Wattpad Original
Te quedan 58 partes más de forma gratuita

31. "TORPE"

40.4K 4.7K 701
                                    

Me llevé uno de mis dedos a los labios, pensando en qué debería hacer para ayudar a don Florentino. Tras el viaje que hizo a pedido de la señora Mirian, se enfermó de una manera extraña. No se le había visto levantarse de la cama ni hablaba y muy pocas veces comía.

Para ayudarlo, había estado haciendo en lo mayor posible su trabajo. Iba a la aldea por los panes, regaba las flores en los momentos que lo vi haciéndolo, abría también la puerta a los invitados y me encargaba de darle de comer a los animales. La señora Mirian conocía la condición de don Florentino y me alegraba muchísimo que fuera considerada con él. Quizá ella era consiente que había sido culpa suya al enviarlo a quién sabía dónde. Tampoco me recriminaba si descuidaba a la señorita Rosseta para ocuparme de oficios más importantes, siempre que la arreglara a tiempo para su encuentro con Sauto.

Saqué mis dedos de la boca, recordando que escarbé en la tierra en busca del brazalete que se me cayó al suelo por andar de distraída. Tenía tierra seca en las uñas y comenzaban a adquirir un color amarillento por el constante trabajo de los últimos días.

—Es lindo —habló alguien a mi espalda. Me sobresalté, pues no había presentido que hubiese alguien cerca—. Lo siento, no era mi intención asustarla —se disculpó Fausto.

Tomé una respiración profunda, hinché las mejillas y fui soltando el aire despacio.

—No ha sido nada —respondí.

—Solo... venía a dejar el pedido de pan. —Él se llevó la mano izquierda a la nuca, parecía bastante nervioso; mientras que con la otra mano la alzaba en mi dirección para entregarme una bolsa con el pan. Lo recibí de inmediato.

—Gracias. Se tomó la molestia de venir personalmente, no sabe lo agradecida que estoy —dije con sinceridad. Tenía más trabajo ahora, a veces me preguntaba cómo lograba don Florentino acaparar con todo sin quejarse. Por suerte, en mi última visita con el panadero, Fausto se ofreció a traerlo.

—Es un gusto. Es bueno para la salud caminar de vez en cuando.

—Venga conmigo, veré si tenemos café y le serviré una taza.

Me coloqué la pulsera de inmediato y lo oculté con la prenda que cubría mi brazo, no quería que alguien lo viera y pudiera conocer su verdadero significado. Aunque lo dudaba. Con un movimiento ligero de la cabeza, lo invité a seguirme. Estábamos en la pequeña cabaña aislada de la casa principal, me disculpé con Fausto al llevarlo por el camino del cobertizo, pero quería verificar que a Lorenzia no se le hubiera olvidado darle de comer a los animales.

Sentía un cosquilleo en la parte trasera de mi cabeza, esa extraña sensación de ser observada de forma constante me acechaba. Miré por el rabillo de mi ojo derecho con la intención de averiguar qué hacía Fausto, pero me sorprendió verlo cabizbajo y con las mejillas encendidas.

Una vez dejamos el cobertizo atrás, llegamos a la parte delantera de la casa, donde vi a Naseen jugar con el pequeño gato de Jhören. Seguía sin comprender por qué traía a sus mascotas con él. También di por hecho que el zorro era suyo al verlo caminar a sus pies cuando regresé a casa ese día que fui a la aldea por primera vez. Jhören me parecía alguien muy peculiar.

Sacudí la cabeza y traté de no pensar en el acompañante de Jhören y el gato, que dejaron de jugar al verme. De nuevo, la sensación volvió a apoderarse de mi cuerpo, estremeciéndome como un gato asustado.

Quizá era Naseen que sin expresión alguna, me escrutaba de pies a cabeza sin descaro o tal vez era el gato que haciendo su intento por parecer indiferente, era quien más lucía sospechoso al optar una posición de ataque al verme. La actitud de ese gato me recordaba mucho al niño de cabello blanco y piel morena. O tal vez, solo tal vez, era Sauto, que mantenía la cabeza girada como si viera a través de la ventana. Él permanecía con el semblante serio y a la vez parecía divertido, una combinación que le daba un toque malicioso a su rostro.

Princesa de un castillo de monstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora