Casada con el faraón. [J. R. 1] ✔️

Capítulo 78

Estamos en serios problemas.

Cuando Tarik por fin pudo recomponerse, cuando le pedí que me dijera a donde había ido su madre, no dudó ni un momento en contarme. Es más, ni una sola mentira salió de sus labios mientras conversábamos.

Resulta que la víbora traída del Duat mejor conocida como mi suegra, le encantan las artesanías y varias cosas persas.

Hace algunos años que fueron a tratar no sé qué asunto -en ese momento no le entendí muy bien a Tarik porque le había entrado un momento de llanto aparente- resulta que a la doña le gustaron unas cosas, pero se le fue negado ya que era de la familia real persa. Y como no, se puso como loca porque no obtuvo lo que quiso. Amun logró llevársela y la mantuvo ocupada con más cosas a lo largo de esos años, pero ahora que Amun ya no está para detenerla, le dio rienda suelta a su locura y por lo que deduje -junto con Thabit y un poco de apoyo de Tarik- regreso a tomar lo que quería.
Si no estamos en lo correcto, estoy segura que no ocurrirá nada malo, pero si en verdad fue por eso...que los dioses nos ayuden, porque en vez de mandar a Nea y a Tarik al Duat, nos vamos a ir todos juntos.

—Te juro que sí trajo esas cosas o alguna otra de procedencia persa...la mato —tengo la mirada puesta en el sol que se encuentra descendiendo—. No me importa que esté todavía muy presente la muerte de Amun, me desharé de ella. Si no lo hago, solo nos traerá problemas..., y eso sólo mantendría por más tiempo a Todd alejado de mi lado, y a Tau.

—Esperemos que no lo haya traído porque sino tendré mucho trabajo si deciden atacar —Thabit se encuentra comiendo uvas mientras está recostado en mi camastro—. Y de ser así estaría muy ocupado, pero aun así podríamos ver qué tan efectivo es lo que conseguí.

—Sí, esa sería una mejor argumentación —me rasco la barbilla—. ¿Encontraste algo sobre la serpiente? ¿Sabes cómo llego allí?

—Encontré un cuerpo a las afueras —cuando lo miro espero encontrar alguna pista de reconocimiento, pero no encuentro nada—. Tenía signos de que murió por culpa de veneno, pero no reconocí el rostro.

—Alguien debió de haberle pagado, yo que sé —me muerdo el pulgar—. Alguien intentó matarme, o matar a Todd.

—¿Tienes a algún sospechoso?

—La única persona con motivos suficientes para buscar nuestro final que se me ocurre, está en un barco sepa los dioses en dónde —apoyo mis manos en el pilar sintiendo su frialdad en mi palma—. Ella piensa que Todd solo arruinó las cosas.

—Mantendré vigilado todo —sobre mi hombro veo cómo se estira y se levanta.

—Gracias, y si Nea no aparece en dos días más, la daré por muerta.

—Esta bien —me quedo sola mirando la puesta del sol.

Mientras siento los rayos calentar mi piel, una extraña sensación me recorre cuando pienso en manchar mis manos con más sangre, pero si no me deshago de la manzana podrida antes, solo es cuestión de tiempo en que las demás se contaminen también.

🏺

A la mañana del segundo día, Nea aparece.
Su barco estaba un poco maltrecho debido a las olas, pero no se ve con indicios de que sea producto de un ataque, pero a pesar de que eso debe de tranquilizarme, no lo logra.

—Solo viene dañado debido al oleaje —Thabit se me acerca mientras veo a Tarik a lo lejos esperando a su madre en el muelle—. Y me temo que eso solo quiere decir que no consiguió lo que quería.

—O puede que sí —digo y veo a Nea descender por la plancha, pero no viene sola—. Solo que no lo hizo ella.

Detrás de ella viene una chica con el cabello corto y un vestido azul agua de seda. Mientras la estudio, veo como desciende y cuando logro dar con la procedencia de las ropas, abro los ojos como platos.

Sus ropas me habían parecido egipcias, pero son persas.

—Esto no está bien —murmuro y cuando llegan a tierra, Nea envuelve a su hijo quien no ha quitado la vista de la chica—. ¿Quién es ella?

Cuando Tarik pasa a la chica la envuelve con ganas y cuando veo que no se separan en lo que debería de ser el tiempo estimado, comienzo a caminar hacia ellos con Thabit a mi lado.

—Padme —responde Thabit—. Es una amiga de la familia real, se suponía que iba a ser concubina de Tau cuando se hiciera faraón, pero Tarik la reclamó antes. Por lo que tenía entendido de pequeños se prometieron casarse, pero los persas en una visita política llegaron y el hijo del rey persa, Darío, se la llevó. Al parecer se casaron, o puede que ella sea su concubina.

—¿Qué hace aquí de todos modos? —cuando me voy acercando fuerzo una sonrisa.

—No lo sé —es lo último que me dice Thabit antes de que lleguemos.

—Zaya —Nea se me echa al cuello en un abrazo mientras veo a Tarik separarse de Padme—, me alegro tanto de que hayas venido a recibirme.

—Creí que ya nunca íbamos a volver a verte —le respondo examinando tanto a Tarik como a Padme.

—Estábamos muy preocupados —añade Thabit tratando de amortiguar mis palabras ante la cara de Nea—. En verdad nos alegramos de que regresaras.

—Padme —Tarik se acerca hasta nosotros con la chica—, esta es Zaya, mi esposa. Zaya, Padme, emisaria persa.

—¿Y trajiste otras cosas persas en el barco que puedan sorprenderme? —miro a Nea detenidamente sin hacerle mucho caso a Tarik.

—Nada más que telas y baratijas —me responde haciendo un gesto restándole importancia.

—Espero que hayas pagado algo por ellas o algunas sean un regalo —trato de que la mano no me tiemble, pero estoy fracasando en el trabajo—. Porque de ser lo contrario, nos has metido en un gran alboroto.

—La mayoría son compradas —me sonríe Nea—. No te preocupes tanto, hija mía. Todo está en orden.

Nea comienza a alejarse hacia la cuadriga real con Padme y tras ella va Tarik quien creí, iba a esperarme.

—Al parecer su amor no ha muerto —le murmuro a Thabit mientras veo alejarse el carro—. Quiero que revises ese barco y compruebes que diga la verdad. Si no es así, averigua qué sucedió y quiero saber exactamente qué es lo que está haciendo ella aquí.

—Como desees —Thabit se separa de mi tomando dirección hacia el barco mientras sigo caminando hacía la cuadriga que me espera, sola.

Mientras camino, el cielo se ha nublado.
Pronto llegará una tormenta.