Wattpad Original
Te quedan 45 partes más de forma gratuita

44. Naseen

40.3K 4.1K 1.5K
                                    

Tomé un largo y profundo suspiro.

Las cosas no parecían ir muy bien para mí en este momento. La reacción extraña de Jhüen me dejó confundida y también la llegada repentina de Naseen. Cada una de estas situaciones aumentó mi grado de perplejidad, a tal extremo que cuando la señora Mirian me pidió hablar con ella en privado, varias teorías surcaron en mi mente. Me sentía paranoica.

Tras cenar y desearle a Lorenzia y a don Florentino las buenas noches, me encaminé a la habitación de la señora a grandes zancadas. Estaba nerviosa, demasiado como para poder aminorar los latidos frenéticos de mi corazón a causa del desconcierto. Naseen se negaba a marcharse, su presencia no era un estorbo o molestia, porque tenerlo cerca era lo mismo que estar sola, pero me causaba curiosidad que estuviera a mi lado sin el menor deseo de irse. Quizá la señora Mirian ya supiera que lo mantenía escondido en mi habitación.

Yo no podía pelear con Naseen si solo se limitaba a decir "Solo finja que no estoy acá" cada vez que lo miraba. Apenas abría la boca para articular palabra alguna cuando él me respondía con indiferencia.

Por el poco tiempo que lo llevaba conociendo, me percaté de algo curioso sobre él; era tan altanero como ningún otro, pero se asustaba cada vez que me le acercaba, como si yo fuera un bicho horrendo.

Lo comprobé en más de una ocasión al acercarme con disimulo, a veces lo amenazaba con tocarlo si él no cedía en abandonar mi habitación; en la mayoría de ocasiones, él terminaba haciendo un alboroto y elevaba al pequeño gato al aire a modo de escudo. Nunca me permitía ganar.

Solté otro suspiro. Acomodé mi vestido antes de tocar la puerta de la habitación de la señor Mirian. Un par de toques fue suficiente para hacer hablar a la señora Miriam, quien desde adentro pronuncio "adelante" con voz fuerte.

Traté de mantener una postura relajada y una expresión serena, ocultando muy al fondo mi nerviosismo. Temía que hubiese observado por las ventanas delanteras el incidente con Jhüen en la tarde anterior o que ella se hubiera percatado del inesperado visitante oculto en mi habitación, cualquiera que fuera la razón de ella para querer hablar conmigo, de algún modo me daba motivo suficiente para sentirme aterrada.

—Pasa, querida —habló con tono suave, algo bastante raro viniendo de ella. Que usara "querida" para referirse a mí solo aumentó mi incomodidad.

—¿Me necesitaba para algo, señora?

—Sí. Ven aquí. —Ella dejó el libro que sostenía sobre una de las almohadas apiladas a su lado, después comenzó a dar palmaditas en la orilla de la cama, invitándome a sentarme en esa zona.

Después de cerrar la puerta con cuidado a mi espalda, me dirigí hacia ella sin hacer mucho ruido, me senté donde me indicó, quedé a la espera de alguna otra indicación. La miré con disimulo mientras jugaba con los dedos de mis manos. Me sentía nerviosa.

—He notado que Rías es muy unida a Sauto —empezó a decir—. Me preguntaba si ella podía contarme un poco más sobre su relación.

Me removí inquieta en mi lugar. La señora Mirian comenzó a toquetear varios mechones de mi cabello suelto, enrollando hebras alrededor de uno de sus dedos para luego dejarlos reposar sobre mis hombros.

—No tengo nada que decir —mascullé, incómoda.

—¿En verdad? —insistió ella con una sonrisa.

—Sí.

—Yo no opino lo mismo —refutó, poniéndose extrañamente seria—. ¿Habrás aprovechado la libertad que te di para seducir al pretendiente de mi hija?

Princesa de un castillo de monstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora