48.- Emboscada, señor.

1.3K 122 2
                                    

Alec


Al salir de la casa de los Anderson, no fuimos directamente al rescate de Miranda, parecía que aún no tenían el paradero exacto de a donde se la había llevado, cuando nos dieron una dirección concreta de inmediato fuimos en su busca pero era un señuelo, un señuelo que seguramente nos alejaba todavía más de su verdadero paradero, al llegar a ese lugar nos encontramos con una emboscada de unos diez hombres disparándonos, cubrimos nuestras espaldas y disparamos a diestra y siniestra a los hombres que nos estaban atacando, cuando los abatimos a todos me acerque a uno de ellos que estaba escupiendo sangre a causa de una bala que le perforo el pulmón.

—No te lo preguntare dos veces y si me contestas acertadamente aminorare tu dolor, cabrón—el tipo me miraba con los ojos abiertos como platos mientras asentía. —¿A dónde se la llevaron? Quiero el paradero exacto—Evan y Patrick llegaron a rodearme mirando la escena.

—Manhattan...Beach...—balbuceo escupiendo borbotones de sangre al borde la muerte.

— ¡Dirección, dame una la maldita dirección!—grite desesperado tomándolo por el cuello, no podía morir sin decirme donde la tenían.

—Mansión...Wilson—susurro—no entendí lo que dijo y maldije que ya hubiese muerto.

— ¡Esa no es una dirección idiota! —grite colérico. La ira y la desesperación de encontrarla me cegaban y no me permitía ver con claridad.

—Si lo es Alec, bueno no como tal, pero si lo es...—objeto Evan tomando mi hombro obligándome a levantarme.

—Tienes razón Evan, si lo es, pero es una locura pensar que...—acoto Patrick apoyando la opción de Evan, Michael se unió a la conversación guardando su arma tras él.

—Siempre hay un poco de razón en medio de toda la locura Patrick, pero si es verdad lo que estamos suponiendo, me temo que una sociedad se romperá hoy—dijo Michael con el semblante serio.

—Parece que soy el único que no entiende de lo que están hablando—dije cuestionando a los tres hombres que se mantenían de pie frente a mí.

—Piensa Alec, trata de recordar...Wilson, ¿no te suena ese apellido?—dijo Patrick como queriendo que recordara algo, imágenes a mi cabeza vinieron del día de la inauguración del hotel en Dubái, el tipo alto de cabello castaño claro que le grito a Miranda desde el centro del salón para acercarse a ella, lo cerca que estuve de pelear con él.

— ¿Henry? ¿Henry Wilson? Hijo de Richard Wilson—dije mientras ellos asentían con pesadez. —Entonces Samanta se alió con los Wilson y se la llevo como un obsequio por apoyar su causa—dije enfadado entre dientes.

—Supongo que si—dijo Patrick mortificado tomando su barbilla.

— ¿Y estamos seguros de que son ellos? —pregunte.

—Es lo más seguro Alec, Richard Wilson tienen una mansión en Manhattan Beach, no sé si Richard esté involucrado o sepa de esto...pero eso será lo que menos me importe cuando lleguemos por ella—espeto enfadado Michael tomando con pesadez su barbilla.

— ¿Manhattan Beach? Eso está en la playa tardaremos horas en llegar—dije frustrado pasando una mano por mi cabello despeinándolo.
Michael se apartó de nuestro círculo de conversación sacando su teléfono celular. Evan, Patrick y yo caminamos de regreso al Maybach negro en el que habíamos llegado, unos minutos después Michael se acercó a nosotros.

—Todo arreglado iremos al aeródromo, tomaremos el jet y sorprenderemos a ese hijo de perra que se la ha llevado—dijo serio, lo extraño era escucharlo usar malas palabras, conservaba la compostura y eso era los más admirable e intimidante, subimos al auto y conduje al aeródromo de los Anderson con Michael como copiloto. Subimos al jet que ya nos esperaba y emprendimos vuelo hacia Manhattan Beach. Un par de horas después estábamos llegando, mire mi reloj de mano que marcaba cuarto para las siete <<mierda>> grito mi subconsciente por saber que Miranda había estado muchas horas a merced de ese cabrón que podía haberle hecho lo que él quisiera, antes estaba angustiado porque Samanta fuera asesinarla pero ahora saberla a la lado de eso dos psicópatas me hacía acariciar el descontrol.

Bajamos del jet y el sol estaba por ocultarse pero aun nos iluminaba las caras con ese resplandor naranja que en cualquier otra ocasión de la mano de Miranda me habría parecido el paisaje más hermoso, pero en este momento tan solo me recordaba que no podíamos dejar pasar más tiempo para ir por ella.

Subimos a un Mercedes Benz negro y conduje guiado por Michael, en un momento en que nos tocó semáforo en rojo, mire por el retrovisor y una Range Rover negra estaba tras de nosotros, lo extraño era que parecía estarnos siguiendo desde varias cuadras atrás, pude distinguir una mujer al volante con lentes oscuros.

—Verde, Alec—espeto Patrick desde el asiento trasero, dirigí mi mirada hacia el frente ignorando la camioneta, quizá la paranoia del día me había hecho imaginar cosas y en este vecindario de Manhattan era normal ver camionetas de esa talla. A medida que avanzábamos la playa se veía más cerca, el sol seguía ocultándose a lo lejos, Michael me ordeno detenerme unas calles antes de la que parecía ser nuestro destino, una mansión blanca como la nieve custodiada por guarros en cualquier dirección que miraras.

— ¿Michael ya viste cuantos hombres están custodiando la casa? No podremos con todos a menos de que tengamos un plan para ello...—espeto Evan con convicción y tenía razón, éramos buenos pero nos superaban en número y eso era una desventaja latente, en cualquier otro momento lo habría llamado cobarde, pero ahora estábamos juntos en esto, Michael esbozo lo que parecía un sonrisa y hablo mirando hacia el cielo por el parabrisas.

—Siempre tengo un plan, caballeros—todos miramos en dirección a donde observaba Michael, un helicóptero rondaba los alrededores de la mansión, varias Suburban llegaban a rodearnos y por un momento creí que era una emboscada pero por la tranquilidad que reflejaba el rostro de Michael descarte la idea—¿No creyeron que vendríamos solos verdad? —preguntó irónico—Bien escuchen, en un minuto exactamente el helicóptero y toda la gente que viene en las camionetas neutralizaran la seguridad para poder entrar a buscarla, ¿de acuerdo? Los necesito en su mejor faceta de asesinos, una equivocación y la vida de Miranda estará en severo peligro—asentimos cargando nuestras armas poniendo los silenciadores listos para salir al combate, la adrenalina se disparó en mi sistema. Exactamente un minuto después como Michael había dicho, nuestra gente empezó a entrar, unos cuantos disparos resonaron—Llego la hora—dijo Michael decidido mientras encendía un cigarrillo y salió del auto elegante, sosteniendo el cigarrillo con los labios, cargando su arma.

Comenzamos avanzar hacia el interior de la propiedad entrando por el jardín, había muchos cuerpos tirados y más de los nuestros de pie que asentían a modo de aprobación para avanzar, entramos por la gran puerta de madera, tenían a la gente de servicio sometida.

—Separémonos—dijo Patrick con voz decidida. Los demás asentimos y así lo hicimos tratando de ser silenciosos. Un hombre salió de sabrá dios donde y corrió escaleras arriba mientras disparaba en mi dirección, contraataque y lo seguí corriendo por el gran pasillo que estaba subiendo las escaleras, se dirigía a la gran puerta del fondo, cuando tomo la perilla para abrirla le dispare en una pierna y se desplomó en el suelo, rápidamente me acerque, el hombre se incorporó como pudo y giro la perilla pero yo ya estaba demasiado cerca de él.

— ¡Emboscada, señor!—grito el hombre ahogando un grito de dolor, le di una patada en la mandíbula para que se callara y aparte la puerta, la escena que vi hizo que me hirviera la sangre, un instinto asesino se apodero de mi como nunca antes y lo que más me destrozo fue verla tan vulnerable, sollozando y removiéndose con la fuerza que le quedaba debajo de él.

PREFIERO MORIR ©Where stories live. Discover now