Capítulo 72

24.1K 2K 24
                                    

—Alteza —al incorporarme cubro mi desnudez con la manta y miro soñolienta al criado que está en la puerta sin entrar del todo.

—¿Sí? —me aparto un mechón y trató de enfocar la vista pero fracaso.

—Su alteza, Nea, solicita su presencia.

—¿Sí? —vuelvo a repetir en un murmullo y trató de no caerme de sueño—. ¿Qué hora es?

—Casi medio día alteza, ¿quiere que le diga que está indispuesta?

—¿Ah? —por un momento no le presto atención, pero al sentir como el lado izquierdo de la cama se remueve, regreso—. No, no, en un momento voy. Gracias, puedes retirarte.

Sin decir ninguna otra palabra la puerta se cierra y veo mi lado izquierdo de la cama.

La manta se retira y ahí está Todd en brazos de Tau.

—¿Qué sucede? —gruñe pero no aparta el brazo de nuestro hijo y con sus dedos acaricia mi antebrazo.

—Tengo que irme —me inclino, beso a nuestro hijo y cuando voy con él, nuestros labios parecen no poder separarse—. Quédate esta noche... por favor.

—No puedo —suspira y acaricia la mejilla de Todd—. Tarik me mando a hacer unos tratados. Al parecer me quiere mucho más lejos de ti ahora que Todd está fuera. Por cierto, ¿dónde está mi hermano?

—No lo sé —deposito otro beso y me levanto—. Hace días que no le veo. ¿Cuándo regresas?

—No lo sé, pero espero hacerlo pronto —camino hacia mi armario y busco un vestido—. Me gusta como se ve tu piel sin nada que lo cubra. Eres perfecta.

Ya hemos tenido esta platica desde anoche y cuando ve que voy a replicar se me adelanta.

—Ya te dije que el que tu piel haya cambiado por el embarazo no quiere decir que no te siga queriendo ni deseando como antes lo hacía —le miro cohibida y lo encuentro recargado sobre su codo, mirándome—. Eres y serás la cosa más hermosa que haya visto. Sin importar lo que digas. Además, me diste una parte de ti la cual quiero y amo con mi vida.

Cuando lo dice de ese modo se me es imposible no quererlo con toda mi alma.

—No llores —al levantarse deja a Todd en su lugar de dormir y se acerca a mi completamente desnudo—. Sabes que se me parte el corazón al verte así.

—Es que no puedo evitarlo —sollozo.

—Vamos, alegra esa cara que si mi madre ve que estuviste llorando, va a sospechar —me da un beso en la mejilla y se aleja de mí—. Ahora, tengo que vestirme porque en cualquier momento puede aparecer mi hermano y encontrarnos en una situación un tanto... comprometedora. Y eso estaría muy pero muy bien.

Y con esto, comienzo a prepararme.

Casada con el faraón. [J. R. 1]  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora