Capítulo 44

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Los demás días por lo general estamos bastante ocupados y al llegar la noche, el cansancio puede conmigo y mis reuniones con Tau comienzan a perderse. Y ante la falta de nuestras reuniones nocturnas a solas, decidimos platicar sobre nosotros cada vez que salíamos a pasear con el abuelo y Narah.

Una tarde en la que no salimos y me encuentro en una sala que da al exterior masajeando el pelaje de Stet, entra el abuelo.

—Una bella flor tomando el sol —sonríe y toma asiento a mi lado—. Ya vamos a llegar al final del mes pequeña Zaya, ¿todavía siguen con el mismo pensamiento sobre casarse?

—¿Ya vamos a terminar el mes? —me erijo y abro los ojos.

—Para ser exactos, mañana.

—Tengo que buscar a Tau.

—Corre pequeña —alarga su mano y acaricia mi mejilla con cariño—. Los estaré esperando aquí mismo.

Le doy un beso en la frente y salgo corriendo por los pasillos buscando a Tau.

El primer lugar al que voy es a su habitación pero no lo encuentro, pienso en dónde más y mientras voy corriendo hacia el patio de entrenamiento me topo con Narah.

—¿Has visto a Tau? —le pregunto entre bocanadas de aire.

—Esta en la sala de conferencias —cuando ve que voy a salir corriendo me dice algo pero lo único que alcanzo a escuchar no le entiendo mucho.

Llego a dicha sala y al tranquilizarme y darles una señal de asentamiento a los guardias, estos abren la puerta.

Al entrar pierdo la sonrisa al encontrar a Tau abrazando a una chica, para ser exactos es la misma chica con la que lo vi salir ese día del desfile de su habitación.

—Me alegro mucho... —se separa y veo como se sonríen.

Estaría loca si niego que los celos no me están hirviendo por todo el cuerpo.

—Me alegro que te alegres —mi voz parece sorprenderlos ya que Tau baja sus manos de sus hombros y al escuchar mis palabras, maldigo.

«¿Me alegro que te alegres? ¿En serio?»

—Zaya —dice e intenta acercarse pero tras una mirada por mi parte se queda quieto.

—Hola —me sonríe la chica y cuando la miro, la odio. Ni más ni menos—. He oído hablar mucho sobre ti.

—Pues yo de ti no.

—Zaya, ella es...

—El abuelo quiere hablar con nosotros —le interrumpo apretando mi mano en un puño—. Se está acabando el mes y él necesita una respuesta.

—Ya habíamos tomado la decisión —me mira con el ceño fruncido y no puedo evitar sonreír de lado de manera tensa.

—No creo estar segura si esa sea la elección correcta.

—Zaya...

Le ignoro y salgo de la habitación camino de regreso con el abuelo y al escuchar los llamado de Tau, los ignoro. Y con más ahínco cuando escucho otra voz llamarlo a él, y con eso sé que no viene solo.

Casada con el faraón. [J. R. 1]  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora