56.- Esta placa tiene sus ventajas.

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Miranda


Tome su mano, emocionada. Era la primera vez en mucho tiempo que hacia esto con alguien, cuando venía lo hacía sola. Grecia estaba en Inglaterra, no corría conmigo pero le gustaba observarme y a veces accedía a ir de copiloto, aunque se bajaba como acariciando el asfalto por el terror que le daba que pudiéramos tener un accidente a tan altas velocidades, yo me limitaba a reírme de ella por su evidente cara de resignación por ir conmigo y al mismo tiempo de inminente miedo. Patrick había venido un par de ocasiones conmigo, también le gustaba correr y lo hacía muy bien, no me cabía la menor duda de que en una persecución seria mi piloto estrella. En esta ocasión había pedido dos autos, mi favorito en color negro, el Marbella Ferrari de última generación y para Alec, el Corvette Z06 en amarillo, estaban juntos no muy lejos de donde había dejado el Audi custodiado por Carter.

—Si no te molesta tomare el Marbella, Alec—Alec asintió sonriendo.

—¿Tengo otra opción, linda?

—No de hecho no, este es mi bebé así que iras en el Corvette—dije mientras le lanzaba las llaves desde la puerta del Marbella, en un movimiento elegante y diestro las atrapo mientras me guiñaba el ojo—Bien Alec, eres el primer hombre después de Patrick con el que vengo aquí, suelo hacerlo sola, pero en vista de que me salvaste la vida y de que te quiero como te quiero, creo que era hora de que supieras un poco más de mí, empezando por mi evidente pasión por las altas velocidades y los automóviles de esta talla—dije recargada en el capo del coche, observándolo mientras señalaba ambos autos—No te accidentes por favor—dije divertida mientras le guiñaba el ojo coqueta.

—Me subestimas, nena.

—No, es solo que soy algo buena en esto—sonrió pasando una mano por su cabello, se veía jodidamente sexy y al lado del Corvette, ¡dios!, era casi imposible resistirse al impulso de lanzarme sobre él—Es una línea de asfalto hasta donde alcanza la vista, Alec he alcanzado los trecientos km/h y aun así no he llegado al final, también se me dan las curvas a alta velocidad, pero no sabía si tú también podías con ellas así que por seguridad elegí esta pista—el viento comenzaba a soplar de manera tenue haciendo que mechones de mi cabello volaran con total libertad en direcciones diferentes—Es ida y regreso, Alec, quien llegue primero hasta aquí...gana—termine de decir.

—Excelente—afirmo y subí al auto. Definitivamente lo extrañaba, tenía mucho tiempo que no lo hacía, la adrenalina comenzó a correr ansiosa por mis venas y una descarga de emoción se apoderó de mi cuerpo, cerré la puerta y dirigí la mirada hacia el Corvette que tenía en un lado, observe como Alec bajaba los vidrios del auto, bajo un poco sus lentes para darme vista a sus ojos, me miro decidido y los subió en un movimiento elegante con su dedo índice, sonreí coqueta y escuche como encendía el Corvette que ronroneo como león adormilado, volví a mirarlo, con la cantidad de adrenalina corriendo por mis venas y con ese adonis de hombre con lentes estilo aviador tras el volante de un majestuoso Corvette, hacía que mis entrañas se contrajeran deseándolo, casi estaba jadeando de verlo así, y mi subconsciente me regaño por el hecho, si no me controlaba, Alec terminaría ganándome en mis terrenos y la parte competitiva de mí, no permitiría eso de ninguna manera. Sacudí la cabeza ligeramente para librarme de esos pensamientos subidos de tono que estaba teniendo con Alec ahora mismo en el interior de alguno de los dos esplendidos coches, mi subconsciente volvió a regañarme <<Deseo y adrenalina, es una mala combinación, si  lo que quieres es ganar>>.

Encendí el auto y una leve vibración por la puesta en marcha del motor me recorrió la espina dorsal, el ronroneo se escuchó a la par del de Alec, pise el acelerador sin ponerlo en marcha haciendo que un rugido escapara de mi coche, Alec me miro sonriendo e imito mi acción, ambos autos rugían sin alguna coordinación entre ambos, observe el semáforo que Carter acababa de poner a funcionar, el rojo parpadeaba indicándonos que nos preparáramos para salir disparados, el color ámbar se hizo presente en el semáforo, observe de reojo a Alec que tenía la vista fija en el parabrisas, pero me volví de inmediato para no distraerme más con su mortífero atractivo tras el volante de ese auto, el verde se encendió acompañado del estruendo de la pistola de las balas de salva que en un extremo Carter había disparado como señal de salida, ejecute la primera velocidad y pise el acelerador a fondo, las llantas chirriaron, no supe si las de Alec también, en este momento solo estaba yo frente a una gran pista recta de asfalto que esperaba ansiosa que la recorriera, la adrenalina sustituyo la sangre de cada una de mis venas, observe como se movía la aguja hacia la derecha demasiado rápido, en este momento estaba por alcanzar los 200 km/h y Alec estaba apenas unos metros detrás de mí, quizá fui algo injusta dejándole el Corvette sabía de sobra que el Marbella corría un poco más, pero yo misma he comprobado de que si sabes en que momento acelerar y maniobrar con las velocidades podría ganarle a este auto luz, seguí concentrada en maniobrar adecuadamente las velocidades y el acelerador, un descuido y Alec me alcanzaría y rebasaría sin ningún problema. Observe los señalamientos que indicaban que el fin de la carretera estaba cerca alcanzando los 280 Km/h, derrape usando el freno de mano para dar vuelta, me sentí majestuosa de haber podido hacer ese giro de manera impecable, cuando me incorpore a la línea de asfalto de regreso, Alec hizo lo mismo y le sonreí coqueta guiñándole un ojo para pisar el acelerador a fondo una vez y salir disparada de ahí, de su cercanía, escuche derrapar las llantas de Alec no muy lejos de mí, sonreí triunfal porque tenía la victoria en el bolsillo, pero aun así no aflojaría en la recta final. A punto de llegar, a unos metros del punto de partida, observe los 295 km/h, use el freno de mano una vez más para darle la vuelta al Marbella de manera espectacular haciendo que un humo blanco saliera de las llantas, apague el motor y baje del auto de manera elegante cubierta totalmente por el humo blanco, de un momento a otro el Corvette rompió la muralla de humareda blanca, apago el motor y bajo del auto pasando la mano por su cabello, dirigiéndose a mí, caminando elegante y seductor.

—Nada mal, Anderson.

— ¿Nada mal? Te gane, cariño—dije rodeando su cuello con mis manos.

—Con un auto más veloz que el mío, era normal, eso de cierta manera es trampa, linda.

—Oh no, no te justifiques, Hoffmann, acepta que te gane—rodeo mi cintura, pegándome a su torso, me quite los lentes de sol y luego quite los suyos metiendo ambos lentes en mi bolso.

­—Me encantan tus ojos—dije coqueta mientras enredaba mis dedos suavemente en su cabello.

—Pues me encanta escuchar que lo digas—deposito repetidos besos en mis labios, tomo un mechón de cabello que estaba demasiado cerca de mi boca enrollándolo en mi oreja, y observo con detenimiento mis ojos, perfilo mi nariz con su dedo índice, para luego hacerlo con mis labios, su roce era exquisito y tan solo lograba provocar que los músculos de mi cintura para abajo se contrajeran produjendome una incitación y deseo incontrolable por el hombre que me sostenía por la cintura, mi respiración comenzaba a acelerarse y mi pulso se volvió errático, reprimí un jadeo para poder hablar.

—Deja de hacer eso, si no quieres que terminemos desnudos en el asfalto—dije seductora sonriéndole tímida.

—A mí no me molestaría, pero porque...no...mejor... dentro... del... Marbella... o del... Corvette—dijo depositando castos besos en mis labios mientras hablaba.

—Nada me gustaría más, pero no cuando tenemos compañía—lo bese una vez más, deleitándome con la suavidad de sus labios, definitivamente este hombre me tenía hechizada, en un hechizo del que no quería ser liberada.

—Pero que escena tan mas conmovedora y pasional—escuchamos la femenina voz que casi estaba gritando a unos pasos de nosotros, reconocí la voz casi de inmediato, pero tuve que observarla para cerciorarme de que era ella.

—Si verdad, somos una pareja encantadora—dije arrogante mientras me separaba de Alec.

—Se vería mejor conmigo...pero disfrútalo mientras puedas.

— ¿Cómo te dejaron pasar? —cuestione molesta.

—Veras...tener esta placa tiene sus ventajas.

PREFIERO MORIR ©Where stories live. Discover now