91.- Es noche buena, mi amor.

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*Un par de semanas después*

Andrew por fin me había dado de alta. Había autorizado mi salida porque yo le había insistido, no porque estuviera lista de verdad para irme, los hematomas aún estaban a flor de piel, tenía una férula en los dedos y moverme me provocaba un dolor punzante en el costado. Pero no quería estar más en el hospital, me sentía expuesta. El labio también había tardado en sanarme supongo que un golpe tras otro lo había dejado de sobra magullado. Grecia me había llevado un bonito outfit para salir del hospital, un día antes. Alec me había cepillado el cabello con esmero, ya que yo con los dedos rotos no podía hacerlo.

— ¿Lista para ir a casa?

—Aún estoy magullada, pero estoy dispuesta a irme, extraño la mansión.

—Todos en la mansión te extrañan, Jackson, Marco, Santiago, Jessica—dijo enlistándonos, mientras me ponía de pie emitiendo pequeñas quejas de dolor. Salimos del hospital, se sentía frio, de ese tipo de frio que solo hay en vísperas de las fiestas decembrinas. Custodiados por todos lados, una Escalade nos esperaba afuera, la salida estaba repleta de los medios de comunicación, de alguna manera se habían enterado que saldría hoy y querían entrevistarme, pero yo no diría nada. Escuche alguna de las muchas preguntas que lanzaron al aire, que me desconcertó <<Señorita Anderson, ¿Cómo es posible que salga de la mano del enemigo, de su secuestrador? >> —Alec me cargo en brazos y me subió a la camioneta ignorándolos.

— ¿Qué pasa si comienzan a dispararnos tu loca enamorada y la que te desea en su cama con locura? —dije bromista observando como una sonrisa se comenzaba a elevar en sus comisuras.

—Bueno si lo intentan fallaran esta camioneta está blindada.

—Tenía mucho tiempo que no me veía obligada a viajar en una camioneta blindada.

—Bueno tenemos que tomar medidas exhaustivas, tenemos a la mitad de la mafia de san Francisco persiguiendo algún rastro de Henry, y a mi loca enamorada y a la que me desea con locura en su cama siguiéndonos, así que no está de más mandar blindar unos cuantos autos y camionetas.

—Alec que fue eso de ¿Cómo puede salir de la mano de su enemigo, de mi secuestrador? Explícame porque no estoy entendiendo nada, me acabo de conectar al mundo apenas hace un par de días...—dije mirándolo con duda en el rostro, acaricio mi mejilla y se dispuso hablar mientras tomaba mi mano y acariciaba suavemente los nudillos de mi mano sana.

—Precisamente no quiero llenarte de malas noticias, quiero que primero veas todo lo bueno que hay detrás del desastre, que te rodees de la gente que amas y que te des cuenta cuán importante eres para todos ellos incluyéndome a mí.

— Pero...necesito saber— insistí suplicante.

—Lo se mi amor, y prometo que lo sabrás todo, pero permítete esta noche en paz, yo personalmente te lo diré ¿de acuerdo? — dude un segundo antes de darle una afirmativa a eso, el asunto debía ser un poco delicado, para que prefiriera decírmelo después de haber pasado una linda noche de regreso. Sin embargo no insistí mas dándole la razón, supongo que la tenía, teníamos derecho a una noche tranquila después de todo lo que nos había pasado.

El camino a la mansión fue corto, cuando llegamos Alec me bajo en brazos, y me sostuvo todo el tiempo para no caer, me dolía el costado y un poco la cabeza. Pero nada que no pudiera soportar, Frank Sinatra con come fly with me lleno los oídos, mire a Alec interrogante y alzo los hombros sonriendo de medio lado. Era de esperarse Grecia había organizado una bienvenida para mí, ahora entiendo porque no se había quedado a ayudarme, tenía cosas que hacer aquí en la mansión. Entramos a paso lento hasta la sala de estar donde se encontraban todos de pie, comiendo bocadillos y charlando, Isabella estaba curioseando el inmenso árbol de navidad montado en una de las esquinas.

PREFIERO MORIR ©Where stories live. Discover now