Capítulo 57

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El único lugar en el que se voy a encontrar a Tarik es en la habitación que da a la casa de las fieras.

Mi querido esposo tiene cierto apego a estas bestias, por lo tanto tiene unos cuantos leones debajo del balcón de su habitación. ¿Para qué? Quién sabe. Yo siempre he soñado que algún día, se va a aventar de el. Pero claro, sé que nunca va a pasar... aún.

Se supone que es mi regalo de bodas, pero como no lo ocupo, decidió hacerlo suyo.

Y al parecer ahí es donde le gusta hacer las cosas, mejor dicho a las personas suyas. Al entrar me encuentro el cuerpo de mi esposo con los músculos tensos sobre otro cuerpo más fino del cual proceden sonidos... animales.

Me quedo mirándolos y cuando cambian de posición, me acerco, agarro a la chica y le jalo del cabello.

—¡Zaya! —exclama Tarik mientras la chica chilla y cuando logra arrastrar algo para taparse yo me muevo hacia el balcón—. ¿Qué haces? ¡No, detente! Por favor.

Me acerco hasta este lo más cerca y mientras la chica chilla con más fuerza al comprender que es lo que planeo hacer, comienza a implorarme pero no le escucho y cuando Tarik está por acercarse simplemente la empujo.

Logra agarrarse de mi antebrazo donde están mis brazaletes y mientras escucho a Tarik acercarse, a la chica implorar y veo como entran varios criados y guardias a la habitación... simplemente sacudo mi brazo haciendo que este se resbale hasta mi muñeca y con ello se desprende mi brazalete y con el, la chica.

—Se supone que debes de estar arreglándote, no fornicando con rameras —miro a mi marido con la expresión fría sin tan siquiera mirar hacia abajo donde varios lamentos se escuchan y después... nada—. Espero que estés listo en 5 minutos y si me vuelvo a enterar que estas fornicando otra vez, no dudes que el siguiente en caer por ese balcón serás tú. Yo soy la futura esposa del faraón y llevo a tu hijo en mi vientre, por lo tanto debes respetarme.

Mientras me fulmina con la mirada paso a su lado y camino hacia las puertas donde están los criados.

—Y por favor —alzo la barbilla mientras camino por el pasillo sin dirigirme a alguien en específico—. Que alguien baje por mi brazalete. Sin él, no está completo mi vestuario.

Y sin más, me voy.

Casada con el faraón. [J. R. 1]  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora