Wattpad Original
Te quedan 73 partes más de forma gratuita

16. Fiesta de disfraz

45K 5K 982
                                    

Terminé siendo una mezcla de serafín con cuernos.

Jamás imaginé estar en una situación en la que admiraría y me quedaría embelesada por los disfraces. Había de todo tipo y formas, algunos eran grotescos y horrendos, otros lindos y magníficos.

Mis doncellas poseían la mitad de una máscara de zorro color naranja. La parte superior de sus cabezas se protruían hacia adelante en hocicos, con unos ojos chispeantes del color del fuego. Un abrigo cubría su espalda, mas no la parte delantera, que apenas era cubierto por una tela blanca. Estaban protegidas en partes estratégicas, dejando al descubierto su abdomen y sus piernas blancas de... ¿qué era?

Iban desde zorros, lobos, gatos, ciervos, serpientes, todo tipo de animales con extrañas combinaciones. Todos se tomaron en serio el disfraz, era difícil qué parte era real y falso. Disfrutaba ver que conservaban la mitad inferior de sus rostros y parte de su cuello al de un humano.

Admitía que, por un instante, al llegar al salón principal y llevarme la sorpresa de los disfraces, llegué a malinterpretar la situación.

—Solo son disfraces bien hechos —había dicho, divertido.

Comentó Jhören para tranquilizarme y evitar dejarme llevar por mi imaginación. Solté un suspiro. Todos se servían platillos en las largas mesas, comiendo tranquilamente y charlado de forma casual con sus parejas o en grupos. De alguna forma, todos se veían felices, me daba la impresión de que sus expresiones eran genuinas. Sonreían, se mantenían relajados, como si tuviesen más libertad de moverse o expresarse estando en esa forma. En el ambiente estaba impregnado cierta familiaridad que todos disfrutaban excepto yo.

Algunos tenían cabezas de carnero, patas de gacela, garras de león y algún otro tipo de mezcla de animal. Sus aspectos me hacían imaginar a los monstruos quimeras que Mika me había comentado. Incluso podía ver entre el montón a uno parecido al que atacó a mi querida doncella. Meneé la cabeza, repitiéndome a mí misma que solo era disfraces.

—¿Quiere ir a bailar? —me preguntó Jhören, tendiéndome la mano derecha. Su invitación me tomó desprevenida.

Asentí, titubeando un poco.

Muchos se apartaron de nuestros caminos al ver que nos dirigíamos a la pequeña pista de baile improvisada. Mi inquietud no desapareció ni con la compañía de Jhören, incluso me parecía que la incomodidad aumentaba entre nosotros a causa de la última conversación. Él me quería lejos del castillo, no planeaba desposarme.

Esos pensamientos se desecharon tan pronto sentí uno de sus brazos alrededor de mi cintura. Me acercó a su pecho y su rostro se inclinó hacia el mío con una venda en los ojos.

Aparté la vista, enfocando la vista hacia otro punto. Sabía que no me veía con los ojos como sería la costumbre, pero me escrutaba de una manera peculiar. Me preguntaba dónde podría encontrarse Jhüen, seguro su compañía podría ser más agradable y menos incómodo.

—No sea tan reservada, querida —habló cerca de mi oreja, su aliento me estremeció al rozar puntos débiles de mi anatomía—. No muerdo —agregó.

Él soltó una leve sonrisa.

—No ahora —añadió tras una breve pausa.

—No consigo entenderlo —musité—. Hace unos días me suplicó que me marchara, ahora me pide que no sea reservada. ¿Cuál mandato debería obedecer?

Él es apartó un poco, su rostro expresaba duda y confusión.

—Discúlpeme, dije algo indebido.

Esta vez fue mi turno mirarlo con estupefacción.

—Me pidió confianza. No entiendo.

—Olvide lo que le dije ese día, confíe en mí ahora. Estoy lúcido.

Princesa de un castillo de monstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora