32.- Un resfriado no me matará.

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Alec


La abrace tratando de controlar las lágrimas que salían de sus ojos, no soportaba verla llorar de esa manera, estaba enojada, destrozada y todo por mi culpa. Estaba en todo su derecho de estar enojada, pero la impotencia que me envolvía al saber que ella no quería escucharme me llenaba de inquietud, note que su corazón se aceleró de manera considerable y comenzó a respirar con dificultad y de un momento a otro su cuerpo dejo de responder, se desplomo en mis brazos, la mire, tenía los ojos cerrados pero aun respiraba, estaba inconsciente y era normal, aún estaba demasiado débil por toda la sangre que había perdió un día anterior, me levante del suelo llevándola en mis brazos al interior de la casa, estábamos escurriendo, pero eso no me preocupaba, me preocupaba Miranda, si su estado empeoraba gracias a mi insolencia de venir a buscarla y hablar con ella bajo la lluvia no me lo perdonaría.


Andrew Johnson el médico de la familia llegó y la reviso.


— ¿Cómo está? —pregunte preocupado y ansioso.

—Estará bien Alec...pero alguien puede explicarme qué demonios hacia expuesta a la lluvia, le recomendé estricto reposo, perdió mucha más sangre que cuando Michael recibió el balazo, está demasiado débil hasta para levantarse de la cama—trague saliva pensando en cómo explicarle pero nada se me ocurrió.

—Larga historia Andrew—Miranda se removió en su lugar para luego abrir los ojos despacio, llevándose la mano derecha a la cabeza mientras intentaba incorporarse en su cama, Andrew impidió que se levantara poniendo sus manos en sus hombros.

—Más despacio Anderson, te exigí estricto reposo y saliste a dar una caminata bajo la lluvia—dijo Andrew en tono de regaño, Miranda sonrió insolente mientras me miraba de reojo.

—La lluvia es reconfortante y las caminatas también por que no combinarlas querido Andrew.

—Estoy de acuerdo, pero no cuando recibiste una herida de bala, perdiste mucha sangre y estás demasiado débil, ni siquiera has recuperado el color del rostro, Miranda.

—Regañándome no me regresara, Andrew.

—Pues no me orilles a hacerlo Miranda, necesito que te cuides, si lo haces podrás regresar a tu vida cotidiana mucho más pronto, fue una suerte que Alec te trajera adentro...tienes un buen novio—dijo Andrew recogiendo el equipo médico que había traído para revisarla, Miranda frunció el ceño y me miro de manera fugaz para evitar mi mirada.

—Ya...no es mi...novio—titubeo arrastrando las palabras y yo sentí que algo dentro de mí se desmoronaba, escucharla decir esa combinación de palabras me lastimaba de tantas maneras.

—Oh, lo siento mucho, no quise ser inoportuno.

—No lo eres Andrew, pierde cuidado—dijo Miranda mientras me miraba de nuevo.

—Bien, toma tus medicamentos, Miranda y por favor guarda reposo no quiero repetírtelo de nuevo.

—Ya lo veremos Andrew—Andrew la miro con desaprobación antes de salir de su habitación. Me quede ahí con ella en silencio hasta que escuche su voz.

—Estas empapado deberías de darle tu ropa a Jessica para que la ponga a secar—dijo despreocupada tratando de ocultar la evidente preocupación que sentía por mi salud.

—Yo, me daré una ducha para evitar un resfriado, deberías hacer lo mismo en tanto se seca tu ropa Alec, toma cualquiera de las habitaciones de huéspedes—dijo levantándose de la cama caminando hacia su baño, escuche el agua correr y me acerque a la puerta que estaba entreabierta, el vidrio de su regadera se había empañado de manera muy rápida, estaba de perfil y pude ver su silueta en todo su esplendor tenía un cuerpo de infarto, digno de una diosa, me relamí los labios recordando las noches que había pasado con ella y el deseo de entrar con ella en la ducha me invadió por completo, camine sigiloso acercándome cada vez más, me quite el pantalón, la chaqueta de cuero y la remera que llevaba quedándome solo en ropa interior, camine hacia la puerta de la regadera tomando la perilla decidido a entrar para hacerle saber con mis besos y mis caricias lo mucho que mi cuerpo la extraña y la necesitaba, abrí la angosta puerta de cristal, abrió los ojos como platos e intento cubrirse como pudo.

PREFIERO MORIR ©Where stories live. Discover now