La música se puso en mi contra

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-Esto no está bien ¿verdad?

Me giré para verla bajar los últimos escalones. Se le veía muy bien pero demasiado formal para el tipo de fiesta al que iríamos.

-¿Quieres que responda? -pregunté con una sonrisa burlona.

-Eso fue cruel -protestó sonriendo de todas formas.

Me encogí de hombros y me concentré en el trago que estaba preparando.

-Tenía que intentarlo -susurró empezando a subir nuevamente por las escaleras.

-¿Vas a querer uno? -pregunté casi en un grito.

Ella contestó afirmativamente en el mismo tono desde el segundo piso. Al instante saqué otro vaso disponiéndome a prepararle un trago aunque preferí moderar la cantidad de vodka. Lo último que quería era tener que pasarme la noche cuidando a alguien borracho. La idea era pasar una noche divertida y relajada, no preocupada en un baño revisando a una persona abrazarse al inodoro. Me aseguré una vez más tener mi cajetilla de cigarros y mi encendedor en el bolsillo. En lo que esperaba saqué un cigarro y empecé a fumar un poco. Ya estaba sirviéndome un segundo vaso de bebida tras secarme el primero cuando distinguí el sonido de unos tacos bajando por la escalera. Con una sonrisa me tomé el trago de una antes de girarme a encararla.

-¿Mejor? -preguntó con una sonrisa coqueta girando en el sitio.

El cigarro casi se me escapó de los dedos. Llevaba un vestido azul oscuro ceñido hasta la cintura donde se ajustaba con un cinturón plateado y luego caía en una faldita con algo de vuelo o como se llamara. Tenía unos tacos que hacía que sus piernas se vieran más largas y más formadas aún. Como si no llamara ya suficiente la atención se había maquillado resaltando sus ojos que se veían más cautivadores que nunca.

-El gimnasio hizo lo suyo -le dije alzando las cejas.

-¿Ese es el mejor cumplido que se te ocurrió? -se rió acercándose.

Se acercó con una sonrisa burlona y recibió de buena gana el trago que le preparé aunque antes de tomar un trago le lanzó una mirada nerviosa.

-¿Se te ve muy bien? -intenté de nuevo en tono de broma.

-Puedes hacerlo mejor -me guiñó un ojo -¿Le pusiste trago a esto o es solo jugo?

-La chica es brava -reí -le gusta cargado. Me sorprendes "angelito". ¿Estás increíble? -añadí haciendo otro intento.

-¿Tan mal estoy que no se te ocurre nada? -se burló.

-No fastidies -le serví un poco más de vodka en su trago.

-Salud.

-Salud.

Chocamos los vasos. Yo me vacié de una el mío, pero Valerie tuvo que hacer un par de pausas para poder acabar el suyo así que aproveché para burlarme un poco. Entre una cosa y otra, nos quedamos conversando y finalmente salimos a la fiesta como a las diez y media. Me costó un poco hacerla entrar a la discoteca, pero finalmente cedió cuando me empecé a felicitar por  ganar nuestra apuesta. Una vez adentro se tranquilizó algo cuando vio que era un lugar bastante decente. Para mi sorpresa, reconoció al instante la canción y empezó a bailar hacia la pista de baile. Creo que en ese momento mi mandíbula estaba casi en el piso. Cuando se volteó a mirarme me lanzó una mirada coqueta y no dudé en seguirla. Siguiendo el ritmo de la música se movió hacia un lugar donde se había hecho un pequeño espacio. Con una sonrisa me dije que ya nos haríamos sitio bailando. Sin embargo cuando cambió la canción quedé estupefacto al ver como se adaptaba al instante al cambio y se movía estupendamente. "Es mi turno de demostrar lo mío" me dije con una sonrisa engreída. Tendí una mano hacia ella y cuando la tomó la hice dar un par de vueltas a toda velocidad para luego pegarla a mí evitando que llegara a tambalearse.

-¿Desde cuándo bailas? -preguntamos los dos a la vez.

Nos separamos y dimos un par de pasos. ¡Qué manera de moverse! La salsa definitivamente era lo suyo.

-He ido a algunas fiestas antes -me dijo cuando volvió a estar en mis brazos -y creo que es de familia -rió.

Guiándola la hice alejarse e hicimos el ocho antes de que la hiciera girar de nuevo. Su vestido se levantaba graciosamente cuando daba las vueltas y su sonrisa revelaba que le divertía. Pasó una canción y luego otra y otra y simplemente perdí la noción del tiempo bailando, cantando, subiendo, bajando, girando, acercándonos, lanzándonos miradas. Empecé a sentir un hormigueo que solo parecía aumentar conforme bailábamos. Cantar mientras bailaba era casi rutina y me ayudaba a sentir más aún la canción. Pero cuando empezamos a girar al ritmo de "Bailando" y cantando casi en el oído del otro pude sentirla estremecerse contra mí. Tenía una mano en su cintura y la otra en su cadera y disfrutaba de bailar con alguien que lo hacía bien además de ser una chica fácil de guiar (en lo que ha baile refiere). Me alegré de no ser el único que se estaba sintiendo raro, pero ya me estaba preocupando lo mucho que la música y en especial esa canción me estaban afectando. La letra realmente parecía estar describiéndome. Nos separamos un poco y empezamos a cantarnos cara a cara la canción acercándonos marcando cada palabra pero sin llegar a tocarnos hasta que cada uno giró para un lado diferente recuperando la distancia. Alcé el mentón como retándola y ella empezó a bailar delante de mí moviendo las caderas de manera atrapante, acercándoseme cada vez más para luego lanzarme una mirada coqueta y apartarse. Al instante tendí una mano hacia ella para hacerla girar, dar un par de vueltas y atraerla finalmente hacia mí de forma que empezamos a girar juntos de nuevo. Nuestras miradas se clavaron en la del otro y quedé completamente cautivado. No podía apartar mis ojos de los suyos y de pronto me sentí incapaz de encontrar que era lo que antes me había parecido que no encajaba en su rostro. La miraba una y otra vez y me parecía imposible señalar error alguno. Estaba como hechizado. En ese momento mi subconsciente reconoció el comienzo de "Si tú me besas" pero ambos parecíamos incapaces de seguir cantando. Y en cuanto inició el coro me perdí completamente. Ni bien dijo "bésame despacio" la acerqué con firmeza tomándola de la cintura con una mano y sujeté su rostro con la otra mano tomándola del cuello con algo de suavidad para besarla. Mis labios reclamaron ansiosamente los suyos negándose a recibir resistencia alguna. Parecían querer devorar su boca a besos y hacerla suya para siempre. Sentí un suave empujón en mi pecho de Valerie como si intentara apartarse pero la apreté con más seguridad a mí e intensifiqué el beso queriendo disfrutar cada detalle al máximo. Una vocecita en mi cabeza me advirtió que me arrepentiría, pero no tuve tiempo para pensar en hacerle caso siquiera porque Valerie me devolvió el beso con la misma intensidad consiguiendo que me sintiera enloquecer.

The Real Bad Boy (PUBLICADO)Where stories live. Discover now