Capítulo 10

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Esta vez tardo más en arreglarme y cuando estoy por fin lista, vigilo que mi madre no está cerca para que no comience a hacer preguntas.
Al revisar y escuchar dos veces y rezarle a Bast por fin salgo de mi habitación.
Tengo suerte de no encontrarme con nadie en la casa pero no corro la misma al salir, ya que me topo con Cadmus.

—Pero miren a quien nos trajeron los vientos del norte —sonríe impidiéndome el paso.

—Estamos en el sur —lo corrijo e intentó avanzar pero no se mueve.

—¿A dónde vas tan arreglada?

—¿Qué no me puedo arreglar? —inquiero y vuelvo a intentar moverme pero no me deja—. Es más, al ser la hija de una dama de la alta sociedad debo de vestir con decencia.

—Viniendo de ti es difícil de creer —sonríe ampliamente soltando una pequeña risa—. ¿A dónde vas tan arreglada?

—Al palacio, como siempre —sonrío con dureza—. Ahora muévete antes de que invoque a los dioses y pida que te pateen el trasero y de camino te parta un rayo.

—Auch —finge poner una mano sobre su corazón—. ¿Así tratas a tu futuro esposo?

—¿Qué? —exclamo, atragantándome.

Veo horrorizada como Cadmus se pone sobre una rodilla y de sus ropas saca una caja.

—Zaya... bella Zaya, ¿quieres hacerme el honor de casarte conmigo?

—Yo... —¿qué es lo que se responde en estos momentos?—. Tengo que irme, llegaré tarde.

Rápidamente lo paso y salgo corriendo por la calle sintiéndome la más grande deshonra de la historia.
Acabo de dejar al hijo del general de la guardia real con las palabras en la boca y la sortija en la caja.

Si mi madre se entera, me cuelga.

Llego a palacio donde los guardias no hacen preguntas y me dejan pasar. Camino hasta la sala donde siempre nos reunimos y al entrar y encontrarme a Tarik y a Tau una sonrisa se forma en mis labios.

—Lamento el retraso —me acomodo en mi lugar y rápidamente me pongo a jugar.

Pasamos horas jugando y hubiéramos seguido así pero Tarik tuvo que retirarse, como últimamente lo ha estado haciendo. Por lo que me contaron entre juegos hace unos días, Tarik piensa volver hacer la campaña de selección de candidatas para ser su esposa.

Me quedo mirando el tablero con la mente en un montón de cosas impidiendo que le ponga atención a Tau quien al parecer ha estado hablándome.

—Zaya —al tocarme el hombro suelto un respingo y regreso—, ¿estás bien? Estaba hablándote y...

—Lo siento —doy un respingo, y al ver la mirad de Tau, le doy una sonrisa avergonzada—. Simplemente... ¿qué es lo que me estabas diciendo?

—Vayamos a cenar —se levanta y me ofrece una mano con brazaletes.

La tomo y una brisa pacífica me recorre por dentro.

«Todo va a estar bien. » me repito una y otra vez mientras sigo al príncipe.

Casada con el faraón. [J. R. 1]  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora