46.- Jaula de oro.

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Miranda

Abrí los ojos con pesadez esperando encontrar claridad cuando los abrí, pero parecía que tan solo había dormido unas horas a causa del golpe que me había propinado Henry, me lleve la mano instintivamente al pómulo y me queje al contacto, me enderece sentándome en la cama > me grito mi subconsciente asustado. Me mire y aún tenía el vestido puesto fue un total alivio darme cuenta de que no estaba desnuda, había dormido encima de las sabanas de seda de una cama king size.

En la penumbra de aquella habitación trate de reconocer el terreno, a mi derecha distinguí la mesita de noche y una lámpara, me acerque a encenderla para poder tener un campo de visión más claro y amplio, efectivamente estaba en una habitación de la talla de cualquiera de las mías en cualquiera de mis mansiones, vi algo moverse y dirigí mi vista hacia haya, un hombre se levantaba de donde seguramente me había estado observando mientras estaba inconsciente y sin decirme nada salió de la habitación. La habitación era grande, las decoraciones y el tapiz eran exquisitos querían obligarme a pensar que no me tenían presa cuando lo estaba, estaba presa en una jaula de oro, mire mis pies y note que ni siquiera se habían tomado la molestia de quitarme los tacones al acostarme en la cama y de cierto modo lo agradecía, agradecía que nadie me hubiera tocado con otra intención que llevarme a dormir, aunque a estas alturas lo único que mi cerebro pensaba giraba en torno a cómo salir de ahí y que puedo usar como arma para luego salir corriendo, y seguir corriendo. La idea era tonta incluso sin sentido, la parte lógica de mi cerebro me decía que era imposible salir de ahí que seguramente tenían toda la casa, incluso la misma habitación custodiada, esto era la mafia y sabía a la perfección cómo funcionaba, me quite las horquillas que débilmente aun sostenían mi cabello por un lado y trate de peinarlo con mis dedos, me deshice de los tacones y baje de la cama con la firme intención de explorar la habitación donde me tenían resguardada, a unos metros encontré una fina puerta que al abrirla me mostro el baño, entre y me mire en el espejo, tenía amoratado el pómulo de un color entre el purpura y el rojo, se veía espantoso y el resto de la mejilla enrojecida, me toque el hematoma ligeramente con las yemas de los dedos porque me dolía hasta el más mínimo contacto, observe mis brazos también había pequeños hematomas repartidos por estos y unos cuantos más en el cuello que supuse habrían sido por el forcejeo en el salón, salí del baño caminando cautelosa y me dirigí al gran ventanal que por supuesto se encontraba cerrado con un fino candado, corrí las cortinas que me impedían ver y me encontré con un cielo estrellado, llame a Alec con el pensamiento diciéndole que lo necesitaba, que por favor no tardara en venir en mi busca y que me rescatara de las garras de este enfermo enamorado que pretende hacerme suya por la fuerza, una inocente lagrima resbalo por mi mejilla y me sobresalte cuando escuche que abrieron la puerta, me gire a la defensiva y me encontré con la siniestra mirada de Henry recorriéndome de pies a cabeza.

-Veo que has despertado, preciosa.

-No es obvio, Henry-dije sarcástica.

-Sigues de insolente Miranda, le restare importancia a tu comentario...pero dime ¿Cómo has dormido?

-Tienes el cinismo de preguntarme si he dormido bien, cuando sabes que no "dormí" por gusto tu bofetada me dejo inconsciente.

-Si no me provocaras eso no habría pasado Miranda ya te lo había dicho, no quiero hacerte daño-dijo con tanta mesura que casi se lo creí, se acercó a mí para poder tomar mi mano pero yo la retire de manera agresiva alejándome de él, caminando en cualquier dirección de la habitación que me alejara de su cercanía, lo último que quería era tenerlo cerca para poder oler su perfume caro.

-No quieres hacerme daño, pero sin embargo lo estás haciendo...me secuestraste ese es suficiente daño-dije enfadada volviéndome para mirarlo a un lado del ventanal donde me observaba como sopesando mis movimientos, esbozo una media sonrisa y quiso acercarse a mí de nuevo.

PREFIERO MORIR ©Where stories live. Discover now