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87. Monstruo imprudente

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Algún día corregiré la historia jaja, perdonen los errores e incongruencias que puedan encontrar. 

Disfruten el capítulo, monstruitos <3

***


La impresión era tan fuerte que caí sentada al suelo tan pronto finalizó. De pronto sentí que el aire no era suficiente, encontrándome en la obligación de respirar rápido y brusco, en mi intento fallido por encontrar el aliento que se me fue arrebatado.

—¿Qué fue eso? —balbuceé.

Tanto Gael y Jhüen se apresuraron a llegar a mi posición, con expresiones indescifrables. Gael revisó mi cuerpo y mi dedo en busca de heridas superficiales o algún tipo de entumecimiento. Me dejé inspeccionar sin oponerme demasiado, sabiendo las buenas intenciones de Gael. Anonadada todavía por lo ocurrido, me relajé asimilando las emociones que seguían abrumando mi corazón. ¿Qué había sido eso?

—No le hizo nada... —balbuceó Gael, soltando un suspiro aliviado—. Temo que envejecí en un instante.

Ciertamente, la sensación fría del tacto de esas líneas negras aún permanecía en mi piel; sin embargo, eso no era la causa de mi impresión o la razón principal de perder la compostura, sino las emociones y la percepción que tuve de Sauto en ese leve roce. De la misma forma como el sueño me confirió emociones reales provenientes de una fantasía incierta, sentimientos irreparables y desconocidos llegaron a mí de sopetón a causa de un hombre.

Al besar los párpados cerrados de Sauto en ese entonces me sumió en un letargo indeseado... ahora, con este encuentro repentino con él, algo increíble volvió a suceder.

Rodeé mi dedo con la otra mano, llevándomelo al pecho.

—Sabía que lo veríamos... —empecé a hablar, no dejaba de sorprenderme desde mi llegada al castillo—, no creí que fuera tan pronto. Se ve exactamente igual...

Nadie me preparó para ese hecho impactante. Esperaba ver un monstruo, una criatura descontrolada y furiosa, nadie me dijo cómo se vería o qué debería esperar, pero asumí por las advertencias que no encontraría al mismo hombre que conocí.

—No creo que haya sido Sauto... al menos, no de manera completa —habló Jhüen, desplomándose a mi lado, viendo un punto muerto al frente. Su mirada se perdía entre los árboles secos y la neblina que, extrañamente, empezó a aparecer y a envolver el sitio.

El ambiente era tétrico al principio, ahora lo era más debido a la inexplicable bruma que pronto abrazó su entorno.

—¿A qué se refiere?

—No se confunda, es una parte de él. Sigue siendo él. Pero su cuerpo principal permanece en la montaña.

Sin dejar de ver a Jhüen, recalqué un hecho importante.

—Me reconoció y a ustedes —les dije, sonriendo.

—Es extraño —concordó Jhüen conmigo.

—Quizá él solo tenga miedo —concluí. No debía afirmar nada ni creer en advertencias sin fundamento. Juzgando la reacción de los dos monstruos a mi lado era demasiado evidente su desconcierto ante la situación, ambos se encontraban perdidos.

Solo Sauto poseía la certeza, era el único capaz de dar explicaciones reales y confiables. Gael permanecía callado, pensativo, ¿qué lo tendría tan absorto? ¿Tendría la misma idea que yo respecto a Sauto?

Conociendo la devoción que profesaba hacia su amo me era imposible no imaginarlo descolocado ante esta situación tan extraña. No era en absoluto igual como fue imaginado.

Princesa de un castillo de monstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora