146. Tú No La Conoces

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Las primeras luces del alba se ciernen sobre una húmeda y boscosa Polis. Cerca de la elevada e imponente Torre, Aden golpea con saña a una Aranae que retrocede al tiempo que bloquea su ataque golpeándole en el rostro con la mano que no sujeta su espada.

El rostro de Aden se sacude pero inmediatamente él apoya el peso de todo su cuerpo hacia atrás sobre su pierna antes de bajar la mano de la espada y utilizar la otra para sujetarla con fuerza contra su cuerpo, Aranae trata de zafarse de espaldas a él y en un rápido movimiento Aden la desarma y la espada cae al suelo.

Aranae mueve la cabeza hacia atrás con la intención de golpearle en la cara pero Aden se hace a un lado y el golpe muere en el aire. Él se agacha y rápidamente la golpea en la pierna haciéndola caer hacia atrás sobre el duro suelo antes de con su espada apuntar directamente a su cuello.

—Muy bien Aden —instruyó Indra apostada de pie a un lado de la explanada junto a los otros natblidas. Había regresado a Polis durante la noche y la muerte de Lincoln había perturbado su descanso. Que Lexa pensase en ella para retomar tal honor y entrenar a auténticos guerreros servía para que se mantuviese distraída de aquella idea de muerte—. Buenos reflejos Aranae pero la próxima vez concentrate en anticipar sus movimientos y no en atacar sin pensar.

Aranae que endureció su rostro al oírla ya que junto a Aden era una de las alumnas màs avanzadas de Titus vio como él le tendía la mano para levantarla y de mala gana la apartó levantándose ella sola del suelo para ir a colocarse junto al resto.

—Hashalee, Keryon al frente —ordenó Indra mientras los chicos se preparaban para combatir sobre la arena.

Indra era una buena instructora, una líder innata que quería evaluar todos sus reflejos y actitudes antes de comenzar a entrenar sus potenciales.

Aden que se colocó junto a Aranae al final de la fila se fijo en ellos antes de apoyar las manos sobre su espada con la punta clavada en el suelo.

—¿Qué te ha pasado? —preguntó en voz baja él—. Normalmente me cuesta más enviarte al suelo.

Aranae que continuó mirando al frente viendo a sus otros compañeros luchar y a Indra ajena a ellos dándole algunas instrucciones endureció su mirada al oírle.

—No he dormido bien —contestó ella airadamente alzando la barbilla apoyada también sobre su espada sin mirarle—. Alguien llegó tarde anoche y me despertó.

Aden que sabe que lo dice por él baja la mirada un instante a la arena pero no dice nada.

—Estuviste con ella otra vez, ¿verdad? —preguntó ella zafiamente sabiendo que así era.

—Heda me ha pedido que la entrene —dijo Aden escuchando el sonido metálico del choque de espadas elevarse por encima de sus bajas voces en el aire—. Es un gran honor para mi.

Aranae que no era consciente de ello le miro esta vez a la cara y conteniéndose volvió la mirada hacia los natblidas luchando.

—Seguro que si.

Aden que notó la irritación en ella y la tirria en su voz no entendió bien a que venía todo aquello y fijó la mirada en ella a su lado antes de volver a mirar a los chicos viendo a Keryon perder la espada y caer hacia delante sobre la arena.

—Halena es asombrosa —intentó terciar él al verla de aquella manera—. Te caerá bien.

Aranae que puso una cara al oírle arqueo una ceja viendo como Hashelee salía disparada hacia atrás de una patada dando a Keryon tiempo a levantarse.

—Con lo mucho y bien que hablas de ella no me extrañaría nada que lo hiciese.

Treior que era el último antes que ellos alargó la mano dándole un toque en el brazo a ella para que lo dejase ya. Indra parecía muy estricta y tal vez podría oírlos.

—¿Quereis dejarlo ya los dos? —murmuró en voz baja censurando a ambos por su cuchicheo volviendo a colocarse bien en la fila mirando al frente.

Aranae que le lanzó una mirada a Treior para que se callase evitó mirar a Aden molesta. Él que no comprendía bien el porque la burla y el retintín en su voz se desconcertó pero también endureció su cara.

—Halena solo es mi amiga.

—Si, ya —volvió a mofarse ella irónicamente sin mirarle en voz baja—. Y yo soy la proxima reina de Azgeda.

Aden que puso una cara al oírla hablar así se sintió algo molesto y la miró ignorando la pelea que tenía lugar delante, viendo a Indra alejarse de los chicos para tomar un poco de perspectiva del combate.

—¿Qué te pasa con ella? No te ha hecho nada —la defendió Aden con un impetuoso gesto sin elevar la voz—. Ni siquiera la conoces.

—Conozco a las chicas como ellas —respondió Aranae sin mirarle con una mirada orgullosa y soberbia—. Las huelo a kilometros.

Aden que ahora si que se molestó salió al instante en su defensa.

—No tienes ni idea de lo que hablas.

—Pero por supuesto tú si, ¿verdad? —se sonrió livianamente ella dedicándole una incidiosa mirada—. Mira que eres ingenuo.

—Os van a oir y entonces si que tendreis problemas —masculló Treior en voz baja habiendo podido escuchar todo.

—No soy ningún ingenuo, la conozco —le espetó en voz baja Aden mirando al frente viendo a Indra enseñar una manera mejor de coger la espada a Hashelee para no perderla en el combate cuerpo a cuerpo.

—Muy intimamente parece —se burló Aranae con una falsa sonrisita también atenta a lo que Indra hacia con la natblida a lo lejos.

Aden que se contuvo al escucharla evitó discutir más con ella y prefirió no decir nada que pudiese alimentar más su saña con ella.

—Natblidas de Heda —saludó finalmente Indra al acercarse a ellos tras ver alejarse a los chicos.

Todos saludaron a la nueva maestra e Indra dio por finalizada la lección de hoy ya que llevaban desde poco antes del alba entrenando. Ella les devolvió la inclinación y todos se volvieron hacia la izquierda avanzando hacia la Torre en una perfecta y memorizada formación.

Aden no tenía ni idea de porque Aranae se comportaba así con él y mucho menos porque parecía estar tan enfadada.

A decir verdad nunca antes se había llevado mal con ella, más bien al contrario eran constantes las muestras de deferencia y admiración entre ellos.

Eran emparejados en los entrenamientos a menudo y ambos se entendían bien, incluso parecía haber una conexión inusual entre ellos. ¿Por qué ahora se comportaba de esa manera tan aniñada y pueril con él?

No entendía nada de nada, en serio. Aún así discutir con ella no era algo que desease y prefirió ignorar su comportamiento e ir con el resto en busca de una ducha y algo de desayuno. No iba a caer en ese juego de provocación sin sentido ni de riñas absurdas que no venían a cuento.

Tenía muchas más preocupaciones que esa en la cabeza.

Preocupaciones serias.

Aranae iba a tener que esperar si lo que quería era llamar su atención y provocar una pelea. No la complacería de ninguna manera, pues Aranae no era una enemiga para él, tan solo una rival dentro de la arena.

Continuara...

Asumámoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 1. (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora