Capítulo 67

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—¿Qué sucede? ¿Está bien? —le pregunto sintiendo nuevamente como mi corazón comienza a acelerarse y trato de no vomitar.

—¿Qué? No sé, no lo he visto —se encoge de hombros mientras se acerca y si tan solo pudiera envolver mis dedos alrededor de su cuello...

—¿Entonces por qué dijiste eso?

—Me pareció que le daría un toque de suspenso mientras entraba.

—No lo vuelvas hacer —como tengo a la mano el cojín se lo lanzo pero este lo esquiva en cuanto ve venir el proyectil—. No puedo alterarme.

—¿Cómo te encuentras?

—Estoy al parecer, en labor de parto.

—¿No es muy temprano? —se sienta con cuidado en la orilla de la cama pero decide arrastrar una silla cuando ve que va a caerse.

—Eso mismo dije, pero al parecer esto cambió —suspiro señalando mi panza—. ¿Cómo se encuentra Amun?

—Esta grave —se hunde en la silla—. Pregunta mucho por Tau. Casi no le ha puesto atención a Tarik.

—Ya veo —asiento y sé que esto no es bueno para nadie—. ¿Sabes algo de él?

—No, nada.

Seguimos hablando y cuando me comienza a dar sueño, Thabit se va.

Logro recuperar un poco del sueño perdido, pero este no dura mucho ya que Thabit me despierta.

—Zaya —me sonríe con cariño cuando le miro asustada mientras abro los ojos lentamente—, debes de levantarte, esta a punto de morir mi padre.

—¿Justo ahora?

—Sí, me han pedido que venga por ti. Quiere verte.

Con su ayuda me pongo de pie y caminamos hacia la habitación del antiguo faraón.

Cuando llego encuentro a Nea arrodillada con el rostro surcado en lágrimas mientras toma la mano de Amun. El abuelo está cerca de la cabecera del otro lado desde donde me sonríe con tristeza al verme y a su lado sosteniendo la mano de su padre está Tarik.

—¿Dónde está Tau? —se escucha el leve sonido de su voz al hablar.

—No sabemos.

—Quiero que le digan si es que no lo veo a tiempo, que mi reino siempre será de él. Él es al que podría reconocer como mi verdadero hijo.

Veo como el semblante de Tarik que congestiona en un rictus de dolor pero no dice nada.
Estoy a punto de acercarme y tomarle la mano como muestra de apoyo pero un dolor aguado y lo que se siente como agua escurriendo por mi piernas me detienen.

—Ya va a nacer —susurro y el abuelo me mira extrañado—. ¡Ya viene!

—Respira —Thabit me sostiene mientras el abuelo me auxilia ya que al parecer Tarik no reacciona.

Con los dolores y los pies mojados vamos por el pasillo donde a medio camino nos topamos con Tau quien al verme se acerca rápidamente.

—¿Qué sucede? —toma el lugar del abuelo y hace que Thabit me suelte haciéndose con todo mi peso.

—Ya va a nacer —le explica con toda la tranquilidad del mundo por mi, pero claro, como él no está apunto de sacar un ser humano de su cuerpo está tan tranquilo.

—No va a resistir —niega guiándome por la primer puerta que encontramos al alcance donde nos mete.

Thabit se pone a escombrar la cama y entre los dos me ayudan a subir.

—He venido lo más rápido alteza —la partera aparece sudorosa en la puerta y el abuelo debe de haberla mandado a llamar en cuento tuvo oportunidad.

—Ya viene —grito y empiezo a pujar.

—Les pediré que se retiren y llamen al faraón.

—En este momento está indispuesto —dice Tau tomando mi mano—. Yo la ayudaré.

—No —resuello pujando y sintiendo mucho dolor—. Ve con tu padre, está en su lecho de muerte y quiere verte.

—No me importa, no me apartaré de ti —se niega y en estos momentos no tengo tiempo para lidiar con su cabezota dura.

Estoy apunto de tener un bebé.

Casada con el faraón. [J. R. 1]  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora