Capítulo 45

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Antes de alcanzar la puerta Tau me toma del brazo haciéndome girar y veo que viene la chica con Narah a su lado.

—Zaya, detente.

—¿Qué? —murmuro con los labios apretados, mirándolo.

—No es lo que tu piensas —sus palabras hacen que mis mejillas se coloreen y habla antes de que pueda decir algo—. Ella es Azeneth, la prometida de Narah.

—¿Su prometida? —abro mi boca formando una o y las mejillas se me encienden más mientras miro a Azeneth bajo el brazo de Narah—. Yo...

—Ven aquí pequeña celosa —mientras me cubro la cara con mis manos, Tau me jala y siento sus brazos a mi alrededor.

—Soy terrible.

—Claro que no.

—Claro que sí.

—No —me da un beso en el cuello y no puedo evitar sonreír—. Es hora de hablar con el abuelo.

—¿Estas seguro de esto? —me separo un poco y le miro a los ojos—. Si lo hacemos, me enojaré por todo y...

—Aunque te enojes y te pongas celosa por todo, eres perfecta para mi —me sonríe con cariño—. Yo también estaré así al ver que te observan todo el rato.

—Te amo —la palabra sale de mis labios y en respuesta Tau se inclina y me besa.

—Yo también te amo pequeña Zaya —susurra contra mis labios y vuelve a besarme.

Al separarnos tomo su mano y miro hacia Narah y Azeneth.

—Lo siento mucho —inclino la cabeza y Azeneth me responde con el mismo gesto. 

—¿Lista?

—Sí —aseguro y tras un suspiro, entramos.

Ya es tarde y en verdad estoy muy a gusto en este momento. Nada parece poder echarlo a perder.

—Si no te hubiera explicado todo —Tau cepilla sus dedos en mi brazo mientras miramos el cielo oscurecer—. ¿Hubieras cancelado nuestro plan?

—Creo que no —lo medito.

—¿No?

—Soy muy egoísta —me encojo de hombros—. Puede que si lo hubiera hecho pero después me hubiera arrepentido y lo hubiera vuelto a considerar y hubiera llegado a la conclusión de que te necesito.

—Yo no hubiera dejado que me dejaras —me da un beso—. Me importas mucho para soltarte. Te va a costar mucho deshacerte de mi.

—Eso es lo que menos quiero —sonrío y me levanto de su lado—. Ahora, tengo que ir a dormirme que mañana nos vamos.

—Puedes dormir conmigo.

—Tendré toda la eternidad para dormir a tu lado —le doy un beso en la frente y él me lo regresa en la clavícula para después irme a mi habitación.

Me meto a bañar y cuando salgo me visten y me arropo y mientras pienso en las diferentes formas en las que puedo casarme, me quedo dormida.

Casada con el faraón. [J. R. 1]  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora