Wattpad Original
Te quedan 55 partes más de forma gratuita

34. ¿Sauto?

42K 4.7K 1K
                                    

Calor. Hacía mucho calor.

No podía ver con claridad, pero percibía el olor a rosas filtrarse en mi nariz. Mi corazón palpitaba con frenesí, mis dedos estaban mojados y calientes. La sensación era agradable más allá de sentirme sofocada por la elevada temperatura. Pero solo fue un breve instante, luego me acostumbré y pude disfrutar mejor del ambiente en donde me encontraba. ¿Dónde estaba?

Quería abrir los ojos, traté de hacerlo, pero tan pronto movía los párpados, el cansancio tomaba control de mi cuerpo.

Para cuando volví a estar consciente y medio abrir los ojos, me percaté que estaba sumergida en agua caliente. La esencia proveniente de los pétalos de rosas esparcidas sobre el agua me embriagó al instante, y pude haberme dejado llevar por la sensación agradable del momento de no ser porque me encontraba completamente desnuda y con la compañía de alguien.

—¿Se siente mejor? —preguntó. El hombre sonaba demasiado casual para la situación en el que ambos estábamos envueltos. Reconocía su voz, era Sauto, mas no conseguía poder responderle o asimilar lo que pasaba.

Era Sauto... Sauto.

¿Sauto?

En definitiva, algo volvía a ser diferente.

Me quedé callada. Traté de cubrir parte de mi cuerpo con las manos, pero no fue mucho lo que logré ante mi extrema fatiga. Algo andaba mal, ¿por qué me sentía tan débil? Agradecí que los pétalos cumplieran otro cometido que era evitar exponer mi piel; sin embargo, era demasiado tarde para ocultar lo que suponía que él ya había visto. Estaba sola, encerrada con él, era seguro que ya hubiese visto todo. ¡Qué vergüenza!

—No he visto nada, si eso es lo que le preocupa —agregó entonces, despreocupado. Podía decir eso aun con los ojos cerrados, pero nada de eso me tranquilizaba o evitaba que mi mente imaginara a Sauto viéndome desnuda.

Quizá solo era impresión mía y todo permanecía igual. Era Jhören.

Ya estaba despierta, pero sentía los párpados pesados y me impedía abrir los ojos por completo. La figura de Sauto se tornaba borrosa e incluso comencé a dudar si era él realmente.

—¿Dónde estamos? —cuestioné adormilada.

—En su habitación.

De pronto me sentí mareada, con mucho sueño y quería cerrar los ojos para poder descansar un rato; sin embargo, tan pronto intenté dejarme llevar, unas imágenes pasaron en mi mente, haciéndome recordar lo sucedido. Parpadeé un par de veces para alejar la somnolencia, solo entonces comencé a notar la estancia. Estaba en ese diminuto cuarto que la señora Mirian me había asignado, sumergida en lo que parecía ser una tina vieja que apenas tenía un lugar al lado de mi cama. No pude percatarme de todo eso antes hasta ahora que me encontraba más despierta, debía estar más cansada de lo que pensé.

—Permanezca dentro del agua hasta que consiga calentarse, mientras tanto iré a conseguirle ropa seca —avisó antes de comenzar a darse la vuelta.

Hice un movimiento bastante rápido, sorprendiéndome por haber reaccionado de ese modo y lograr detener a Sauto al sostener parte de su vestimenta con la punta de mis dedos.

—Sauto... —balbuceé con miedo, no por haber dicho su nombre verdadero sino porque temía que la conversación que presencié en el bosque fuese real. No había forma de comprobarlo, además, no tenía razón alguna para creerle a las bestias. Sauto no era así, Sauto no era ningún monstruo. Ellos... mentían. Él era humano como todos, como yo, quizá tenía ciertas peculiaridades de las que poco conocía, pero eso no lo convertía en un monstruo. No quería saberlo de todas maneras, me negaba a averiguar lo que él ocultaba.

Princesa de un castillo de monstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora