Wattpad Original
Te quedan 65 partes más de forma gratuita

24. Mentirillas

42K 4.7K 366
                                    

—Monstruito, ven aquí. —Sauto apareció en ese mismo instante cuando abrí la boca para preguntar algo más al niño.

—Por favor. —Me suplicó él, con un tono y ojos tristes. No respondí, solo lo vi marcharse cabizbajo al lado del muchacho que acompañaba a Sauto.

Caminé en esa dirección, creyendo que ellos se marcharían al instante; y estaban a punto de hacerlo, habían comenzado a ir por la vía estrecha que se alzaba adelante en medio del bosque, pero Sauto se detuvo y giró su rostro en mi dirección. No entendía cómo lograba ver.

—Naseen —llamó.

El joven de cabellos castaños que respondía a ese nombre se acercó a su lado, inclinando levemente su cabeza para escuchar lo que decía Sauto en susurro. Lo vi mover la cabeza en asentimiento, luego extender la mano para recibir algo.

—Como digas —respondió tras escuchar con detenimiento. Desconocía lo que Jhören le había dicho, pero muy pronto lo sabría. Naseen se giró a verme, avanzó hasta mí y, sin dirigirme una palabra, me entregó un objeto bastante pequeño al que reconocí solo rozarlo con la punta de mis dedos.

—Jhüen desea verla —habló Jhören entonces cuando su acompañante volvió a situarse a su lado izquierdo—, cerca del río en medio del bosque, después de que usted termine sus oficios.

Me digné a mirar el metal en mis manos.

—Después de la cena, supongo —agregó.

—¿En la noche? —cuestioné, desconfiada—. ¿Bromea?

—Si hubiera algún tipo de... inconveniente —dijo—, solo trate de que la pulsera sea visible. Estoy bastante seguro de que usted sabe a la perfección lo efectivo que es al usarlo.

Con "inconveniente" comprendí que se refería al ataque de una bestia. Lo sabía. Y aunque conocía muy bien el efecto de esa joya, obviando su significado real, no me salvaba del miedo que provocaban la presencia de los monstruos. Jhören no tenía idea cuanto los aborrecía, no creía poder soportar ver otro.

—No se preocupe. Si lo usa no supondrá un problema ni significará que estemos comprometidos. Solo es para su protección —aclaró.

Aun si me decía eso, carecía de suficiente valor para aventurarme en un bosque en la noche. No quería ser presa del miedo o de esa sensación ociosa que se cernía sobre mí al estar cerca de la muerte. Sucedió cuando vi morir a Mika o...

Sacudí la cabeza. No iba a ir. Además, Jhüen me había dicho que podía acudir a mí si lo llamaba, aunque literalmente no fuera posible. ¿Cómo podía escucharme? Tal vez solo lo había mencionado para tranquilizarme y hacerme sentir que tenía a donde ir si las cosas salían mal.

—Jhüen no podrá venir si usted no lo llama —añadió Sauto antes de redirigir sus pasos hacia la vereda.

Quedé atontada, viendo su ida como si hubiera perdido algo.

—A ver, chiquitín, hoy me hiciste pasar un momento bastante incómodo. —Escuché que decía Sauto al niño—. ¿Sabes lo que sigue después?

—Sauto... —El pequeño se detuvo. Colocando ambas manos sobre las mejillas, lo miró horrorizado antes esconderse detrás de Naseen.

—Jhören, no es necesario llegar tan lejos —respondió Naseen—. Es solo un niño.

—Un niño malcriado es lo que es. Y los niños como Magüen merecen...

Su voz se perdió en el zumbido de los árboles del bosque. Quedé un largo rato en el exterior de la casa, cerca del jardín, antes de decir volver a entrar y ver a la señora. Temía que pudiera cuestionarme respecto a lo sucedido. Tomando una respiración profunda, me armé de valor para enfrentarlas.

Princesa de un castillo de monstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora