Capítulo 3

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Tras entregarme las telas sale de la habitación y al desplegarlas veo un hermoso vestido.

Antes de que pueda comenzar a quitarme lo poco de tela que llevo, entran varias chicas.
Sin decir alguna palabra se me acercan y comienzan a desvestirme.

Trató de quitármelas de encima y decirles que puedo hacerlo sola, pero no me dejan y rápidamente me encuentro dentro del nuevo vestido. Antes de que pueda deshacerme de ellas pasan a arreglar mi cabello y comienzan a maquillarme.

—No, yo no... —mis brazos son llenados otra vez de brazaletes y me ponen más joyas de las que traía—. Oigan pero yo no...

Sin dirigirme la palabra se van dejándome sola en la habitación.
Si pudiera hacerlo, diría que me siento mucho más pesada que antes.

Me toqueteo el largo y pesado collar que llevo alrededor del cuello eclipsando por completo el sencillo y modesto que traía. Ambos brazos están cubiertos por dos brazaletes enormes y de mi dedo medio sale una cadena que se une a un brazalete que tengo alrededor de la muñeca.

—Vamos que todos ya deben de estar inquietos —escucho una voz y la puerta se abre mostrando un par de ojos risueños de un color ámbar luminoso—. Vaya, sí que se excedieron un poco. No me refería a esto cuando les dije que te ayudarán a quedar como una reina.

Su risa es suave y encantadora en cuento sale de sus labios.

Se acerca lo suficiente como para ser capaz de tocarme y mientras permanezco extremadamente quieta con sus largos dedos pintados con arillos negros con las puntas de un azul brillante me va quitando algunas cosas. Cuando llega hasta mi cuello le veo dudar, pero tras un momento de vacilación roza mi piel poniéndome los pelos de punta y desabrocha el pesado collar.

—Listo, sigues viéndote como una reina pero sin tantos adornos —sonríe ampliamente y sus ojos siguen iluminados y noto unas ligeras arrugas alrededor de los ojos—. ¿Estás lista?

Me ofrece su brazo y tras dudar decido enlazar el mío con el suyo.
Sin ninguna palabra vamos por los pasillos de palacio y a pesar de que están en celebración por el retorno del joven príncipe, todo está tranquilo.

—¿Eres de los alrededores? —su pregunta me toma algo desprevenida, pero gracias a los dioses se como salir de esta.

—¿Disculpa? —mis mejillas están a punto de teñirse de rojo cuando me topo con su mirada y antes de que esto suceda la aparto—. Lo siento, estaba un poco distraída y no te he escuchado bien.

—No te preocupes —siento como envuelve sus dedos alrededor de uno de mis brazaletes y comienza a juguetear con el—. Me preguntaba si eres de los alrededores. Porque las veces en las que he escuchado que tú casa está de visita nunca te había visto.

—Vivimos en la cuidad —no aparto la mirada de sus dedos y algo en el modo en que están pintados me es vagamente familiar—. Cerca de las colinas y sí, nunca he venido a palacio, no hasta ahora. Por lo general viene mi hermano y su amigo, o mi madre.

—Entonces nunca has estado en palacio hasta ahora —asiento con la cabeza aunque no sé si me está viendo, estoy muy ocupada mirando sus dedos—. Entonces nunca has visto a los príncipes.

—A ninguno de los dos —admito y suelto una pequeña risa—. He escuchado de ellos por lo que me han dicho algunas hijas del grupo social de mi madre.

—¿Y qué es lo que has escuchado?

—Muchas cosas —me limito a decir.

Varias risas y voces llegan a nosotros y al doblar, unas enormes puertas se yerguen sobre nosotros.
Los guardias apostados a cada lado tiran de ellas dándonos una hermosa vista.

La habitación está en el exterior en lo que parece ser una clase de balcón y sobre nuestras cabezas se extiende la noche bañada de estrellas con la luna brillando en todo su esplendor.
Todo está adornado de la manera más hermosas y en cada rincón veo flores de todos los olores y colores que alguna vez pude imaginar.

—Bienvenida al Sueño del faraón —susurra Menes y cuando localizo a mi familia y amigos, mi madre me mira con lo que distingo es orgullo y mi amiga como si en cualquier momento fuera a desfallecer.

«¿Acaso quede muy arreglada, o por qué todo el mundo está mirándome?»

Porque con cada momento que nos quedamos en la entrada más miradas continúan sumándose.

Casada con el faraón. [J. R. 1]  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora