Casada con el faraón. [J. R. 1] ✔️

Capítulo 8

Al día siguiente me cuesta mucho levantarme de la cama y al vaciar todo lo que había en mi estomago mi madre llamó a un curandero quien dictó, estoy enferma.
Es tarde y el mercado está a rebosar de vendedores y el ruido es insoportable al igual que el calor que llega desde mis ventanales.

Me había llegado una carta de parte de Tarik en la que me pedía que nos encontráramos en uno de los templos que hay dirigido hacia Anat, diosa de la guerra, la fertilidad y el amor, pero tras mi repentina enfermedad mande a avisar que no podría reunirme con él.

Estaba dormitando cuando Henutsen entra.

—Mi niña, despierta —susurra tocándome la frente—. Uno de los príncipes ha venido a visitarte.

—Dile que estoy indispuesta —jadeo sintiendo los dedos de mi nana helados—. Nana, siento que pronto me voy a morir.

—Tu madre ha insistido en que lo veas —susurra y deposita un beso en mi mejilla—. Y no digas eso mi niña, sé que los dioses te están cuidando y pronto te recuperaras.

Me ayuda a acomodarme entre mis almohadones para después dejar pasar a mí visitante. Esperaba encontrarme a Tarik, pero me sorprendo al ver aparecer a Tau.

—Creí que iba a venir Tarik —esbozo una sonrisa cansada tratando de mantener mis ojos abiertos.

—Fui yo quien escribió esa carta y no mi hermano —se acerca y toma mi mano entre la suya—. Estás ardiendo, ¿ya vino alguien a revisarte?

—Vino un curandero, pero dijo que no podía hacer mucho por mi —suspiro al sentir la brisa fresca.

—Enviaré a alguien a que venga a checarte.

—Estoy bien, no te preocupes.

—Tarik también está enfermo —se levanta dejando ir mi mano—. Había una posibilidad de que tú estuvieras también enferma y al momento de que tu carta me llegó, esa fue confirmación suficiente. Enviaré a alguien lo más rápido posible. Y Zaya... espero podamos ser amigos como lo has logrado con mi hermano.

En cuento Tau se va se me es imposible mantenerme despierta, así que me abandono en la inconsciencia.