43.- No luches mas.

1.5K 122 1
                                    

Miranda

-Vaya...vaya, la princesa Anderson se digna a bajar de su trono a hacerle frente a todos estos problemas que solo ella ocasiono-obligue a las lágrimas a quedarse dentro de mí, para que ella no me viera llorar, me hice de la sonrisa autosuficiente y valiente que esta vez más que cualquier otro día me costaba mantener.

-¿Para qué tanto alboroto, Samanta? -dije autoritaria en lo que mi cabeza recreaba un plan para poder salir de ahí, pero por más que lo pensaba no encontraba ninguno, o eran ellos vivos o yo presa de ella, tendría que elegir, mire las posibles salidas y todas estaban cubiertas por los que parecían ser los hombres de Samanta.

-Ni te esfuerces en huir Miranda todas las salidas están cubiertas, neutralizar a los equipos de seguridad de toda la gente que asistió al evento fue un verdadero reto, pero al final, lo logramos y la única gente de seguridad que veras a tu alrededor viene conmigo.

-Me impresionas Samanta, con cuantos tuviste que acostarte para poder lograrlo, la última vez que te vi no tenías ni en que caerte muerta-dije insolente tratando de ignorar a Alec que me rogaba que me fuera con la voz entrecortada.

-Te lo pondré fácil Miranda ¿quieres ver a tus mejores amigos morir?-dijo mientras señalaba a Pat y a Grecia-Y después te obligare a que tú misma mates a tus dos enamorados... ¿Qué te parece? Estoy mejorando en cuanto estrategias de tortura ¿no crees? -la sonrisa desvergonzada que desprendían sus labios tan solo me hizo odiarla todavía más.

-Primero que nada dejar ir a toda esta gente, no tienen por qué ser testigos ni víctimas de esto.

-No estás en posición de hacer peticiones Miranda, pero considerando que quizá esta sea tu última noche con vida, quizá deba ser generosa y complacerte. -Samanta dio la orden y toda la gente empezó a ser desalojada hacia uno de los salones vecinos, no los dejaron ir, pero los retiraron de la escena. Mire a Leila estaba destrozada viendo como la vida de su hija pendía de un hilo en las manos de una mujer psicópata que aparte de todo pretendía asesinarme, tío Michael conservaba el semblante serio, sin demostrar alguna emoción, pero sabía que lo hacía para que no le encontraran el punto de quiebre, ni se dieran cuanta de la debilidad e impotencia que le causaba verme tan expuesta y de cierto modo agradecía esa inexpresividad, eso lo mantendría a salvo y con vida. Estuve lo suficientemente cerca de Alec como para notar que seguía luchando en contra de los que lo tenían capturado y aprovechando que Samanta estaba distraída me hinque a su lado sosteniendo delicadamente su mejilla.

-No luches más, no soportarte ver que te lastiman por mi culpa...-dije en un susurro lleno de absoluta melancolía-Te advertí que enamorarte de mí era peligroso, jamás debí de haberlo permitido si este sería el precio que tendría que pagar...-con dificultad tomo mi mano entre la suya aun sosteniendo su mejilla.

-Ni en este momento podría arrepentirme de haberme enamorado de ti Miranda, me hiciste sentir lo que es el amor verdadero, me hiciste vivirlo con intensidad y no cambiaría eso por nada en el mundo...-baje la mirada consiente de cuál sería mi siguiente paso para mantenerlos a ellos con vida sin importarme nada más, después de escuchar a Alec decirme aquello no podría permitir que muriera por mi culpa, suficiente era con que hubiese sido golpeado de manera salvaje todo por capturarme.

-Si después de esta noche, no volvemos a vernos amor...quiero pedirte que no me olvides...pero conserva a la tierna y bondadosa Miranda que solo tu pudiste sacar de donde la tenía esclavizada y más que cualquier otra cosa, quiero que seas feliz ¿ok? -dije mientras sentía como mis ojos se cristalizaban, me incline para besarlo dulcemente, en el momento en que mis labios se unieron con los suyos una lagrima bajo por mi mejilla mojando aquel inocente beso, el beso sabia a lágrimas y a su sangre pero me no me importo en lo absoluto este podría ser el último beso que recibiera de los labios de Alec y quería llevármelo conmigo, me separe lentamente de él para mirar sus ojos que se habían cristalizado.

-Miranda no hagas esto, por favor no lo hagas-objeto desesperado tomándome de la muñeca con la poca fuerza que le quedaba.

-No veo otra salida por ahora, si tengo que sacrificarme para mantenerlos con vida...para mantenerte con vida no dudare en hacerlo, Alec.

-Si te vas con ella, lo más seguro es que te asesine...no quiero que eso pase, te necesito conmigo Miranda ¿cómo pretendes que sea feliz sin ti? ¡¿Cómo?! -espeto con evidente desesperación emanando de su ojos, se sentía impotente, podía verlo en sus ojos y me mataba verlo tan vulnerable.

-Te quiero, Alec-dije arrastrando las palabras, haciéndole saber a mi mente y a mi corazón que esta era una despedida, que seguramente no viviría para ver un amanecer más, me levante para encarar a Samanta.

-Tengo una sugerencia para ti, Samanta.

-Bien, te escucho-dijo despreocupada.

-Me iré contigo sin luchar si los dejas ir a salvo y con vida-me miro sorprendida mientras se acercaba.

-¿De verdad sus vidas valen mucho más que la tuya para sacrificarte por ellos, Miranda?-me mantuve en silencio mientras sentía su mirada escanearme-Estoy tratando de encontrar una trampa en tu plan, una farsa pero por las caras de horror de todos los presentes después de tu propuesta creo que es real.

-Es real Ferrara, tómalo o déjalo-dije con la poca valentía y control que me quedaba.

-Te lo preguntare una vez más Anderson, puedes arrepentirte aun... ¿Darás la vida por ellos? ¿Enserio?

-Es totalmente enserio...supongo que eso me hace mejor persona que tú de muchas formas, Samanta-río descarada haciéndole una seña a uno de los hombres que custodiaban las entradas, camino apresurado hacia nosotras, me sostuvo los brazos llevándolos a mi espalda, lo próximo que sentí fue una fuerte bofetada que Samanta me propino con tanta fuerza que gire la cara de tal manera que creí que el cuello se me rompería, pude saborear la sangre que me provoco el golpe de Samanta, el líquido caliente bajo por la comisura de mis labios, y un ardor se extendió por toda mi mejilla, volví la cara para mirarla a los ojos, si, quizá había aceptado morir en su manos pero sería de manera digna, sosteniéndole la mirada.

-Aun cuando sabes que estas indefensa y aun paso de la muerte eres insolente conmigo, Miranda.

-Aun a un paso de la muerte seré yo...no te suplicare por mi vida.

-La verdad es que no esperaba que ofrecieras tu vida por ellos, eso le quita diversión a lo que tenía planeado para ellos y aunque quisiera asesinarte aquí frente a los aterrados ojos de esta gente que dice amarte, hay alguien que quiere verte con vida-dijo evidentemente desanimada y descontenta.

-No me digas, alguien más que quiere asesinarme.

-No, por lo menos no de inmediato, el no quiero asesinarte...todavía-dijo mientras el hombre me obligaba a caminar sosteniéndome por el cuello con un firme agarre que no podía deshacer.

- ¡Miranda! ¡No! ¡Miranda! ¡No lo hagas!-grito Alec solo para conseguir que arremetieran contra él con patadas en el estómago, escupió sangre mientras tosía para mirarme de nuevo.

- ¡Basta Samanta!... ¡Dime que es lo que quieres!... ¡Cuánto es lo que quieres para que la sueltes y nos dejen en paz! -esta vez el que gritaba era tío Michael que caminaba con sigilo hacia nosotros.

-Detente Michael, te diré que es lo que quiero...venganza-mire a tío Michael rogándole con la mirada que no complicara más las cosas, que no se expusiera a ser golpeado también, que guardara silencio para que no pudieran usarlo contra mí, verlo también a él sangrar haría que me desmoronara y no quería hacerlo frente a Samanta.

-Vámonos-dijo Samanta lo suficientemente alto como para que todos sus guarros escucharan, dieron un par de golpes a Evan, Patrick y Alec y los soltaron, lanzaron a Grecia junto a Patrick <<Basta, ya basta>> gritaba mi subconsciente afectado hasta el cansancio por ver tanto dolor en sus rostros.

Salimos del gran salón y una ráfaga de viento helado me congelo el escote de la espalda, me subieron a una limusina totalmente en penumbras por dentro.

-Ahí la tienes, querido-dijo Samanta en tanto subía también, vislumbre una sonrisa entre sombras y en cuanto hablo pude reconocer la voz.

-Hola preciosa-dijo descarado, soltando el humo de su habano.

PREFIERO MORIR ©Where stories live. Discover now