Capítulo 20

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A la hora de la cena Tau viene por mí. Me ayuda a levantarme y me cambia los vendajes para después vestirme con un hermoso vestido de seda.

—Anunciaremos nuestro compromiso —susurra en mi oído mientras caminamos por los pasillos—. Mi abuelo nos va apoyar y a pesar de cómo sucedieron lo hechos el día de hoy, sé que mi padre también nos dará su aprobación.

No traemos guardias ya que Stet viene detrás de nosotros y con la pantera creo que es suficiente para nuestra seguridad.

Al llegar a la sala en donde se toman las comidas, nos encontramos a toda la familia real ya dispuesta para tomar los alimentos. Tau y yo nos movemos a las sillas vacías que hay donde nos sentamos uno al lado del otro.
Stet se mueve detrás del respaldo de mi silla donde se tumba.
Los sirvientes traen la comida pero cuando se acercan hasta mi, lo hacen a una considerable distancia debido al felino.
Ya que todo está servido, comenzamos con el festín. Mientras pongo pequeñas porciones en mi plato, la mirada de Nea no se separa de mí en ningún momento.
Miro a Tau quien me hace una pregunta silenciosa a la cual niego y así él sabe que debemos decirles en cuanto el vino sea servido.

—¿Como te encuentras Zaya? —al detectar la voz del faraón entre el murmullo de voces la del faraón me tenso de manera dolorosa.

—Me encuentro mejor alteza, gracias —trato de calmarme pero el dolor no parece disminuir.

—Al parecer has hecho un nuevo amigo —señala con su copa a Stet.

—Es hembra y así parece —los dedos de Tau están en mi espalda ahora y cuando traza círculos en ella tardo un poco pero termino relajándome poco a poco.

—Es magnífico —asiente—. Debemos investigar si no tenía alguna pareja, sería bueno tener crías.

—Así es —interviene Tarik—. Padres, quisiera decirles algo si es que me lo permiten.

El faraón asiente y veo a Nea un poco tensa.

—Quisiera anunciarles a mi futura esposa —me sorprende un poco que ya tenga a la candidata perfecta, aunque ahora que Cleo dejó de ser propiedad de Tau es la oportunidad perfecta que tiene para escogerla como su futura esposa—. Se que al principio se opondrán pero en verdad la amo, y el día de hoy me ha dado el valor y la confirmación suficiente que necesitaba.

—Pues sácanos de esta intriga, hijo mío —Amun está recostado sobre su silla bebiendo vino—. Habla pues que tu hermano también quiere hacer un anuncio.

—Quiero que Zaya sea mi esposa —al escucharlo casi a Nea le da un infarto, Tau por poco y se lanza al cuello de su hermano y me falto poco para lanzarle a Stet.

—No —decimos al unísono Nea, Tau y yo.

—¿Acaso estas despreciando la oferta de mi hijo, príncipe heredero al trono? —el faraón me mira ahora con todo menos cariño ni simpatía y no puedo aviste encogerme.

—No, alteza —me apresuro a decir mientras veo a Tau—. Yo no...

—No vas a renunciar a nada —Amun vuelve a hablar haciendo que guarde silencio—. Puede que te haya perdonado la vida por los actos que hiciste, pero no dejaré que rechaces al futuro faraón.

—No puedes estas hablando en serio, Amun —Nea se ve frenética—. No tiene fortuna ni nada que ofrecernos en este momento. Ella es una plebeya.

—Pero puede llegar a ser un objeto muy valioso para nuestro reino, de eso estoy seguro que sucederá cuando hable con la dama de la casa de Bayek —Amun mira a su esposa tan serio y frío como nunca antes lo había visto—. Si él decide casarse con ella, que así sea. Si Tau aún siguiera en el trono hubiera cancelado su compromiso y la hubiera casado con él. Zaya es un bien más importante que tu sobrina para nuestro imperio, pero ahora que mi hijo no está en lo que le corresponde por nacimiento, Tarik es nuestro nuevo y mejor medio ya que él lo ha solicitado.

—Pero ¿por qué? ¿Qué dirá el pueblo cuando lo sepan? —Nea está llorando mientras mira a su esposo.

«Vaya, nunca creí que me odiara tanto.»

—Sus riquezas regresarán y sé que varios de los chamanes que hay en el pueblo la ven como una bendición —el faraón me señala con un dedo mientras surgen sus palabras—. Ellos nunca han visto algo como lo que sucedió ayer. Nunca vieron a un animal consagrado a una diosa, nuestra diosa, proteger a una chica, con la marca de una diosa. Los dioses la han puesto en el camino de nuestros hijos y si uno de ellos quiere casarse con ella y los dioses lo han permitido, que así sea. Si necesitamos decirle al pueblo que fue un mal entendido, eso haremos.

Sé que para nosotros los dioses son lo más sagrado que puede haber y por ese mismo motivo no nos deja otra a alternativa a Nea ni a mi.
Me casaré con el futuro faraón aunque no sea el príncipe que amo.

Casada con el faraón. [J. R. 1]  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora