Wattpad Original
Te quedan 11 partes más de forma gratuita

78. El titiritero

19K 2.4K 1.1K
                                    

Este capítulo tiene mucho peso, ¡disfrútenlo, monstruitos!

Necesitarán el próximo capítulo con urgencia.

***


Me desperté la mañana siguiente a causa de una leve agitación. Debido al movimiento brusco que prosiguió después, empecé a abrir los ojos, perezosa y adormilada todavía. Al recobrar poco a poco la conciencia, tuve la leve loca idea de pensar que en la cueva filtraba frío a gran cantidad y que no era suficiente la túnica que Gael había dejado sobre mi cuerpo para guardarme del gélido ambiente. Seguido de esos pensamientos, tuve la sensación de que mi entorno empezaba a moverse... a sacudirse, como si alguien estuviese agitando la cueva de un lado para otro.

¿Podía ser eso posible?

Ante esa impresión, abrí los ojos con rapidez.

Tan pronto tuve una clara imagen de que lo que realmente sucedía, me aferré a lo primero que sentí en las manos, lo que resultó ser la gruesa estola de Jhüen. Una oleada de aire frío me congeló por un instante, haciéndome enfocar la vista en el escenario borroso de mi alrededor. Todo mi entorno se movía.

—¿Qué... —las palabras se me atoraron en la garganta—... qué sucede? —balbuceé lentamente.

No me respondió.

¿Por qué Jhüen me tenía en sus brazos?

—Consideré todas las rutas posibles, esta es la más segura... probablemente. Soy más sigiloso que Gael —comentó Jhüen con una expresión serena.

¿Qué significaba?

—¿Y Gael? —quise saber.

—Se quedó dormido —respondió con indiferencia.

En un tiempo no tan lejano me hubiese sentido tranquila a su lado. Pero ahora, con todo lo que había pasado recientemente y su evidente hostilidad hacia mí, me costaba no sentirme incómoda y nerviosa a su lado. Quería preguntarle por qué estaba aquí, llevándome en sus brazos. Lo que era más importante, ¿por qué? ¿Qué tenía planeado hacer?

¿Pretendía hacerlo? Incontables posibilidades empezaron a arremolinarse en mi mente, y en todos me encontraba en un escenario horripilante. No podía evitar pensar en lo peor.

—¿A dónde me lleva? —quise saber.

—A ver algo realmente interesante. El cielo apenas esclarece, habrá tiempo de sobra para las preguntas o dudas, ahora solo guarde silencio. Quiero evitar peleas innecesarias.

—¿Peleas innecesarias? —balbuceé despacio—. ¿Conmigo?

Jhüen esbozó una leve sonrisa burlona.

—Por supuesto que no. No me gustaría perder la carnada tan pronto.

Carnada...

Con que eso era. De eso se trataba.

—No ponga ese rostro tan triste. No es tan grave. Pero si uno de los monstruitos captara nuestra voz o nuestra presencia, créame, se pondrá horrible.

Asentí con la cabeza. Me guardé las ganas de seguir preguntado por temor a causar un problema mayor. Si me resistía o forcejeara para liberarme de su prisión, en mi condición, no conseguiría nada en absoluto, acabaría siendo presa de algunos de los monstruos del castillo. No sabría cómo volver con Gael ni a dónde ir.

Me apreté a su pecho con fuerza hasta llegar a lo que se suponía era nuestro destino. Jhüen se había detenido en medio de los árboles que rodeaban al castillo, situándome de pie en un lugar de malezas, que a la vez ocultaba nuestras figuras pero que daba un buen vistazo de la delantera de la inmensa construcción. Contuve la respiración unos instantes. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que pisé estas tierras?

Princesa de un castillo de monstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora