86. Miedo, tristeza e ira

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¿Cuánto tiempo llevaba el monstruo en la cueva? ¿Sucedió durante el gran ataque en el castillo? ¿Sucedió antes o después? ¿O se definió apenas esa noche en las aguas? ¿Cuándo?

Algo era claro y no debía dudar: había interactuado con ambas partes de Sauto, su lado amable y tranquilo, y su lado oscuro, lascivo y salvaje.

Recordaba que Sauto había dicho algo parecido a "¿Qué soy al lado de él? Una sombra, una burla." No con las mismas palabras, pero encaminaban a una sola dirección. ¿A esto se refería? ¿Todo este tiempo había tratado de decirme sobre su Suo, la parte de él que no podía contralar?

Con toda la información que Gael y Jhüen me compartieron, podía relacionar mejorar las cosas. Incluso Sauto mencionó que si en algún punto él me atacaba debía tener en cuenta que esa no era su intención...

Recordé también una noche en la que Sauto actuó conmigo con brusquedad, me mostró su lado salvaje sin reparos. La amabilidad y delicadeza con la que solía tratarme había desaparecido esa noche. Todo era salvaje, obsceno, acto que me hizo sentir como si fuera solamente alguien a quien Sauto iba a devorar con el tiempo.

¿Esa noche era el Suo? ¿Realmente me veía con el deseo de devorarme?

Gael y Jhüen decían lo peligroso que era afrontarlo, pero aun así esperaban que hiciera algo, tenían la esperanza de que mi voz llegara a alcanzarlo. Sauto prefería que lo dejara y fuera a un lugar mejor. Era inevitable que el miedo me invadiera. Estaba frente a un dilema enorme. ¿No debía tener miedo? ¡Pues lo tenía!

Me acuclillé en el suelo. Quería salvarlo, por supuesto que sí... no deseaba convertirme en una cobarde por huir. Sin embargo, no quería escapar nunca más, ansiaba devolver un poco de lo mucho que se me había dado. Era una cobarde por duda ahora. ¿Por qué? ¿Por un sueño absurdo? ¿Porque sin importar qué tan absurdo fueran las situaciones en el castillo al final tenían cierta verdad? ¿Porque no era la primera vez que tenía un sueño con Sauto? ¿Porque de alguna manera todo resultaba verdadero?

No era fuerte, no poseía capacidades inimaginables, solo era alguien que necesitaba ser protegida para sobrevivir en este mundo. Era una malcriada que solo quería finalmente tener voz y poder alzarse con fuerza. Pero... ¿realmente sería escuchada? ¿Realmente llegaría a alguien?

Me abracé las piernas directo al pecho, con lágrimas obstaculizando mi visión pensé en seguir mis instintos. No quería huir, no quería dejar a Sauto en ese estado. Solo necesitaba un momento para asimilar y prepararme mentalmente.

Si solo era la concentración de Sauto siendo lascivo, libidinoso, no debería ser problema, ¿cierto?

Si solo sería eso, no tendría por qué tener miedo. Había tratado con él, y si Suo era el monstruo de Sauto, entonces no debería ser difícil. Iba a confiar en él. Confiaría en él.

Me levanté, le dirigí una última mirada a Sauto antes de decidir abandonar la habitación. Necesitaba encontrar a Jhüen o Gael para decirle que mi decisión había sido tomada. Al abrir la puerta de la habitación de Sauto, los descubrí a ambos husmeando. Tan pronto me vieron, ellos se enderezaron. Jhüen sonreía con timidez y Gael me miró con una expresión fría.

—Voy a hacerlo —les avisé con seguridad—. Tengo la mente muy clara ahora. Solo díganme qué debo hacer o lo que tienen en mente. No vuelvan a intentar convencerme de lo contrario, ustedes me asustan más con sus advertencias que con los verdaderos hechos.

—De acuerdo —respondió Gael—. ¿Algo que quiera saber?

Asentí con la cabeza.

—Tengo varias preguntas.

Princesa de un castillo de monstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora