Wattpad Original
Te quedan 23 partes más de forma gratuita

66. Festín

25.4K 3.4K 1.1K
                                    


Se vienen fuertes declaraciones 7u7

Espero sus comentarios y votos, es alentador recibirlos.

***


Me encontraba nuevamente espiando la puerta, deliberando la posibilidad de entrar sin que nadie pudiera verme. Llevaba días haciendo lo mismo, dando muchas vueltas sin parar en el pasillo, temiendo y queriendo entrar con desesperación, pero era tan cobarde que no conseguía empujar la puerta.

Había creído que esta tarde sería como los días anteriores, en las que me sumía en mi propia cobardía y en mis intentos inútiles para empujar la puerta. Había creído que acabaría regresando a mi habitación para caer rendida en mi cama, desesperada y melancólica. Había creído todo tipo de posibilidades, sin embargo, nada me preparó para lo que verdaderamente sucedió.

—Jhüen dijo que aún no era tiempo... —escuché que alguien decía en el interior de la habitación. La voz se asemejaba a la de Nord, pero al escucharse bastante quebrado, perturbado y tembloroso me hizo dudar respecto a mis conjeturas, pues el señor Nord era un hombre muy seguro.

—A lo largo de los días me he estado preguntado quién soy yo y quién eres tú... —Era la voz de Sauto, sonaba, como de costumbre, calmado pero molesto... sobre todo, molesto—. Aunque, podría pasar desapercibido esta rebelión con el festín que prepararon para mí. No debieron molestarse.

Sauto rio. Su carcajada no era en absoluto feliz ni amable, era una risa cargada de pésimas intenciones.

—¿Festín? ¿Qué dices?

—El aire huele a... humanos, a mujeres humanas para ser específico. Puedo olerlas incluso si duermo profundamente. Hay algo diferente... —Silencio. Silencio. Me pegué más a la puerta para escuchar mejor—, dos muchachas huelen diferente al resto. Huelo mi sangre, la de tu tonta esposa y la de Jhüen.

De nuevo, silencio. La pausa se extendió por varios instantes, me daba miedo moverme, respirar o tragar y ser descubierta ante el más mínimo movimiento.

—¿Sacrifican a sus propias hijas? —indagó Sauto entonces, imperturbable.

—¿Sacrificar? Con festín te refieres a...

—Por eso están aquí, ¿cierto? —comentó con una tranquilidad amenazadora—. No concibo otra razón para que mujeres humanas e híbridas estén en mi castillo sin mi consentimiento.

—Son tus prometidas...

Haciendo caso omiso, Sauto prosiguió:

—Por fin algo aplaca el hedor del castillo, por fin saciaré el apetito que crece día tras día. Jhüen y tú, tonto Nord, por fin pensaron en algo bueno para expiar sus pecados. Tengo demasiada hambre, quizá empiece con tu hija.

—No debes levantarte, Jhüen dijo que debes descansar.

—¡Muévete! —bramó.

Lo que sucedió después era incierto. Escuché que algo caía al suelo seguido de unos gemidos agonizantes. Al asumir lo que pasaba dentro de la habitación me aparté de la puerta, dispuesta a ir a cualquier otro sitio, encerrarme en mi habitación era una opción que mi mente consideraba. Sauto estaba enojado y en este momento esa no era una imagen que me gustaría ver.

Retrocedí unos pasos. Giré mi cuerpo en la dirección opuesta a donde mantenía la vista clavada.

Quedé petrificada en el acto al toparme con el cuerpo fuerte e inmóvil de un hombre que impedía mi avance hacia mi aposento.

Princesa de un castillo de monstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora