104.- Sin derecho a fianza.

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— ¿Pat...? —insistí, mientras el dejaba el cepillo sobre la cama y tomaba mis manos, se aclaró la garganta y paso un lado de mi cabello detrás de mi oreja.
—El, bueno...—titubeo y yo sentí que me daría otro ataque de pánico, me obligue a recordar como respirar y a mantenerme en calma.
—Las cosas se le complicaron...
— ¿Está bien? ¿Esta...?— lo interrumpí sin dejar que terminara y el pareció leerme la mente.
— ¿Vivo? Si, está vivo...—trago saliva de nuevo y hablo.
—Michael está encargándose de todo, hace unos días se decidió dictarle sentencia, después del fiasco de aquella noche en la bodega callo en coma, precisamente despertó ayer y ayer mismo tuvimos al juez, el jurado y toda la prensa intentando capturar el momento, toda la ciudad sabe lo que paso, o por lo menos tienen una versión de los hechos...
— ¿Una versión de los hechos?
—Sí, una versión en la que es culpable de todo.
— ¿Todo?
—Sí, de todo, tu supuesto secuestro, huir del buro de investigación, posible encubrimiento, por primera vez tu apellido está en riesgo. Tú y Michael están en riesgo de ir a la cárcel. Si Alec declaraba en contra de ustedes, se salvaría el pellejo o por lo menos aminoraría la condena y ustedes irían a la cárcel. Pero decidió guardar silencio y ayer le dictaron sentencia.
— ¿Por qué haría algo así? ¿Guiado por qué? Dijo no amarme, no lo entiendo—Pat sonrió de medio lado y acaricio mi mejilla viéndome de manera tierna.
—Te dijo eso porque quería mantenerte con vida, para salvarte dijo que no te amaba ¿acaso eres tú la única que no se da cuenta de que ese hombre está loco por ti? —sonreí de medio lado y retire ese pensamiento para darle paso a lo que de verdad importaba en ese momento, si Alec iba a la cárcel todo esto del sacrificio por mí se iría a la mierda.
— ¿De cuánto la condena? —pregunte temerosa de la respuesta.
—25 años...—musito Pat mientras acariciaba mis manos con las yemas de sus pulgares. Casi me da un ataque de pánico cuando lo dijo, veinticinco años era demasiado.
—Igual podemos pagar la fianza—Pat resoplo y negó con la cabeza.
—Sin derecho a fianza—dijo mortificado, me lleve una mano a la cabeza, sintiendo que me punzaba, era demasiada información desagradable que digerir después de haber despertado de no sé cuántos días de sueño reparador que hasta este momento me había parecido de verdad reparador, ahora sentía la extremidades pesadas y tenía la necesidad de tomar la almohada y gritar hasta que se me desgarrara la garganta y de llorar hasta los ojos me dolieran y las lágrimas de mi cuerpo se extinguieran. Aún tenía que hablar con el sobre el beso con Tania y lo que me dijo, pero todo eso comparado con que me lo arrebatarían por 25 años no tenía si quiera comparación.
—Pat no podemos permitir que lo encierren...—dije con un deje claro de desesperación en el tono de voz.
— ¿Y qué crees que Michael está haciendo? Solo hay una razón para que no esté aquí con su niña que acaba de despertar después de pensar que moriría.
—Mejor, que se encargue de eso, aun no le perdono que me hubiese dado la espalda—dije haciendo un puchero, Pat me miro enternecido y volvió a hablar conciliador.
—Estuviste a punto de morir 2 veces en el último mes, deja de no perdonar gente y ámalos, quiérelos y disfruta de la gente que está hoy contigo, quizá mañana el destino no amanezca a tu favor para disfrutar de un día más—con su pequeño discurso recordé lo que dije la última vez que salí del hospital, tenía razón, después de todo este alboroto no sabía que rumbo tomaría mi vida y necesitaba aprovechar a las personas que amo mientras pueda hacerlo.
—Su prioridad era que despertaras, ahora que lo has hecho sabe que la única forma de que puedas perdonarlo, es impidiendo que el amor de tu vida vaya a la cárcel. Eso es lo que está haciendo; impidiéndolo. —me quede en silencio sopesando lo que me había dicho entonces el rostro y el nombre de alguien se pasó por mi mente.
— ¿Qué hay del agente Taylor? —pregunte, mientras me removía, los vendajes en los pies comenzaban a darme comezón.
— ¿Taylor Ryder? —pregunto Pat, mientras yo asentía en afirmación.
—Bueno él está bien, una herida de bala, y fue posible sospechoso y cómplice los primeros días, pero al no encontrar más pruebas en su contra y el poco confiable en que se había convertido la declaración de Tania, decidieron desestimar el caso y solo lo suspendieron por unos meses de su puesto. Así que está bien. Aunque aún me parece demasiado injusto que hayas usado tus encantos para que Taylor te apoyara en tu locura. —dijo sonriendo de medio y guiñándome un ojo. Después de una risita que se me escapo, reino el silencio en la habitación, quería ver a Alec, necesitaba verlo con mis propios ojos y cerciorarme de que estaba bien.
—Pat, quiero verlo, necesito verlo...—me miro condescendiente y tomo su barbilla para dirigir su mirada a mis pies.
—No puedes caminar, además su habitación está vigilada por la policía—dijo tratando de ser suave, hablo como si estuviera negándole algo a un niño pequeño.
— ¿Por favor? —insistí mostrándole mi mirada más tierna.
Pat resoplo y me sonrió de medio lado —Está bien, pero yo te llevare—dijo levantándose llamando a la enfermera que hasta hace poco había estado ayudando a Andrew.
—Señorita yo recomendaría que no saliera aun, debe de reponerse primero acaba de despertar. —dijo la enfermera regañándome, pero nada de lo que me dijera serviría para desistir de la firme intención de ir a ver a Alec en ese momento.
—Créame cuando le digo, que ni aunque le dijeran que hay una bomba nuclear cruzando la puerta del paciente al que quiere ir a ver, desistiría de ir—dijo Pat divertido mientras la enfermera soltaba una risita y acomodaba la silla de ruedas. No me dejarían caminar por las quemaduras que sufrí en los pies, y tampoco me sentía muy dispuesta, mis piernas habían pasado mucho tiempo inmóvil y las sentía demasiado frágiles y débiles. La enfermera nos dirigió a la que supuse seria la habitación de Alec y Pat empujaba la silla. A medida que nos acercamos pude notar que varios hombres con trajes custodiaban la puerta a la que nos acercábamos y otros más con uniformes de policía. Nos detuvimos y uno de los hombres me miro con desinterés y hablo con suma indiferencia.
—Las visitas para este paciente no están vigentes—dijo mirándome de soslayo y después volvió a mirar hacia el punto de la pared donde había estado observando.
—Solo serán unos minutos—dije tratando de sonar amable, el que me negaran la entrada me había enfurecido un poco. Volvió a mirarme de reojo y luego a Pat y negó rotundamente sin siquiera considerarlo.
—No—dijo secamente, entonces intente levantarme, pero no lo logre, mis costillas protestaron y mis pies también, además las piernas me flaquearon. Pat me sentó de nuevo de manera cuidadosa.
—Caballero solo será un momento, no es como que esta mujer convaleciente pueda ayudarlo a escapar. —abogo Pat por mí, pero ni eso funciono solo gano otra mirada de indiferencia.
— ¡Bien! ¿Con quién carajos tengo que hablar para que me dejen pasar? ¿Quién es su superior? —comencé a gritar, estaba desesperándome y el cansancio y el dolor no me ayudaban para nada.
— ¿Qué sucede aquí? —escuche la familiar voz de tío Michael, me gire para ver su cara, estaba guardando su teléfono celular, se acercó a mí, acaricio mi cabello y miro interrogante al hombre que custodiaba la puerta.
—Nadie tiene autorizada la entrada a esta habitación a menos de que sea personal del hospital señor Anderson—el hombre se reacomodo la corbata cuando termino de hablar. Tío Michael pareció sopesarlo y lo miro con decisión.
—Serán solo unos minutos, me responsabilizo de ella y de su estancia ahí dentro. Se lo diré a mi abogado para que tramite el permiso de visita si eso lo hace sentir mejor oficial—hablo autoritario, el hombre no contesto, resoplo molesto y asintió con la cabeza. Tomando la manija y abriéndonos la puerta. Articule un <<gracias>> con mis labios hacia tío Michael y Pat me empujo dentro de la habitación, dejándome al lado de la cama de Alec. Estaba acostado boca abajo y seguía dormido.
—Te dejare a solas con el ¿está bien?, volveré en unos minutos. Intenta no asesinarlo—me susurro Pat mientras se alejaba hacia la puerta, la cerro detrás de él dejándome ahí dentro. Su respiración estaba relajada, su espalda subía y bajaba cubierta por una sabana, pero pude notar sus vendajes. Me acerque a su rostro, estaba muy guapo, con una barba de varios días y parecía tan sereno mientras dormía, me deleite con esa hermosa imagen. Lleve mi mano sana a acariciar su barba y aunque seguía dormido comencé a susurrarle con su rostro a centímetros del mío.
—Yo solo...quería cerciorarme de que estabas bien—musite mientras peinaba su cabello detrás de su oreja. —Tengo tanto que decirte y tan poco tiempo Alec—gemí dejando escapar un sollozo. —Te odio por haberme roto el corazón... —susurre sin dejar de acariciar su cabello y su barba intercaladamente—Y te amo porque sé que lo hiciste para mantenerme con vida—sentí el nudo en mi garganta crecer. —Y aunque hayas dejado que Tania te besara, te necesito conmigo, porque mi vida sin la tuya no es vida, porque me siento perdida, vacía, y sin sentido si no estás conmigo. Y aunque sé que todo lo malo que te ha pasado es por mi culpa, sé que puedo recompensártelo...—solloce con las lágrimas saliendo sin control, ni siquiera me di cuenta de en qué momento comencé a llorar.
— ¿Todo lo malo? Si todo lo malo implico el conocer a la mujer de mi vida, está bien, todo valió la pena...—musito con voz ronca mientras comenzaba a abrir los ojos, sonreí como tonta mientras limpiaba mis lágrimas con la mano sana.
— ¿Estuviste despierto todo el tiempo?—afirme clavando mis ojos en los suyos. —Solo desde la parte donde dices que me odiabas—sonrió de medio lado y siguió hablándome mientras mantenía sus ojos en los míos.
—Soy un tonto, pero soy tu tonto, de nadie más—sonreí ante su afirmación y entonces me di cuenta que no podía dejar de amarlo aunque me obligara a hacerlo.

PREFIERO MORIR ©Where stories live. Discover now