64.- ¡Mírame!

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Miranda


La onda expansiva de la aparatosa explosión me llevo al suelo. Caí totalmente de espaldas en el duro y frió asfalto, el golpe me desoriento. Cuando logre incorporarme, el calor que desprendía el BMW envuelto en llamas hacia arder mi cara y apenas podía mantener los ojos abiertos sin sentir que se me derretían, a un escaso metro de mi estaba Alec sentado mirando hipnotizado las altas llamaradas que parecían crecer cada vez más. Habíamos logrado que salieran del auto, pero la explosión había ocurrido tan cerca de ellos que hasta yo sin ser una experta en el tema sabía que las posibilidades de que sobrevivieran eran muy remotas, intente moverme hacia Alec y un dolor punzante me recorrió toda la espina dorsal, pero el dolor de verlo ahí, vulnerable y destrozado era mucho más fuerte. Me puse de pie a regañadientes tratando de reprimir los gemidos de dolor, antes de llegar a él, se puso de pie; también con dificultad y comenzó a caminar sin voluntad propia a la llamarada que comenzaba a consumir con mayor ferocidad el BMW y lo que había a su alrededor. Tome su brazo posesiva para evitar que fuera hasta allí, no permitiría que sus hermanos perdieran a sus padres y a su hermano mayor esta noche y yo al amor de mi vida. Intento zafarse de mi agarre, pero me aferre a él como una sanguijuela, no lo soltaría.

— ¡Alec, mírame!—grite desesperada, me dedico una desconsolada, desolada y triste mirada que me partió el corazón, tenía los ojos cristalizados de dolor, estaba al borde del llanto y todo por mi culpa. Volvió a mirar a las llamaradas y hablo distraído y vacío.

—Necesito salvarlos, necesito hacer algo por ellos—dijo susurrando con el tono de voz lleno totalmente de melancolía y dolor. El sonido de unas sirenas aproximarse se escucharon y las voces por mi manos libres no dejaban de escucharse, entre llamadas cruzadas, el equipo de seguridad y Pat intercaladamente.

Mi equipo de seguridad bajo tratando de hacer algo, pero hasta ellos sabían que era demasiado tarde para hacer algo, autos de la policía llegaron un instante después a observar la llamarada que estaba consumiendo el BMW, todo estaba ocurriendo como en cámara lenta y en silencio, el estruendo de la explosión me había dejado algo sorda, en el cielo ya solo había un helicóptero y el otro se alejaba presuroso, Pat sabía que tenía que irse de una buena vez, si la policía se percataba de que ese helicóptero no era suyo a nosotros nos iría mal.

El tráfico comenzó a detenerse detrás de las Suburban y de los coches de la policía, observe a Alec y el corazón se me partió de nueva cuenta, tenía la mirada perdida y al borde del llanto, forcejeo para poder liberarse de mi agarre, pero no lo permití, se dejó caer al piso de rodillas y yo con él, me sitúe frente a él y tome su cara con ambas manos, no sabía que decirle, no sabía qué hacer. Samanta había cobrado las vidas de los padres de Alec tratando de vengarse de mí, y de alguna manera u otra eso recaería en mi conciencia de manera directa, no podría con ese peso, por lo menos no sola, perderlo seria la gota que derramaría el vaso para derrumbarme.

Las voces de toda la gente que empezaba a llegar incluidos los bomberos que trataban de apagar las llamaradas y la ambulancia que estaba esperando que los bomberos hicieran su trabajo para poder acercarse por los cuerpos, parecían hacer eco, yo estaba concentrada en los ojos de Alec, que me permitían ver el dolor que emanaba de ellos, la impotencia y muchos sentimientos que en ese momento no pude enlistar.

—Alec...—dijo una voz masculina que se acercó hincándose a un lado de nosotros; rubio, alto y fornido, Alec lo miro y apenas pudo articular.

—Tay...lor.

—Vinimos en cuanto recibimos tu llamada, ¿quiénes son las víctimas?—pregunto Taylor preocupado. Alec cerro lo ojos con pesadez y meneo la cabeza bajando la mirada, no le contestaría así que lo hice yo.

PREFIERO MORIR ©Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang