Capítulo 49

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Tuve que salir de la calidez de la cama de Tau en cuanto el alba comenzó a surgir.

Pensaba irme sin despedirme por temor a romper en llanto y hacer que Tau decidiera oponerse, y aunque no salí sin despedirme ni llorar, al menos Tau me dejó ir.

Tarik estaba esperándome en la embarcación donde me recibió con afecto en cuanto me subí y nos despedíamos de la gente, pero en el momento en que todo comienza a desaparecer en la lejanía, me ignoró completamente por el resto del viaje y por mi estuvo bien.

Dormí todo el camino y cuando abrí los ojos, mis doncellas fueron las que me despertaron.

Al encontrarme cómoda en mi cama ya arreglada para dormir me fijé en que había dejado a Stet con Tau.

Por los dioses, si así dejó olvidada a mi mascota, ¿qué me impedirá no dejar a mi futuro bebé?

Espero poder dar la talla para esta tarea y no cometer ningún error. Quiero que sea feliz, quiero ser feliz y para eso necesito arreglar algunas cosas.

🏺

Mi día fue asfixiante.

Entre las telas, decoración, lista de invitados (que en verdad no sé porque me toca decidirlo a mí si yo no conozco mucha gente importante) y sumas sacerdotisas, lograron ponerme enferma.

—Alteza...

—No —levanto mi mano y la gema de mi anillo de compromiso brilla con la luz del sol—. Por favor solo dame unos minutos. Continuamos después.

—Pero alteza...

—Dale un respiro —no me muevo cuando Tarik se acomoda a mi lado en el camastro y por fin la chica se va—. Al parecer alguien está muy ocupada.

—No estoy de humor —y es cierto.

Con todo esto del embarazo he estado de un humor que hasta ni yo misma me soporto.

—Pronto podrás respirar —siento sus dedos cepillar mi tobillo y trato de no alejarme—. Mañana serás mi esposa. Tú y yo por la eternidad.

Ni a mi peor enemigo le desearía ese mal.

—¿No deberías de estar en alguna conferencia o pegado a las faldas de Nea?

—Por el momento no.

—¿Por qué decidiste adelantar la boda? —me erijo sobre mis antebrazos mientras le miro con el ceño fruncido—. ¿Qué ganas con eso? Porque contigo he aprendido que siempre buscas algo. Así que, ¿qué es?

—No se trata de ganar nada —sonríe y acaricia mi mejilla y en verdad no le creo—. Es simplemente el deseo de mi padre el vernos unidos en matrimonio, eso es todo.

Ardo en rabia lenta por dentro pero no digo nada y dejo que siga jugando con mi cabello y mejillas.
Cuando por fin se va, miro el anillo en mi dedo y tras toquetearlo, me lo quito y lo lanzó por el balcón.

—Que el inframundo me perdone si le mando antes de tiempo a Tarik —susurro cerrando los ojos—. Ellos no tienen la culpa pero no hay otra alternativa.

Vuelvo a quedarme dormida pero esta vez no por mucho tiempo.

Al despertarme decidí buscar a mi doncella para poder comer algo y tras no encontrarla decido regresar a mis aposentos. Al caminar por el pasillo hacia mi habitación de regreso me llevo una gran sorpresa al encontrarme al abuelo y Stet.

—Pero miren que nos han puesto en el camino los dioses —mientras sonríe extiende sus brazos y me envuelve en ellos.

—¿Qué hacen aquí?

—Alguien te extrañaba —siento la gran cabeza del felino restregarse en mi pies y no puedo evitar sonreír—. Además, mañana te casas. Y por nada del mundo me lo perdería. Además, creo que necesitarás ayuda para tratar cierto... asunto.

—No me lo recuerdes —suspiro.

—Creo que esto te pertenece —saca de entre los pliegues de su túnica mi sortija de compromiso y refunfuñando lo tomo.

—Se supone que me deshice de eso —gruñó y lo coloco en mi dedo—. ¿Dónde lo encontraste?

—Fue un regalo de los dioses —me sonríe—. Algo así como una... llamada.

—¿En serio? —alzo una ceja, divertida.

—Pamplinas, me cayó en la cabeza mientras paseaba —al escucharlo no puedo evitar reírme y cuando me calmo, suelto un suspiro.

—¿Por qué adelantar la boda? —medito—. Tanto Nea como Amun me odian y no veo el porqué adelantarlo.

—Eso mi pequeña niña, tiene una respuesta.

—Por tu tono intuyo que lo conoces —murmuro igual que él.

—Tengo mis fuentes quienes me han dicho que todo es obra de Tarik —está cerca de mi oído por si posibles oídos surgen de la oscuridad—. Él lo pidió ya que Tau va a regresar. Al parecer, Amun le ha quitado el exilio.

—No sabía que Tau estuviera en uno.

—Pues así es —ante la mención de ver a Tau próximamente hace que me de un poco más de esperanzas mi boda—. Regresa mañana por la tarde.

—Después de la boda —jadeo y la pequeña idea de que tal vez estuviera planeando algo para impedir que me case se esfuma.

—Debes casarte con Tarik pequeña Zaya —me toma de los hombros, posando sus ojos resplandecientes en los míos—. Eso es inevitable.

—Pero se supone que debo de...

—No te preocupes por eso —rodea mi hombro con su brazo listos para comenzar a caminar—. Te he traído un pequeño regalo de bodas. Estoy seguro que te encantará.

Casada con el faraón. [J. R. 1]  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora