Capítulo 76

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Las marea estuvo a nuestro favor.

Partí ese mismo día con Todd y Stet hacia el imperio de Narah en donde con todo el dolor de mi corazón planeo dejar a Todd.

—No dejes que nada le pase —las lágrimas han llegado y no puedo detenerlas mientras una criada tiene a Todd en sus brazos y Neith está a su lado, consolándome.

—Sé que esto es muy doloroso para ti —me mira con sus ojos llenos de pesar y tristeza—. Esta es una situación muy precipitada y en verdad entiendo porque lo haces, pero por favor, quédate unos días más. Quédate hasta que Tau regrese y con ello estés mucho más tranquila.

—No... no, estoy muy segura —la voz se me quiebra—. Con Tarik en esta situación...

—Quédate, te beneficiará tanto a ti como a Todd —su mano se siente cálida sobre mi hombro—. Ambos necesitan un descanso de todo el peligro.

Tras varias palabras más por parte de Neith, esta vez lloro de alivio cuando tomo a Todd.

Apenas llevamos una semana juntos y ya nos están obligando a separarnos.

Neith me consiguió ropa ya que mi baúl se quedo ya que no pensaba quedarme mucho tiempo.
Todd y yo dormíamos hasta tarde y trataba de darle pecho lo más que podía aunque tuviera una criada que podía hacerlo.

Neith venía a visitarme con los niños quien no perdían detalle de Todd.

Así fueron mis días por dos largas semanas y todo parecía ir perfecto, pero todo se arruino el día en que la carta me llego.

La estaba leyendo cuando Tau entro a mi alcoba y tras terminarla, las piernas me fallan cuando intento levantarme de mi sillón.

—Zaya, ¿qué sucede? ¿Te encuentras bien? —sus ojos siempre alegres están preocupados cuando los miro—. Dime que te sucede.

—Me tengo que ir —mi voz sale plana—. Thabit me ha informado que Nea ha tomando el control del reino, y todo es un caos. Tengo que partir ahora mismo... en verdad lo siento. Lo lamento tanto.

—No te preocupes —me besa la coronilla cuando las lágrimas comienzan a caer—. Ahora estaré todos los días y las noches con Todd. Ya no me iré.

—No permitas que le suceda algo —le miro borroso debido a las lágrimas—. Este es el único lugar seguro para él en estos momentos.

—Todo estará bien —me susurra dándome otro beso—. Me encantaría estar más tiempo contigo, pero temo que tienes que irte ahora mismo.

—Vendré a verlos cuando pueda —le doy un largo beso en los labios y tras darle otro a Todd con las lágrimas corriendo y acariciar a Stet, salgo lo más rápido hacia las puertas del palacio.

A mitad de camino la tormenta nos sorprendió y a pesar de que nos retraso unas cuantas horas, pude llegar antes del anochecer a palacio.

Lo primero que hice fue buscar a Thabit, quien al encontrarme no dudó en llevarme con Tarik.

Encontré a mi marido tirado en el suelo echo un ovillo pegado a la pared mientras lágrimas se derramaban por sus mejillas.

—Tarik... —mi voz parece captar su atención y cuando sus ojos encuentran los míos, se ven completamente oscuros—. ¿Qué te sucede, cariño?

—Zaya —susurra y con una mano temblorosa acaricia mi mejilla—, estás aquí... Creí... creí que te habías ido y me habías dejado. Creí que te habías llevado a Todd y ya nunca lo volvería a ver.

Me sorprenden mucho sus palabras y una parte de mí se ablanda y las lágrimas que por fin se mezclaron con la lluvia para después secarse, están amenazando con volver.

—Estoy aquí —susurro y le aparto un mechón de pelo sucio—. Estoy aquí a tu lado.

—¿Y Todd? —su voz parece estar inestable al pronunciar el nombre del bebé—. ¿Dónde está él? No lo veo...

—Él se tuvo que quedar —susurro y lágrimas silenciosas se deslizan por mi rostro al recordar a mi hijo—. Él estará bien. Estará mejor que aquí.

—¿Qué? ¿Por qué? —su tono se ha vuelto exigente y cuando ve que no respondo, envuelve con fuerza sus dedos alrededor de mi muñeca—. Dime que está sucediendo y yo lo arreglo. Él tiene que volver...

—Será mejor que tomes un baño y descanses primero —le interrumpo—. Estás muy cansado y yo estaré aquí cuando despiertes.

—Pero quiero que Todd regrese.

—Habláremos de él cuando tú estés con la mente despejada y bien descansada —sonrío y lo ayudo a levantarse—. Ahora, ve a desvestirte, iré por las criadas.

Lo dejo caminar solo y cuando estoy a punto de salir, su voz me detiene.

—¿Estarás aquí cuando despierte? —su tono es frágil y sin que me de la vuelta se que esta mirándome quieto esperando a que le de una respuesta.

—Por supuesto —mi voz sale suave y calmada—. Pero primero tengo que ir a arreglar unas cosas que supongo, están relacionadas con tu madre.

Esto último lo digo para mí misma y no espero a que Tarik diga algo más antes de salir de su habitación.

Casada con el faraón. [J. R. 1]  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora