66.- No los dejare solos.

1.3K 109 1
                                    

Miranda


Iker respiraba de manera brusca y los ojos le brillaban tanto a causa de las lágrimas que estaba conteniendo. Alec lo sostenía de las muñecas sin hacer mucha fuerza porque Iker no estaba luchando, estaba desconsolado y lo último que querían ahora era pelearse entre ellos. Alec lo soltó e Iker dejo caer las manos a sus costados, me acerque a él, tome su mano y acaricie sus nudillos, me miro cuando noto el gesto, le dedique una mirada comprensiva y de un momento a otro ya estaba abrazado a mí, no podía simplemente ser indiferente al dolor que estaba experimentando Iker y si yo podía ayudarle a sobrellevarlo; abrazándolo, no lo dudaría, es el hermano del hombre que amo, no puedo ser indiferente.

Las lágrimas de Iker comenzaron a caer sobre mi hombro, las pequeñas gotas calientes resbalaban por mi espalda, mi piel estaba fría después de haberme expuesto a la lluvia y al frio abrasador de la noche.

—Shh...tranquilo Iker, estoy aquí, puedes llorar—dije con el nudo en la garganta ahogándome. Estaba siendo demasiado valiente para no llorar, por lo menos no frente a ellos, necesitaba mostrarme fuerte, para que ellos no se desmoronaran junto conmigo.

—No quiero creerlo, no puede ser verdad, Miranda—dijo Iker entre sollozos aun abrazado a mí, no sabía que decirle, no sabía si debía responderle, este era un momento de sobra difícil, suficiente era tener que darles la noticia.

—Llora, está bien, Iker—dije aferrándome a él, Alec tomo mi hombro acariciándolo, a partir de ahora estamos juntos en esto, a partir de ahora me tienen a mi incondicionalmente, a partir de ahora todo lo mío es de ellos. Estoy con ellos y no los abandonare así me cueste la vida, prefiero morir que dejarlos solos.

De manera casi fugaz se levantó de mi hombro y tomo mi rostro entre sus manos, tenía la nariz roja, y los ojos ahogados en lágrimas.

—Dime que no es verdad, Miranda. Dime que ellos están vivos...que estoy teniendo una horrible pesadilla de la que no puedo despertar...por favor—dijo agachando la cabeza terminando de hablar en un susurro, cubrió su cara con ambas manos, esto era demasiado para mi corazón, demasiado para mí, para poder contener el llanto.—¡Dímelo Miranda, dame una esperanza! —agrego mirándome a los ojos. Trague con dificultad tratando de encontrar las palabras correctas para responderle sin sentir que el corazón se me partía en dos por verlo tan destrozado, primero Alec, ahora Iker y aún nos faltaba hablar con la pequeña Isabella.

—No me obligues a mentirte, no serviría de nada Iker, cuando te des cuenta de la realidad no harás más que odiarme por querer hacerte creer que ellos están bien y que regresaran...—dije en un susurro lleno de melancolía pura, el nudo en la garganta me traiciono a medida que la charla se extendia, haciendo que unas lágrimas resbalaran por mis mejillas.

—Papá era muy precavido para conducir ¿Cómo fue que tuvieron un accidente? No tiene sentido—espeto ahora molesto.

—No fue su culpa, Iker, alguien más...lo ocasiono—objeto Alec. Le lance una mirada de desaprobación a Alec, estaba dolido pero no podría decirle las circunstancias de la muerte de sus padres, por lo menos aun no, eso implicaría develarle en parte de mi verdadero oficio y porque alguien quiere asesinarme, estoy segura de que después lo entendería pero no ahora que el enojo, el resentimiento y el dolor están abrumando su cabeza.

—Ya tengo a mi gente buscando al posible sospechoso Iker, Pat está hablando con el agente Taylor y están buscando al culpable...debemos tener paciencia.

— ¡¿Paciencia?! ¿Me estas pidiendo paciencia? —pregunto sarcástico—Acabo de perder a mis padres y quieres que tenga paciencia, Miranda—grito resentido. Parpadee un par de veces dudando que me estuviera gritando a mí, pero así era, y cuando termino de gritar Alec lo reprendió.

PREFIERO MORIR ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora