Capítulo 58

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No me importa si se acuesta con medio palacio, pero debo mantener las apariencias y por lo tanto debo de cuidar que no esté regando por allí su descendencia.

Sé que la chica ya llevaba tiempo con él, lo sentía en las pocas veces en las que nos veíamos en su ropa. Y puesto que ya llevaban una relación un tanto larga, no debía de haber ningún impedimento, pero ella era un problema para mi plan y todo por lo que he estado trabajando se iría a la borda... o simplemente tendría que modificarlo levemente.

Cuando por fin aparece Tarik el desfile comienza y mientras voy a su lado en la cuadriga le noto algo triste.

—Si hubiera sabido que te ibas a poner tan sentimental por la pérdida de tu ramera, no la hubiera echado a las fieras —sonrío al pueblo mientras le saludo al pasar a su lado—. Tal vez la hubiera mandado azotar y encerrar... algo leve, tú sabes.

—Cierra la boca —responde entre dientes.

—Soy tu esposa y llevo a tu hijo en mi vientre, por lo tanto evitaré que metas lo que te cuelga de la entrepierna en más mujeres que no sea yo —le miro y aunque esté sonriendo mis ojos hablan por sí solos—. Y si no quieres que más de tus putas mueran, deja de tenerlas, porque seguirán el mismo camino que esta.

Cuando se trata de Tarik todo lo que sale de mi es venenoso...malo.
Pero si no me transformo en una serpiente como ellos, terminaran matándome con su veneno.

—Además —miro al frente y sonrío al ver el templo acercarse—, sería una verdadera tragedia que unos días después de su coronación, la familia real este pasando por el lecho de muerte del faraón, ¿no lo crees cariño?

Cuando me mira veo un poco de miedo y sé que mis palabras le han pegado, y sé que si no hago que crea que es una broma me irá a acusar con su madre como el niño que es.

—Pero qué cara has puesto —hago un puchero y acaricio su mejilla suavemente—. Solo estaba bromeando, no tengo intenciones de matar a mi marido...

«Aún.»

El pensamiento me hace sonreír y para darle más veracidad a mis palabras, le doy un beso mientras el pueblo ruge.

Nos separamos al sentir la sacudida de la cuadriga y mientras veo a Tarik caminar hacia el templo, acepto la mano de mi guardia y ya que estoy en el suelo una chica se acerca a taparme del sol.

—¿Se le ofrece algo, alteza?

—No, gracias —sonrío mientras sigo a mi marido camino a la coronación...nuestra coronación—. Todo lo quiero está aquí.

Y con estas palabras entro por el arco.

Casada con el faraón. [J. R. 1]  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora