53.- Cortesía de Henry Wilson.

1.6K 119 9
                                    


Miranda


—Deja que Andrew te revise...y veremos lo de borrar los rastros de ese malnacido. Podemos arreglarlo, linda—dijo seductor, totalmente seguro de él, se le veía tan sexy cuando hablaba de esa manera, trague saliva con dificultad como resultado de su provocadora proposición, se apartó de mi lado depositando un tierno beso en mis labios.

Lo vi desaparecer por la puerta ansiosa de él, de su piel, de sus besos, sus manos, sus caricias. Nunca antes había estado deseando tanto a alguien, como en este momento mi cuerpo deseaba a Alec.
Me deshice del resto del vestido que solo cubría mis pechos, me puse un sostén y unas bragas a juego para poder ser revisada por Andrew, una bata para no salir exclusivamente en ropa interior y salí del baño para observar la expresión divertida de Andrew que se encontraba de pie a un lado de mi cama esperándome.

—Lamento haberlos interrumpido, ­­­Miranda, pero entre más pronto te revise más pronto podrán meterse en la cama, con mucho cuidado claro, tus moratones están a flor de piel así que será doloroso si lo intentas ahora—lo mire irónica tratando de esconder que me había leído el pensamiento en cuanto a mis deseos de tirar a Alec sobre mi cama y hacer el amor hasta que los rastros de Henry hubiesen desparecido de mí.

— ¿Intentar que Andrew? —pregunte tratando de sonar incrédula.

—Sabes a lo que me refiero...digamos que el amiguito de Alec no es muy discreto—dijo tratando de reprimir una carcajada y creo que por primera vez después de mucho tiempo sentí los colores subírseme al rostro, lo mire tratando de sentirme indignada. Deje que Andrew me revisara de pies a cabeza quitándome la bata para darle pasó a que examinara los moratones regados por todo el cuerpo, el más preocupante era el del pómulo y el dolor de las costillas. Cuando termino de revisarme entera, me volví a poner la bata y me incorpore recargándome en la cabecera de la cama.

—La herida de la cabeza parece no tener secuelas y no tienes ninguna herida que necesite puntadas, necesitaras unos analgésicos algo fuertes para controlar el dolor de las costillas y en cuanto a lo de tu pómulo no encuentro más solución que desinflamatorios, y días para que el escandaloso color baje, lo que más preocupa en este momento es que te hidrates y comas algo, y por supuesto que duermas, tu cuerpo necesita recuperarse, así que abstente del sexo por lo menos por unos días ¿de acuerdo? —lo mire frunciendo el ceño en evidente desacuerdo.

—Vale solo unos días, Miranda, ninguno de los dos morirá—dijo evidentemente divertido guardando sus artilugios de médico.

—Eso lo decidiré yo, Andrew, no me vigilaras todo el tiempo así que...—dije picara, guiñándole un ojo triunfante.

—Iré a revisar a todos abajo—dijo negando con la cabeza y sonriendo levemente, salió de mi habitación cerrando la puerta tras él, entre en el baño, me duche disfrutando del agua caliente recorrerme y después de treinta largos minutos bajo el chorro del agua salí, enrede mi cuerpo en una toalla y me seque el cabello con ayuda de la secadora, cuando estuvo totalmente seco, me dirigí a mi armario, elegí ropa interior, una de mis pijamas; mini short y camiseta a tirantes a juego y salí de mi armario sintiéndome renovada, y principalmente limpia.

Casi como su estuviera cronometrado, justo cuando me subí en la cama, entro Grecia con una bandeja con comida en mi habitación, la deposito en la mesita de noche y se sentó a mi lado brincando en la cama, haciendo que me moviera al ritmo de sus brincos, sonreí recordando viejos tiempo en los que las pijamadas se volvían concursos de saltos en la cama y peleas de almohadas interminables.

—Ensalada Ceaser y zumo de naranja ¿Qué te parece el menú? —pregunto divertida, observándome.

—Me parece estupendo—observe su rostro, su impoluta piel estaba invadida por un pequeño bendolete en el pómulo.

—¿Estas bien? —dije haciendo referencia a la herida.

—Ah esto...no es nada, tan solo un rasguño que según lo que dijo Andrew no dejara cicatriz—dijo despreocupada mientras señalaba el pequeño trozo de cinta blanca en su pómulo.— ¿Tu, estas bien? —pregunto curiosa observando mi pómulo amoratado, el color que había tomado era de dar miedo pareciese que me estaba pudriendo por dentro y nadie me lo había dicho aun.

—Estoy...bien, supongo...estoy algo machacada, cortesía de Henry Wilson, adolorida y cansada, pero estoy en casa, y las personas que más me importan regresaron con vida después de mi rescate, así que digamos que tengo suficientes motivos para estar bien—exprese sonriéndole a la mujer que tenía frente a mí, jamás me cansaría de agradecerle por haber ido también en mi rescate, pero tampoco me cansaría de reprenderle que haya puesto su vida en riesgo debido a su evidente inexperiencia, que por supuesto no demostró al tener un arma en sus manos.

—Lo que importa es que estas aquí, estas viva y a salvo... la idea de que regresaras sin vida me hacía perder la cordura, eres mi única y mejor amiga, somos hermanas, Miranda y no podía permitirme quedarme en mi zona de confort mientras los demás arriesgaban su vida para traerte de vuelta.

—Te entiendo y te agradezco que lo hayas hecho Grecia, no sabes cuánto aprecio tu gesto, pero pusiste tu vida en peligro...yo no me habría perdonado que te hubiese pasado algo en tu intento de ayudar—Grecia frunció el ceño, pareciese ser que todos la habían estado reprendiendo desde que habíamos vuelto a casa—Aunque debo reconocer que tu destreza para disparar es muy buena, incluso cuando no habías disparado nunca—exprese haciendo que me mirara a los ojos con una pizca de ilusión en ellos. —Sin contar que tío Michael casi parece desfallecer cuando te vio plantada en la habitación apuntando con decisión a Henry, creo que todo salió bien—exprese divertida haciendo que sus labios se curvaran en un sonrisa—¿Cómo están todos haya abajo? —pregunte mientras Grecia me pasaba la bandeja para que comenzara a comer.

—Están bien, Evan y Alec tienen más secuelas de la golpiza que heridas del día de hoy, aunque la medicina sedante de Andrew funciono a la perfección ya casi están como nuevos—dijo Grecia sonriendo de oreja a oreja—Pat, también está bien, el sí necesitó unas cuantas puntadas, pero nada de qué preocuparse y...tío Michael parece nuevo, se ducho y se cambió y casi pareciese que no pasó nada...mamá parece haberse relajado, aun esta algo molesta por mi desobediencia, pero parece que el tenernos aquí juntas, vivas, y lejos del alcance de la loca de Samanta y el maniático de Henry la tranquiliza—reímos un momento juntas, mientras se tiraba a mi lado subiendo los pies a la cama, la ensalada Ceaser le estaba cayendo muy bien a mi estómago, aunque hubiese preferido algo con más carbohidratos. Casi termine de comer y Grecia se había mantenido en silencio, mientras le daba el último trago a mi zumo de naranja note que Grecia me miraba como escudriñando en mi psique más interno.

— ¿Qué sucede? —pregunte divertida limpiando la comisura de mis labios con la servilleta.

—Pensaba en cómo pudiste estar tanto tiempo sin perdonar a Alec...pero después recuerdo que eres Miranda terca y orgullosa Anderson y entonces encuentro la respuesta—dijo irónica. Tome uno de los cojines para golpearla suavemente mientras me regresaba el golpe con otro de los cojines—Transpiran amor por todos los poros Miranda—dijo haciendo un ademan con las manos como atrayendo un olor hacia ella.

—Transpiraremos lo que podamos transpirar, deja de bombardearme con preguntas y dime que hay de ti...¿no te gustaría transpirar amor?—dije sonriendo logrando que un brillo centelleara en sus azules ojos, me miro, suspiro ruidosamente y bajo la mirada hacia sus manos que se movían ansiosas.

—El hombre que me interesa transpira amor por ti, Miranda... —hizo una pausa y por un momento pensé que hablaba de Alec—Desde la preparatoria—agrego y suspire aliviada <<Grecia está interesada en Evan>> hablo mi subconsciente sonando diplomático.

PREFIERO MORIR ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora