19. Lo perfecto no es interesante.

2.8K 208 5
                                    

Miranda

Era cierto le había prometido ser total y únicamente sincera con respecto a nosotros y por la misma razón habíamos acordado no beber tanto en la inauguración, para mantenernos lo más sobrios posible.

—Creí que lo habías olvidado, Alec

— ¿Olvidarlo? Nunca…la incertidumbre de saber me estaba comiendo vivo, no podía olvidarlo.

—Bien, comencemos entonces, ¿todo lo que me dijiste esta tarde cuando me trajiste la ensalada era cierto?—paso la mano por su cabello y sonrió.

—Claro que es cierto. ¿Tienes idea de todo el valor que tuve que reunir para decírtelo? Que pienses que te mentí es casi como insultarme—sonreí cálidamente y lo mire, sus ojos que adoraba estaban fijos en mí, esperando que hablara, me gire un poco para quedar totalmente de frente.

—Alec…debes saber algunas cosas de mi antes de que pienses en mi de otra forma…no soy perfecta, soy impredecible, a veces agresiva, cambio de opinión tan rápido puedo hacerlo, soy terca, obstinada, malvada y un poco desalmada a veces, soy fría, calculadora, en ocasiones arrogante y sarcástica y así puedo mencionarte una lista larga de todos mis defectos…estar a mi lado puede convertirse en un infierno.

—Basta, basta, no quiero que seas perfecta, yo no soy perfecto. Lo perfecto no es nada interesante, tan solo quiero que tus demonios se entiendan con los míos, porque si de algo estoy seguro es de que hasta el infierno es divertido si estas con el demonio correcto—sonreí ante su metáfora que era totalmente valida, no sé cómo lo hacía pero siempre tenía la respuesta indicada para todo lo que yo decía.

—Estamos rodeados de un mundo muy lúgubre Alec, aquí intentan quitarte lo que más te interesa para doblegarte y conseguir de ti lo que ellos quieren. Y no puedo permitir que te hagan daño queriendo hacérmelo a mí, jamás me perdonaría que a ti te pasara algo por mi culpa.

—No soy un niño, Miranda, puedo cuidarme. Cuidaremos nuestras espaldas, nos protegeremos.

—Tener una relación conmigo es como tentar a la suerte Alec, es como decirles a todos mis enemigos que estoy vulnerable, es como ofrecerte como carnada para hacerme caer…es un riesgo en pocas palabras.

—Pues es un riesgo que quiero tomar Miranda, además que es la vida sin un poco de adrenalina, déjame decidir a mi si quiero tomar ese riesgo y demostrarte que vale la pena, tu vales todos los riesgos—sus palabras me estaba doblegando a pesar de que me quería mantener fuerte, mi plan era rechazarlo para protegerlo, para mantenerlo a salvo de la mafia, ya es bastante peligroso estar en el negocio, como para que ahora se convirtiera en mi pareja oficial y les diera a mis enemigos el arma que les hacía falta para intentar doblegarme.

—Alec, tú te mereces a alguien muy diferente a mí, te mereces a alguien que te pueda amar sin el riesgo de que puedas morir por hacerlo, alguien con la que no tengas que preocuparte todo el tiempo por cubrir su espalda y la tuya, alguien que no viva amenazada por medio mundo por todo lo que tiene o hace.

—¿Estas tratando de convencerme de que deje de sentir lo que siento por ti? ¿tú crees que yo no considere todos los riesgos a los que estaría expuesto al amarte? ¿tú crees que yo no pensé en que más de uno querrá matarme por estar a tu lado y querrán matarme también si te lastimo? que nuestra relación estaría llena de altibajos, de amenazas, de desacuerdos, de peligros, de riesgos…pero no todo es miel sobre hojuelas, eso no es lo que yo busco…nadie decide de quien enamorarse, simplemente pasa y de repente esa persona, su risa, su voz, su mirada, su calor se vuelve indispensable en tu vida, nuestra relación no será normal ni convencional, pero dime tu que tiene de divertido lo normal, hay mucha gente por ahí queriendo ser normal y es infeliz. Así que por favor no intentes convencerme de cambiar de opinión…porque no lo hare—dio un sorbo de su taza y yo solo estaba ahí sentada mirándolo enternecida por todo lo que acaba de decir, estaba consciente de que amarlo era un riesgo pero dejarlo ir sería muy doloroso, nadie me había interesado tanto desde hace muchos años, nadie me había endulzado tanto el oído como el, nadie me había besado como él y nadie, definitivamente nadie me hacía sentir lo que él lograba con tan solo mirarme, hablarme o tocarme. No podía seguir ocultando lo que sentía por el por mucho tiempo, no podía callarlo más pero tampoco quería arriesgarme y eso era totalmente extraño, la Miranda Anderson que ha expuesto su vida cientos de veces, la que ha aniquilado personas sin tentarse el corazón, la que ha disparado una arma más de una vez sin titubear, ahora tiene miedo de arriesgarse, de enamorarse. Muy pocas veces a lo largo de mi vida había sentido miedo y ahora lo sentía pero no por mí, sino por él, miedo a perderlo sin aviso, a que me lo arrancaran igual que a papá, si eso pasara esta vez no podría recuperarme, no lo haría.

— ¿Estas consciente de que soy complicada, impulsiva, mandona, perfeccionista, engreída de ser necesario y sarcástica en defensa propia?

—Lo sé, estoy consciente de eso, pero también estoy consciente de que eres coqueta, encantadora, valiente, inteligente, emprendedora, decidida, una líder, sexy, seductora y muy buena a la hora de besar—dijo travieso mientras yo lo miraba evidentemente divertida, palmee su rodilla de manera agradable y el la capturo antes de retirarla.

—Dime que no y me tendrás muy ocupado pensando en la estrategia para lograr que me digas que si—dijo mientras se acercaba a mí, tomo mi barbilla, entonces sonrió a centímetros de mi boca lo que ocasiono que yo también sonriera, rozo tierno su nariz con la mía y comenzó a besarme, yo no me negué sus besos eran una experiencia exquisita, primero fueron pequeños besos, uno tras otro, sus manos fueron a mi cintura y las mías a su cuello, acariciaba su cabello mientras mi lengua se abría paso entre sus labios y la recibió encantado, nos besamos cada vez con más intensidad solo nos separábamos por falta de aire para volver a besarnos, mis manos empezaron ágilmente a desabotonar su camisa dejando al descubierto su firme y trabajado pecho y abdomen, por fin se la quite y la lance hacia algún lado, el llevo sus manos hasta mi blusa, que quito sin darme cuenta como, a estas alturas nuestras respiraciones estaban bastante agitadas y nuestra ropa había desaparecido. Lo que vino después fue piel con piel y respiraciones entrecortadas que se mezclaban entre sí, besos que demandaban más y caricias que exigían cada centímetro de la piel. Terminamos juntos, abrazados, tratando de normalizar el pulso, mientras luchaba por que el sueño no me venciera.

—Supongo que eso, fue un si Miranda.

—Claro que no—bajo la mirada hacia mi desconcertado para encontrase con la mía y yo reí por su expresión.

—Claro que fue un sí, después de esto no puedo decirte que no—se acercó a mis labios para darme un corto beso mientras sonreía, se levantó y fue directo al baño, yo aproveche para cubrir mi desnudez con la sabana y el regreso así desnudo aun, me sentía un poco avergonzada aunque no tenía sentido porque acaba de acostarme con él, palmee la cama indicándole que se recostara conmigo y así lo hizo se recargo en la cabecera de la cama y me recosté en su pecho compartiendo la sabana con él, acariciaba su pecho con mi dedo índice cuando hablo.

— ¿Te arrepientes, nena? —subí la mirada para que se encontrara con la de él.

—Ni en un millón de años me arrepentiría, Alec—esbozo una sonrisa amplia y fue lo último que vi antes de quedarme profundamente dormida.

Alec

Ella se quedó dormida antes que yo, así que me limite a mirarla dormir, se veía encantadora. Había estado con ella y me había gustado hacerlo, pero no podía dejar de pensar en lo que debía de hacer con el caso, con esto que sentía y con el operativo que ya estaba listo para ejecutarse, pensaba en posibles soluciones pero no había muchas que me favorecieran o que me ayudaran a mantener el amor y la confianza de Miranda y también el caso y el prestigio en los buros de investigación. Estaba llegando al grado de tener que elegir entre uno y otro y en este momento después de hacerle el amor y viéndola dormir, podría elegirla a ella sin importarme nada mas.

PREFIERO MORIR ©Where stories live. Discover now