Princesa de un castillo de monstruos

88. Criatura sin rostro

Disfruten el capítulo, monstruitos.

***

—¿Está todo bien? —cuestioné preocupada.

No podía moverme demasiado. Observaba a la distancia lo que sucedía, de cómo Gael hacía todo lo que podía para estabilizar la temperatura del pequeño Sauto y de Jhüen siendo alguien inhibido. Se apartó nosotros, situándose de pie a unos pasos, casi inmerso en la oscuridad de la noche. Apenas se veía su espalda ancha en la penumbra.

—¿Qué es Sauto realmente? —pronuncié—. ¿Pueden los monstruos transformarse en lo que sea?

Gael apenas movió la cabeza en negativa. Permanecía concentrado, acuclillado en el suelo con el niño en sus brazos y remojando un paño en agua fría. Jhüen llegó hasta mí con una expresión rara, en sus manos llevaba un tazón con sopa recién servida.

—Sería bueno que usted comiera algo —habló él—, Gael se encargará de velar por el amo.

—¿Me ayuda a...

No alcancé a formular la pregunta, Jhüen comprendió mis deseos al instante. Él se colocó en el suelo antes de ayudarme a sentarme y permitirme apoyar mi espalda contra su pecho.

Sin que se lo pidiera, Jhüen dijo:

—Sauto es una criatura hecha de tristeza e ira.

Elevé la cabeza en su dirección para verlo, sorprendida por ese comentario; lo encontré viendo hacia los brazos de Gael.

—La razón de que muchos monstruos lo buscan es por su naturaleza. Nadie más que Sauto puede entender el dolor y la tristeza de los monstruos. Se rumorea que nació de los sentimientos malignos de las bestias salvajes, de la tristeza y sufrimiento de todas aquellas criaturas que han sido hostigadas por los humanos, y de la incertidumbre de todo aquel que no encuentran un lugar en el mundo.

»Para muchos monstruos, Sauto se convirtió en la aberración de todo ser vivo, porque desconocen de dónde provino, desconocen cuándo apareció... aunque dicen que fue una vez una criatura sin rostro.

—¿Sin rostro?

—Probablemente él posea muchas caras y ninguno a la vez.

Gael se aclaró la garganta, mi atención se volvió hacia él de inmediato.

—Existen mitos entre los monstruos y humanos sobre la existencia de Sauto —empezó a contar Gael, sentándose alrededor de la fogata con el niño a un costado suyo—. Se rumorea que sus poderes sublimes provienen de los propios monstruos que ha devorado a lo largo de los años; o algo más absurdo y descabellado aún, que las doncellas son su fuente de poder. Sin embargo, la existencia de Sauto es un misterio, podría ser la abominación de todo lo que existe en este mundo. No es un humano ni una quimera, ni un hibrido como Jhüen o un monstruo de sangre pura como Nord o yo, definitivamente es algo más.

—Como mencioné, él es una monstruo hecha de tristeza e ira.

Ignorando a Jhüen, Gael prosiguió:

—Nadie se le opone, nadie sabe de él. Nadie es tan poderoso. Muchos son conscientes de su existencia, otros lo han catalogado como una leyenda a ignorar. Este niño es solo un rostro más.

—¿Por qué se le consideró una criatura sin rostro alguna vez? —quise saber, curiosa.

—Hubo una época en la que causó un gran revuelo en el mundo. Existen humanos que se dedican a exterminar a los monstruos sin discriminar, estuvieron tras el amo por varios incidentes. Entre sus fechorías destaca uno en particular: en los lugares que recorría el amo dejaba a los pueblos sin doncellas.