Capítulo 35

32.3K 2.8K 209
                                    

Hoy es el desfile de los faraones. Henutsen me trajo de la inconsciencia y me vistió para la ceremonia.
A pesar de que solo han pasado dos días, mi espalda está casi intacta en cuanto a pedazos nudosos y eso, porque claro, las cicatrices están dibujadas de un modo no tan feo sobre mi piel.

Mi cabello antes largo, ahora se encuentra cortado hasta la altura de los hombros adornado con una corona de oro plana con grabados en diferentes tonalidades de azul; llevo un vestido de seda azul largo con brechas en ambas piernas y sin mangas con un cinturón del mismo decorado que la corona y mis brazales en ambas muñecas. Llevo los ojos agatados por el khol y los pies en sandalias con adornos de oro.

Esto es demasiado para mí y la piel me arde con cada roce.

Cuando terminan de arreglarme, me llevan a la sala del trono donde están Amun, Nea, Tarik pero no veo a Tau.

—¿Dónde rayos está tu hermano? —veo que le pregunta Nea a Tarik pero este se encoge de hombros—. ¡Alguien traiga al príncipe Tau!

Todos parecen estar en frenesí y nadie parece prestarle atención a Nea más de la debida antes de que vuelvan a su total loquees.

Como no quiero quedarme parada aquí, decido ser esa persona que salga a buscar a Tau, así que emprendo el camino hacia sus aposentos con mucho dolor.

Cuando por fin estoy en el pasillo a pocos pasos de tocar a su puerta, esta se abre y veo como una chica sale con una sonrisa seguida de un Tau también sonriente.

Parecen estar en su propio mundo y a pesar de que yo también quiero sumergirme en mi mundo para evitar sentir dolor, no se me es permitido ya que en este preciso momento me prestan atención.

—Tau, tu madre te necesita en la sala del trono —tartamudeo—. Parece ser urgente.

—Claro —asiente y veo que aprieta la mano de la chica antes de seguirme.

Vamos caminando en silencio y cuando entramos en la sala del trono Tarik se apresura a mi lado.

Nos guían al patio donde nos acomodan en los diferentes asientos.
Me colocan en una de las sillas cargadas por algunos esclavos pero los veo algo nerviosos ya que Stet no se separa de mi. Tarik había decidido que por mi protección Stet me acompañara en el desfile y como no puedo oponerme a las decisiones de mi prometido, tengo que aceptar.

Antes de que comencemos a caminar, me entregan los signos de los dioses.
Llevo el bastón y el signo de Anubis aunque en verdad no sé porque lo llevo yo y no Tarik.

Mientras caminamos, mi prometido y su hermano van caminando frente a mí mientras la cuidad se llena de vida y colores. Todos parecen estar felices por el paseo de los faraones y como ahora soy parte de la familia real, me tengo que abstener a saludar.

Llega un momento del paseo en el que nos detenemos en uno de los templos de los tantos dioses que tenemos y cuando llego a la escalinata, Tarik me ayudan a bajar del asiento.

—Los dioses nos honran este día para que presencien el desfile de los príncipes y del futuro faraón, mi hijo Tarik quién es acompañado por su prometida la princesa Zaya —trato de no partirme de la risa y logró conseguirlo mientras Tarik me pone a su lado.

—Gracias padre por tus palabras —sonríe Tarik y toma mi mano—. Mi prometida Zaya y yo les damos un gran saludo y esperamos que su familia tenga abundancia y felicidad otorgada por los dioses. Tengo dos cosas que anunciar en este momento y una de ellas es el acercamiento de nuestra boda, y la segunda es que mi hermano Tau, nos dejará por un tiempo definido.

Tras este anuncio algunos de los espectadores se ponen frenéticos pero rápidamente  son aplacados por los que están festejando.

Veo a la gente revolucionarse pero no puedo acercarme ya que Tarik me jala lejos de la multitud.

Casada con el faraón. [J. R. 1]  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora