pat. Los mire a Alec y Pat interrogante de manera alternada. Se hizo un silencio sepulcral y Alec se giró hacia mí, suspiro y me miro a los ojos.
—Hagamos esto bien nena—me susurro, pero todos estaban expectantes de lo que pasaba entre nosotros. Jackson se acercó con una caja blanca, con un bonito moño dorado, la abrió y comenzó a sacar cosas de su interior. — ¿Quieres formar una familia conmigo? —pregunto sacando un conjunto blanco de ropa de bebé. Estaba emocionada, mucho, las palabras me faltaron y el siguió hablando. — ¿Quieres ser parte de mi vida, hoy, mañana, y siempre? —saco una caja aterciopelada azul rey. La abrió, había un precioso anillo entonces pude conectar mi cerebro y procesar que era lo que estaba pidiéndome. Me puso el anillo y yo solo pude titubear una afirmación llena de emoción.
—Si...por supuesto que quiero—dije llevando mis manos a sus mejillas y parándome de puntillas para besar sus labios.
—Bien tenemos una boda que llevar acabo—dijo Pat sacándonos de nuestra burbuja.
— Espera...¿Nos casaremos ahora? —pregunte mirándolos a todos que sonreían sin dejar de hacerlo. —Si tú no tienes ningún inconveniente si nena.
—Pues casémonos entonces—dije entusiasmada y nerviosa. Los nervios de una boda que deseas, los nervios traicioneros, no de indecisión si no de
auténtica felicidad.

PREFIERO MORIR ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora