20.- Demasiado pronto.

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Miranda

Desperté a la mañana siguiente por un escalofrió que recorrió mi espalda causado por el aire que entraba por el balcón, sin darnos cuenta dormimos con las puertas de este abiertas y la sabana empezaba a ser insuficiente para mantener el calor, me removí en mi lugar y note el roce de su piel desnuda con la mía y sonreí al recordar la noche anterior. Bese su cuello para que despertara y así fue, abrió los ojos adormilado y sonrió al verme mientras depositaba un tierno beso en mi cabello.

—Buenos días, bonita.

—Buenos días—respondí sonriendo, observándolo, acomodo un mechón de mi cabello tras mi oreja y escuchamos que tocaron la puerta, dirigimos nuestras miradas hacia allá y conteste.

 — ¿Si?

—Señorita Miranda que bueno que despierta el señor Anderson ha estado insistiendo un par de veces por teléfono pero no quisimos despertarla—entonces fue que recordé todo, se supone que a esta hora deberíamos estar en el hotel para dar órdenes y especificaciones, y por el ajetreo de la noche anterior nos habíamos quedado dormidos, se supone que soy la dueña y puedo llegar a la hora que se me dé la gana pero siempre me había gustado ser comprometida y puntual con mis obligaciones, observe el reloj de la mesita de noche que marcaban las diez y media.

—Buscamos al joven Hoffmann para que él tomara la llamada, pero tampoco respondió, creemos que sigue dormido—nos miramos traviesos y reímos por lo bajo para que no nos escucharan.

—Si es lo más seguro…haremos lo siguiente; si tío Michael vuelve a llamar dile que le devolveré la llamada, prepara el desayuno, despertare a Alec y bajaremos a desayunar ¿de acuerdo?

—De acuerdo señorita, me retiro—la escuchamos alejarse por el pasillo, tape a Alec con otra sabana y me envolví en la que teníamos puesta ambos para levantarme.

—Alec iré a ducharme, haz lo mismo…intenta salir sin que te vean y te veo para desayunar.

— ¿Y porque no nos duchamos juntos, nena?—dijo abrazándome por la espalda y besando mi hombro descubierto.

—Porque eso nos quitaría tiempo y necesitamos llegar lo antes posible al hotel.

—Entonces déjame tomar una de tus toallas, eso de envolverse en sabanas es algo de ustedes las mujeres—dijo bromeando y sonreí en respuesta.

—Está bien— entramos al baño juntos, yo deje correr el agua de la regadera en tanto veía como Alec se ponía la toalla envuelta en la cadera, dejando su torso totalmente descubierto.

—Bien, preciosa, te veo en media hora para desayunar.

—Está bien—conteste y me dio un corto beso, lo observe salir del baño, recoger su ropa regada por toda la habitación y dirigirse a la puerta, me miro antes de salir y yo le mande un beso que fingió atrapar, escuche que cerró la puerta y me metí en la ducha, trate de ducharme lo más rápido que pude, ya se nos había hecho lo suficientemente tarde; salí y rápidamente decidí que ponerme, me vestí, peine y maquille en tiempo record y aun así mi apariencia era bastante decente.

PREFIERO MORIR ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora