Capítulo 92. Una fuerte atracción.

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El cuerpo de Laila se encontraba a un par de centímetros del cuerpo de Alana. La profesora sabía perfectamente lo que estaba provocando en su oncóloga, y de hecho le encantaba que la mujer se tensara por su propia cercanía. Ella también se encontraba en la misma situación que Alana, pero con la diferencia de que era ella la que tenía el control de la situación.

Alana se alegró mucho de que Raquel la dejara sola, porque de no haberlo hecho, Laila quizás no se hubiera acercado a ella como lo había hecho. La tenía justo detrás de ella, y el sentirla tan cerca, sintiendo su respiración y su cálido aliento en su propia nuca, hizo que además se excitara sin pretenderlo.

-Vaya, sí que se ha vendido pronto…Esta fotografía es increíble…- le dijo Alana a Laila sin llegar a darse la vuelta.

-Lo más increíble no es la fotografía, es la modelo fotografiada, en realidad - contestó la profesora con la voz algo ronca. Ella también se estaba excitando al tener la espalda desnuda de Alana tan pegada a sus pechos. En ese instante le dió exactamente igual estar invadiendo el espacio personal de la oncóloga habiendo tanta gente como había en aquella sala. Cada uno iba a lo suyo, y nadie estaba pendiente de la artista. Por lo que Alana siguió la conversación que había entablado con Laila.

-Dudo mucho que el mérito sea de la modelo…

-Si todas estas personas que hay aquí, ven esta obra con mis propios ojos, pensarán lo mismo que pienso yo, y reconocerán lo increíble que es el cuerpo que he pintado…

Alana ya no aguantó más y se dió la vuelta lentamente. Necesitaba mirar a los ojos a Laila desesperadamente. Llevaba días sin verla y era un suplicio saber que la tenía detrás de ella y no poder mirarla a sus deslumbrantes ojos. Los había echado mucho de menos. Y cuando por fin estuvieron una frente a la otra, no pudieron reprimir sus emociones. Mientras Laila se dispuso a sonreírle de forma coqueta, Alana se quedó atontada cuando por fin la verde mirada de la profesora se centró en su propia mirada. Les costó a las dos mujeres hablar la una con la otra. Mientras, Alana se sintió orgullosa de tener sólo para ella a la artista estrella de la exposición.

Cuando por fin Laila se animó a hablar, no pudo evitar dirigir su inquieta mirada al precioso escote que llevaba esa noche Alana. Lucía espectacular para el gusto de la artista. La doctora se alegró de haberse decidido por ese vestido tan provocativo porque consiguió llamar la plena atención de la mujer que ella amaba. Estaba encantada cuando sintió la bonita mirada de Laila sobre sus propios pechos. Sólo deseaba estar a solas con ella, no veía el momento de que eso sucediera. Y tuvo que carraspear para que la joven la volviera a mirar a los ojos.

-Alana…Muchas gracias por venir. Significa mucho para mí.

-No me podía perder el estreno y la presentación de tu obra, Laila. Sé perfectamente lo importante que es esta noche para ti, y por supuesto, necesitaba estar para ti, estar contigo.

Laila no se podía creer lo que acababa de oír de boca de Alana. Esa mujer era capaz de todo, y le había demostrado que sí era importante para ella.

-Laila, por cierto, estás guapísima con el cabello corto. Tus ojos resaltan todavía más - le dijo la doctora de forma sincera.

-Gracias, Alana. Isabel me dijo lo mismo cuando me lo cortó - la profesora prefirió no decirle cuál fue el día que se había cortado el pelo, porque la doctora acabaría atando cabos y podría darse cuenta que la discusión que tuvieron en el hospital de día podía haber sido el detonante de dicho comportamiento por parte de la profesora. Enseguida pensó en lo que había pasado con Laura cuando vomitó y ésta decidió irse de su casa. A la contra, Alana siempre la apoyaba y la animaba pasara lo que pasase en el proceso de su enfermedad.

Cuando la joven estaba valorando si era el momento de disculparse con Alana, apareció Laura de la nada.

-Hola doctora Del Olmo, me alegro de verla por aquí. Le voy a robar un momento a Laila, para que pueda dar un breve discurso.

Laila y Alana se miraron sin titubear, y no les quedó otra que resignarse, puesto que ambas mujeres querían y necesitaban seguir juntas, porque a Laila el deber la llamaba.

-Hola, Laura, claro, sin problema - le contestó la oncóloga a la galerista con una sonrisa algo forzada en su rostro.

-Luego seguimos hablando, ¿Te parece?- Laila sonrió a la oncóloga y se marchó con Laura hacia una pequeña tarima que había en la sala. La joven daría allí el discurso.

Cuando Raquel vio a su amiga sola, se acercó a ella, ya que necesitaba saber qué había estado hablando con la profesora.

-Hola Alana…Te vi con Laila. ¿De qué habéis hablado?

-Me dijo que ya estaba vendida la fotografía, y también me dijo que se debía al cuerpo que había sido fotografiado- dijo Alana sin saber que en realidad sí había sido el motivo de la compra el cuerpo pintado que salía en la fotografía.

-Esa chica está atontada contigo. Vi como te miraba, y sólo tenía ojos para ti.

-Y yo sólo los tengo para ella, Raquel.

-Lo sé. Pero también te digo que tengas cuidado, Laila tiene muchas admiradoras. En el baño escuché a varias mujeres hablar de ella y dos de ellas dijeron que querían una cita con ella.

-Raquel…¿A qué mujer lesbiana no le gusta una mujer como Laila? Ella es perfecta. Las entiendo perfectamente, lo que esas mujeres no saben que Laila solo tiene ojos para mí - Alana no podía ni quería imaginarse a la profesora con otra mujer que no fuera ella. Su preciosa mirada no podía mirar a otra mujer como la miraba a ella.

-Estoy contigo, pero no te olvides que todo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos.

-Tienes razón. Por lo pronto estoy muy feliz de haber venido. Gracias por convencerme. Necesitaba verla y hablar con ella.

-Claro que sí. Por cierto, ¿A dónde va con Laura?

-Va a dar un discurso. Así que vamos a ponernos en primera fila, quiero verla y escucharla.

-Por supuesto, pongámonos en primera fila.

Las dos mujeres se hicieron paso entre la gente y se acercaron todo lo que pudieron a la tarima. Alana quería ver bien de cerca a la profesora. Sólo esperaba no quedarse embobada mirándola. A la mujer le llamó la atención la presencia de un gran número de adolescentes ocupando ya las primeras filas y enseguida pensó que debían ser los alumnos de Laila. No iba mal encaminada.

Matices y colores (8° Historia)Where stories live. Discover now