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86. Miedo, tristeza e ira

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Disfruten el capítulo, monstruitos <3

Espero sus deditos en una parte de este capítulo (?

Los dedos traviesos jaja

***

Me encontré aovillada en mi cama incapaz de conciliar el sueño. Necesitaba procesar toda la información que recién había recibido y asimilarlo para tomar una decisión: pelear o huir.

Siempre busqué conocer a Sauto, saber sus secretos y sumergirme en ese misterio que tanto me llamaba a su lado. Mientras más me adentraba a su mundo, pronto entendía que los conocimientos de las que era completamente ajena escapaba de mis manos. En ningún escenario de mi imaginación concebí ideas y secretos más aterradores. La naturaleza de los monstruos escapaba de mi comprensión, en especial la rareza de Sauto.

Me encontraba dividida entre el miedo y el amor. Miedo a morir, a no ser reconocida, a no ser capaz de salvarlo, a no ser suficiente, a no llegar a él; sin embargo, creía a amarlo lo suficiente para no abandonarlo.

Maldición. Lo conocía. No tenía por qué dudar. No había razón alguna. Se mostró ante mí en diferentes ocasiones: su lascivia, obscenidad y su oscuridad no me molestaron en absoluto en su momento, no era algo que yo pudiera rechazar. Con sus tormentos, quería permanecer a su lado.

Aunque no tuvieran una mala intención, las palabras de Gael y de Jhüen plantaron una duda en mi cabeza, haciendo desmoronar mis conceptos. Todo en lo que creí colapsaba lentamente. No podía atribuirles a esos dos la culpa total de mis dudas. El hecho de haberme visto a mí misma en una situación de muerte en un sueño absurdo, algo acabó por colapsar en mi mente. El sufrimiento, el dolor, el ruido de un desgarro... todo era nítido.

Y la tristeza.

La nostalgia.

Ese último sueño me mostró algo que los anteriores no pudieron hacer. Me enseñó la tristeza existente más allá del dolor, la insatisfacción de no haber vivido lo suficiente, el arrepentimiento de haber sido indecisa y el remordimiento de no haber podido hacer nada.

¿Y si resultaba ser real eso podría significar que moriría con esos sentimientos? ¿Moriría siendo miserable sin haber podido cumplir nada?

Le había dicho a Sauto que sin importar cómo muriera, iba a irme con felicidad porque habría vivido con libertad. ¿Pero esos sentimientos qué significaban? ¿Eran una advertencia?

No quería morir sintiéndome así. No habría una muerte más terrible y lamentable para mí. No quería. Si iba a huir, debería ser algo que realmente quisiera hacer; si iba a quedarme a intentar, también debía desearlo con todo el corazón. No podía darme el lujo de ser imparcial o indecisa. Era hora de hacer las cosas por cuenta propia, iba a decidir por mí misma.

Al día siguiente, me encontré a mí misma sentada en la orilla de la cama donde Sauto permanecía dormido. Desde mi posición, observé el exterior a través de la ventana abierta. Más allá del castillo, en el algún punto del bosque, yacía un monstruo escondido en una cueva.

Cuando pensaba en esa pequeña definición, recurrían a mi mente retazos de imágenes de un sueño imposible. Un sueño en donde moría varias veces a manos de un monstruo que parecía amar. Si lo veía en una perspectiva diferente y era Sauto, entonces realmente lo amaba. ¿Pero hasta qué punto era cierto el sueño? ¿Qué tan real podía resultar?

Mientras más pensaba en los últimos acontecimientos, más dudas tenía al respecto. Hasta ese día en las aguas termales, Sauto me parecía que era el mismo hombre. Su trato era igual que otros días, atento, evasivo, cariñoso y con ese temor que jamás comprendí. Sin embargo, algo seguía sin concordar.

Princesa de un castillo de monstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora