Capítulo 38

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Pasa una semana en la cual, me mantienen en curación por órdenes del abuelo y cuando mengua el dolor, puedo conocer más el lugar y el pueblo.

Me fascina ver este imperio diferente al del que provengo. Me encanta ver como todos parecen estar felices.

Es de tarde y me encuentro jugando con Seit quien ha llamado la atención de la esposa de Narmes, Neithotep.

—Este niño lo criaré como si fuera mi hijo —sonríe dándole un juguete, que gustoso toma.

—¿Y Narmes no se molestara? —susurro con temor a lo que pueda conllevar esta pregunta.

—No —sonríe recostándose en su camastro de plumas—. Él estuvo de acuerdo conmigo en cuanto a esta decisión.

—Pero, ¿por qué?

—Porque nosotros fuimos llevados al poder para brindar apoyo y orientar a nuestra gente —me mira a los ojos—. Por lo tanto, debemos amar a quienes más lo necesitan.

Sé que sus palabras son ciertas y esta es la diferencia que hay entre Nea y Neith, una sabe de primera mano que es el amor y la otra no. Nea destruye el amor, lo envenena; mientras que Neith lo crea y reproduce.

🏺

Mientras camino por el pasillo, veo pasar a un muchacho que por un momento creí que era Tau, pero solo era una pasada de mi mente ya que él está en saber qué parte del mundo, así que decido ignorarlo, y creí que lo había logrado pero ahora me encuentro siguiéndolo.

Cuando me escondo por uno de los pilares y le veo, estoy completamente segura de que es Tau.

Lo sigo y hasta que no estamos cerca de las escaleras que dan a la puerta de entrada, no me quito la sandalia y se la lanzo a la nuca.

—Tu —susurro con los ojos comenzando a llenárseme de lágrimas junto con un nudo en la garganta—. ¿Dónde rayos...?

—¿Se puede saber por qué me has lanzado tu sandalia? —un chico el cual no es Tau se gira con mi calzado en su mano tras haberlo recogido.

—Creí que eras...

—Creíste que era yo —suelto un respingo al ver aparecer al verdadero Tau por uno de los pilares.

—Tu... —en este momento no se me viene nada a la mente más que lo hermoso que se ve.

—Necesitamos hablar Zaya —me mira serio y trago saliva—. Este es el verdadero motivo del que tú estés aquí.

—Pero el abuelo me trajo aquí... —comienzo frunciendo el ceño.

Si cree que estoy aquí por él cuando en realidad no sabía ni siquiera donde se encontraba y mucho menos se me hubiera pasado por la mente que pudiera encontrarlo aquí, en verdad esta muy equivocado.

—¿Por petición de quién crees? —alza una ceja y por un momento parece estar divirtiéndose—. ¿De mi primo Narah a quien le has lanzado tú sandalia mientras él apenas te conoce?

Tras mirar al chico quien al parecer es el hijo de Narmes quien sigue sosteniendo mi sandalia con una mano y con la otra se frota la nuca donde le di, comprendo que Tau se había adelantado como siempre a los planes de su hermano y ha estado aquí desde que desembarqué y hasta este momento a aparecido para...

—Sígueme —interrumpe el hilo de mis pensamientos—. Conozco el lugar perfecto para conversar.

Casada con el faraón. [J. R. 1]  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora