7.- La llamada.

4.1K 320 2
                                    

—Ese me encanta, que sea ese Alec… ¿a ti te gusta? —pregunte para no sonar como una mandona, se acercó a mi caminando como si se encontrara en una pasarela, lo que me pareció divertido y una risita se me escapo.

—Si a ti te gusta Miranda, este será, además creo que me hace ver aún más atractivo—lo mire con desaprobación para no darle la razón, pero lo cierto es que la tenía, pareciese que ese traje había sido hecho a su medida y su único objetivo era resaltar sus ya llamativos atributos, se miraba en el espejo de distintos ángulos, mientras el hombre que se encargaba de hacer el traje a su medida, tomaba medidas.

—Señorita no creo que sea necesario hacer ningún ajuste, el traje le queda a la perfección al caballero.

—Eso es una excelente noticia porque no lo llevaremos ahora mismo—me dispuse a sacar mi cartera para pagar el traje cuando Alec puso su mano sobre la mía inmovilizándola, impidiéndome que la sacara.

— Alec tenemos que tomar un vuelo en un par de horas, salir de aquí ahora sería lo más indicado si queremos alcanzarlo.

—Estoy de acuerdo Miranda, pero no dejare que pagues el traje, lo pagare yo.

—Sí, que gracioso, yo te traje aquí, yo lo pagare.

—Pues no lo harás—dijo mientras me quitaba el bolso y la cartera de manera casi infantil, lo que me pareció divertido, una sonrisa trataba de asomarse de mis labios, pero hice lo que pude para mantener el ceño fruncido en un falso enojo que ni siquiera yo me creía.

— ¿Crees que eso me detendrá Alec? ¿Enserio? —sonreí anchamente, percatándome de lo expectantes que estaban las mujeres de la tienda a la escena que estábamos llevando acabo Alec y yo.

—Mira el poder del apellido Anderson Alec. Póngalo a mi cuenta señorita.

—Enseguida señorita Anderson ¿algo más en lo que pueda ayudarle?

—Agregue la camisa y la corbata que tenía el conjunto por favor—la chica hizo lo que le pedí, puso todo en una bolsa y el traje lo coloco en una gran funda negra, observe como Alec me miraba sosteniendo mi bolso aun, le dedique una sonrisa triunfal que él me devolvió para acercarse a donde me encontraba, Alec tomo la caja y la funda pero antes me extendió mi bolso, lo tome llevándomelo al hombro.

—Apresurémonos, debo pasar a mi casa aún. Debo empacar unas cosas y tenemos el tiempo justo—le explique mientras caminábamos a donde estaba mi deportivo, y entonces recordé que habíamos ido en mi auto y que no podía dejarlo irse en transporte público o jamás llegaría para la hora que estaba programado el vuelo.

—Haremos lo siguiente Alec, te llevare a tu casa, tomaras lo que necesites llevar para el viaje y enseguida iremos a mi casa, empacare lo que llevare y de ahí nos iremos al aeropuerto, ¿estás de acuerdo? —le explique mientras abrochaba mi cinturón y ponía el auto en marcha.

— ¿Tengo otra opción Miranda? Eso pareció más una orden que una pregunta—dijo divertido, note su sonrisa viéndolo de reojo ya que tenía la vista en la calle.

—Tómalo como quieras Alec, ahora dime dónde vives—me dijo la dirección y me guio como voz de GPS en el trayecto, tan solo unos diez minutos después ya estábamos frente al condominio donde aparentemente vivía, era bonito de buen gusto pero con la presión de no tener tiempo, le reste importancia y casi lo saque del auto para que fuera por sus cosas, espere en el auto cinco minutos y la espera me pareció eterna, baje del auto para dirigirme a la puerta entreabierta y sin aviso entre, escuche una puerta cerrarse escaleras arriba pero casi lo ignore observando la excelente decoración que tenía su casa, me quite los lentes de sol para ver mejor, un momento después escuche pasos en la escalera y me gire para mirarlo, llevaba una pequeña maleta negra.

—Tienes buen gusto Alec.

—Pague para que lo hicieran, pero viniendo de ti eso es un cumplido así que lo tomare a mi favor—dijo sonriendo provocando en mí una sonrisita automáticamente. Caminamos a la puerta que cerro con llave, subimos a mi auto y conduje a mi casa y estando frente al gran porche aun en el auto me dirigí hacia él.

—Vamos Alec baja, yo me tardare un poco más que tú y sería muy descortés dejarte esperando en el auto—bajamos del auto y ya estaba Jackson esperándonos con la puerta abierta.

—Hola Jackson atiende al señor Hoffmann mientras yo preparo mi maleta, sírvele algo de beber, de comer, no lo sé, lo que él quiera.

—Claro señorita Miranda—acompañe a Alec a la sala con Jackson detrás de nosotros, pero en cuanto Alec entro en esta, me di la vuelta para subir a mi habitación que realmente era grande, era la más grande de la mansión. Pero lo verdaderamente maravilloso era el armario, un pasillo largo con varios espejos en el fondo y muchas prendas, conjuntos, vestidos, abrigos, faldas, tacones, zapatos: casuales, deportivos entre muchas otras cosas lo componían. Tome mi pequeña maleta purpura y empecé a empacar lo que llevaría, me cambie de ropa y unos veinticinco minutos después estaba saliendo de mi habitación, baje las escaleras con la maleta a cuestas y cuando llegue a la primera planta dirigí mi vista a la sala donde se suponía que debía estar Alec, pero no estaba así que le indique a Jackson que llevara mi maleta al auto y antes de que se fuera le pregunte—¿Jackson donde esta Alec?

—Salió para hablar por teléfono, señorita Miranda.

—Qué extraño—susurre más para mí, pero Jackson alcanzo a escuchar y agrego.

—Muy extraño si me lo pregunta señorita—lo mire extrañada.

— ¿Porque lo dices Jackson? —Jackson era el mayordomo de confianza de tío Michael desde que yo tenía memoria trabajaba para los Anderson, cuando mi tío me obsequio la mansión estilo Beverly Hills le ordeno que se quedara conmigo argumentando que yo no podría estar en mejores manos.

—Estaba sirviéndole un martini cuando su teléfono sonó, su semblante era uno muy sorprendido, confundido…algo de enojo pude distinguir también, como si no quisiera que yo me diera cuenta de la llamada…como si lo hubieran tomado por sorpresa…o como si no debieran de haberlo llamado.

—¿Estás seguro Jackson? ¿Quizá algo del negocio?

—Señorita he escuchado conversaciones que me llevarían a la muerte o a la cárcel si las revelara y él se esconde para contestar una llamada.

—Recuerda que es nuevo, Jackson, apenas hoy tiene el gusto de conocerte así que... de cierta forma lo justifico por su comportamiento—Jackson se relajó con mi último argumento pero había algo de sospecha en su rostro que no desaparecía.

—Sí creo que tiene razón señorita Miranda, iré a llevar su maleta—se dirigió a la puerta donde se encontró con Alec, que note que caminaba mientras guardaba su teléfono celular.

— ¿Estas lista para irnos, Miranda? —por un momento las palabras de Jackson se quedaron retumbando en mi cabeza, pero decidí no darles tanta importancia auto tranquilizándome con lo que le había dicho << Recuerda que es nuevo Jackson apenas hoy tiene el gusto de conocerte…así que de cierta forma lo justifico por su comportamiento >>.—Miranda, ¿me escuchaste? ¿Estás bien?

—Sí, estoy bien Alec—dije mientras daba una vuelta tratando de ocultar la laguna mental que acaba de tener.—Vamonos ya.

 —Bueno pues vámonos, Dubái nos espera—dijo con una ancha sonrisa.

PREFIERO MORIR ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora