—Pues de tu guardia ya me encargué yo y ahora tengo una bola del tamaño de un escarabajo imperial y al parecer estoy sangrando... ,oh dioses, estoy sangrando.

—En verdad lo lamento tanto —a pesar de que me siento muy mal, los gestos y la exageración de Tau hace que una pequeña risa se me escape—. Ahora, por favor dime que ya encontraste a Todd.

—Tengo una vaga idea de en dónde está, pero no puedo entrar.

—¿Cómo que no puedes entrar?

—Todo está feo y oscuro...

—Tau... todo se va a poner feo y oscuro si yo no tengo a mi bebé en mis brazos , y créeme, no quieres que pase eso.

—Bien bien, Tarik se está encargando de eso, debemos de irnos. Ya.

Sin darme tiempo de percatarme de lo que está sucediendo, Tau me toma de la mano y se echa a correr por el pasillo.

Por un momento no entiendo porque corremos, pero al ver un cuchillo clavarse donde antes estaba mi cabeza al parecer obtengo mi respuesta y eso ya me dice suficiente.

—¿Cómo rayos Tarik va a ir por Todd si él esta detenido?

—Porque ya no lo está —doblamos por otro pasillo sin detenernos y en verdad trato de coordinarme para no caer—. Por eso mismo ahora nos están persiguiendo, porque mi hermano encontró un modo de escabullirse de esa habitación. Lo sé porque me lo tope en un pasillo justo cuando iba a encontrarte. En estos momentos no nos vendría mal otra cerámica homicida. Te juro que si salimos de esta, nunca te haré enojar en una habitación con jarrones ni vasijas dentro. Ya tuve muchas experiencias con ellas, y no quiero tener otra en un muy pero muy largo tiempo. ¡Demonios, mujer! Tú llevas la palabra «jarrón» a otro nivel. ¿Quién necesita armas cuando tienes vajilla?

Cuando damos la última vuelta nos detenemos mientras el cielo estrellado nos saluda.

—No hay salida —miro a mi alrededor y solo veo nada más que muros.

—Me temo que no —Dareh aparece en ese momento y en verdad me está poniendo la piel de gallina la facilidad que tiene para aparecer de la nada—. Y creo que esa es la misma situación de su querido hijo.

A un lado de él, se encuentra Todd en brazos de una mujer.
En ese momento veo como sacan una daga y no lo pienso ni un segundo más y me lanzo sobre la mujer.
Mi cuerpo impacta sobre el suyo y cuando suelta la daga logra cortarme un poco pero no me detengo a pensar en el dolor y me apresuro a tomar a Todd de los brazos de la chica quien milagrosamente no lo soltó.

Cuando lo tengo entre mis brazos veo que Tau se ha metido con Dareh pero ahora uno de los guardias lo tiene detenido mientras Dareh se acerca a él con una espada.

—¡Tau! —mi voz parece que se encuentra bajo el agua ya que mi grito sale muy nítido—. ¡Tau!

Estoy a punto de echarme a correr hacia él pero un dolor agudo me detiene.

En mi muslo se encuentra la daga clavada con los dedos de la mujer sobre el mango. Antes de que pueda gritar la saca y un río de sangre se escapa de la herida.

La pierna me falla y me tambaleó pero a pesar de que mis piernas están flaqueando, mis brazos siguen firmes alrededor de Todd cuando caigo de rodillas.

La mujer tiene la nariz llena de sangre junto con la comisura de la boca cuando se alza sobre mí con la daga en alto lista para clavarla en mi cuello.

—¡Zaya! ¡No! Por favor... por favor no lo hagas. Te ofrezco lo que quieras, pero no la mates —el grito de Tau se escucha por todo el lugar haciendo que la mujer sonría ampliamente.

—Tu me quitaste todo lo que quería, y ahora yo le quitaré a él todo lo que él quiere —su voz es suave, melodiosa muy en desacuerdo con su expresión.

—Yo no sé que te he hecho, pero por favor, deja a mi hijo vivir —mi vista comienza a nublarse por la falta de sangre pero no me permito caer. No todavía.

—Él se suponía que iba a ser mío —gruñe con una expresión de desprecio—. Se suponía que yo iba a ser la consorte del faraón... pero llegaste tú y me lo quitaste todo. Lo perdí todo por ti. Nunca creí que mi asesino fuera tan codicioso y de haberlo sabido, hubiera hecho el trabajo yo misma desde un principio.

Al escucharlo abro los ojos como platos cuando su rostro lo reconozco.

Sin los adornos, el maquillaje y las ropas la antigua prometida de Tau, Cleo, está irreconocible.

—Cleo... —susurro.

—Hasta luego, Zaya —el cuchillo centella con la luz de la luna pero no tengo miedo cuando lo veo acercarse.

—Te amo —le susurró a Todd y mientras depósito un beso, cierro los ojos esperando el golpe pero lo único que siento es una brisa y un rugido seguido del sonido de algo pesado cayendo al suelo.

Al abrir los ojos veo Stet sobre Cleo con las fuertes mandíbulas de la fiera tratando de llegar a su piel, pero la chica se defiende con la daga apuñalando a Stet, pero esto no lleva mucho ya que Stet es más rápida y en una descuido que tiene, sus dientes le desgarran la garganta esparciendo de sangre el suelo.

Al mirar hacia dónde está Tau, veo que Tarik ha llegado y está peleando con Dareh mientras Tau se pelean con dos guardias.

Cuando Tau logra deshacerse de uno, Tarik se ve que va ganando pero justo cuando Tau se saca encima al otro, veo como Dareh tiene a Tarik por el cuello, con la cara de este roja.

—Esto hubiera salido bien si todos hubieran hecho lo que les pedí —la sonrisa de Dareh está cubierta de sangre al igual que su barbilla—. Simplemente hubiera desaparecido y todos hubiéramos está bien, pero ahora... todo está perdido.

Antes de que Tau pueda llegar a su hermano, Dareh le clava la espada por el costado.

—¡Nooo! —trato de levantarme pero la pierna me arde y estoy tan débil que no puedo.

Dareh suelta el cuerpo de Tarik haciendo que este golpee el suelo con un sonido sordo mientras Tau se acerca lo más rápido cojeando y cuando Dareh sonríe, se queda súbitamente quieto.

En su túnica se forma un círculo oscuro mientras se  desploma a un costado dejando a la vista a Thabit quien se encuentra en la entrada con varios guardias de palacio.

Thabit se acerca hasta mi y me ayuda a levantarme pero no le hago caso cuando me dice que vea a un curandero. Me muevo hasta donde se encuentra Tau con su hermano.

Al llegar hasta ellos le entrego a Thabit a Todd y sostengo la mano de Tarik con esfuerzo.

—Tiene un pulmón perforado —me dice Tau dejando que me acerqué lo suficiente.

—Prométeme que los cuidaras —tose atragantándose debido a la sangre en su boca con un resuello y las mejillas bañadas en lágrimas mientras mira a su hermano—. No dejes que nada les pase... cuídalos y ámalos mucho, más que a ti mismo. No permitas que el sufrimiento entre en sus vidas... yo te nombro faraón hasta que mi hijo tenga la edad suficiente y la madurez necesaria para tomar el trono.

—Todo va a estar bien —sollozo mientras la sangre siguen abandonando su cuerpo al igual que la mía—. Vamos a estar bien, saldremos de esta...

—Adiós, Zaya —se despide sonriendo con dolor y con sus últimas fuerzas alza la mano hasta mi mejilla en donde siento un líquido caliente mezclarse con mis lágrimas—. Gracias por estos maravillosos meses que pasaste a mi lado y pudiste enseñarme lo hermosa que es la vida. Me sentí vivo y feliz y todo gracias a ti. Sé feliz, Zaya. Te lo mereces.

Y con esto, el brillo en los ojos de Tarik se apaga y una parte de mi corazón se marchita con la muerte de mi amigo.

Las lágrimas acuden a nuestros rostros y a pesar de que una herida está siendo sanada, otra ha surgido.
Y esta va a tardar en sanar debido a todo lo sucedido, tanto para mí como para Tau.

Casada con el faraón. [J. R. 1]  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora