Capítulo 12

49.8K 4.6K 317
                                    

Estoy recostada sobre el tejado donde siempre me encontraba con Zaybe y Aris con media cara hinchada mientras veo a Nut, la diosa del cielo.

—Creí que te dije que nunca más te queríamos ver por estos lugares —al escuchar la voz de Zaybe me incorporo y al verlo mi corazón duele—. ¿Estás bien? ¿Qué te sucedió?

—He tenido problemas con mi madre —me encojo de hombros.

—Eso se ve muy mal —se acerca y toma mi rostro entre sus dedos con cuidados y tras mirarme con esos ojos color verde oscuro, gira mi rostro.

—Necesitas que alguien vea eso —medita, examinándome—. Podría ayudarte si tú quieres.

—Por favor —asiento.

—Sobre lo que pasó la otra noche, en verdad lo lamento, no quería que eso hubiera sucedido pero si entiendo tus razones.

—No te preocupes —sonrío pero hago una mueca—. ¿Cómo está Aris?

—Tiene muchos problemas con los niños de su barrio —suspira—. Pero siguen sin considerar la opción de trabajar. Por cierto, gracias por ayudarme a entrar al ejército. Empiezo dentro de dos días.

—Me alegro mucho —bajo del tejado y comienzo a caminar por la calle con Zaybe a mi lado.

Al llegar a casa nos colamos por el mismo camino que yo seguía hasta mi habitación donde Zaybe me ayudo un poco a calmar el malestar y el dolor. Tras ofrecerle varias cosas y casi la mayoría negármela, se fue no sin que antes le platicara lo que sucedió. Cuando llegue a la parte de lo que pienso hacer, estuvo de acuerdo conmigo.

—¿Zaya? —veo a Adio aparecer tras mi puerta todavía con la ropa del día puesta—. En verdad mamá lo lamenta.

—No me vengas con eso —logró murmurar ya que en verdad duele.

—Solo está molesta porque no aceptaste a Cadmus.

—De todos modos no se porque se molesta si me caso con alguno de los príncipes, por lo que tengo entendido ese es su plan —no aparto la vista que me llega desde el jardín mientras sigo hablando—. Estabas aliviado cuando dije que no lo pensaba aceptar. Creo que deberías de confesarle tus sentimientos a Cadmus.

—¿Qué? —escucho y noto que se encuentra agitado—. No sé de qué hablas, Zaya.

—No soy idiota, Adio —lo volteó a ver pero regresó a mi posición normal debido al dolor—. Sé cómo miras al chico.

—Nadie debe saberlo, podrían colgarme... —su voz se tambalea un poco pero rápidamente se recompone—. Pienso pedirle matrimonio a Kay.

—Ni se te ocurra echarle a perder la vida de ese modo a mi amiga, Adio —niego fulminándolo con la mirada—. Consigue otra para encubrirte, pero con Kay no.

—Lo sé —suspira—, buscaré otra. Sabes que tu secreto está a salvo conmigo, pero necesito que guardes el mío Zaya. Nadie debe de saberlo, mucho menos madre.

—Sí —asiento cerrando los ojos.

—¿Qué piensas hacer?

—Irme —cuando las palabras que llevan sonando en mi mente por fin salen, sé que es mi decisión ya tomada.

—Pero, ¿a dónde irás? —me mira mientras me levanto de mi posición—. No puedes ir con Kay, ahí es donde mamá irá primero y con Cadmus es imposible ya que de él también estás huyendo. No tienes a dónde ir.

—Claro que tengo a donde irme. Si no lo tuviera, el pensamiento ni siquiera se me hubiera cruzado por la cabeza —miro hacia el palacio donde la gran arquitectura se levanta y se puede apreciar desde cualquier lugar en Egipto.

—¿Cuando te irás?

—En unos minutos –suspiro y volteo a ver a mi hermano–. Me voy cuando todos estén durmiendo y por favor dile a Nana cuanto la amo.

Casada con el faraón. [J. R. 1]  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora