134. Obedecerás

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Ontari que se fija en Eilan que está gateando por el frío suelo mientras Natshana da pequeños saltitos de acá para allá huyendo de él vuelve la cabeza a la mesa preparando concienzudamente muchas otras dosis que Halena va a tener que tomar durante algún tiempo hasta que su organismo revierta los efectos del veneno hemorrágico que Titus se aseguró que tomase.

Halena que está descansando ahora, tiene un paño cubierto de una especie de brebaje sobre los ojos que de cuando en cuando le siguen sangrando. Eso a Ontari le preocupa un poco porque no sabe cuánto veneno ingirió ni los efectos irreparables que puede haber provocado en ella. Hasta que todo el veneno este fuera de su organismo prefiere vigilarla de cerca y ha aplazado su viaje a Azgeda por ello.

—Tu cometido será muy sencillo —dijo ella dándole la espalda a Roan que permanecía de pie en la habitación—. Irás a Azgeda, liberaras a los prisioneros skykrus en mi nombre y regresaras aquí, nada más.

—Soy el consorte de Heda, Príncipe de Azgeda —respondió orgullosamente Roan sin apartar sus ojos de ella—. Tú no me das ordenes.

Ontari que se sonrió para si bajó la mirada pacientemente al preparado.

—Puede que no, pero las de Heda las has de cumplir —sentenció ella volviéndose para enfrentar sus ojos—. Así que ve y haz exactamente todo cuánto te he dicho o le diré que te niegas a obedecer y, ¿sabes que creo?

Roan que tuvo que guardar todo su recelo en aquel momento puso una expresión en su rostro.

—Ilumíname...

—Que no durarías mucho sin tu piel —repuso Ontari directa alzando una ceja contemplándole.

—He acabado con la vida del hombre que envenenó a su hija, Lexa ahora está en deuda conmigo...

—Lexa iba a matarle de igual forma así que no te debe absolutamente nada, eso sin contar con que la has privado del placer de hacerlo ella misma —advirtió Ontari con una sonrisita atrevida—. Cosa por la que no creo que este muy agradecida...

Roan que endureció su rostro al caer en la cuenta viéndola jactarse de su nuevo status y poder hizo un imperceptible gesto.

—Te recuerdo que solo eras una cautiva de Azgeda cuando te conocí —musitó con intención de ofenderla por ese gesto suyo.

Ontari que no carecía de mala memoria hizo un altanero pero preciado gesto con la cabeza al escucharle.

—No lo he olvidado —se sonrió fríamente ella volviendo la cabeza hacia las hierbas—. Por eso sé cuánto debe importunarte el que una cautiva sea ahora la dueña y señora de todo lo que en su día pudo haber sido tuyo, lastima que no lo sea porque podrías haber sido un gran rey.

—Aún hay tiempo —contestó Roan endureciendo el gesto por su mofa.

—Continua repitiéndote eso —se mofó aún más ella al escucharle vertiendo el contenido del preparado con cuidado en un frágil frasco—. Te ayudará en los días venideros cuando veas a Azgeda prospera bajo mi mando.

Natshana rugió grácilmente cuando Eilan atrapó su cola y ambos volvieron la cabeza para comprobar que estuviese el niño bien al instante.

—Eilan podría tener un mejor futuro junto a Halena si Heda concertase su unión a lo largo de estos años —murmuró Roan cavilando la posibilidad de que Eilan heredase también la Coalición.

Ontari que le escucho mientras miraba a su niño jugar ajeno a todo en el suelo con la pequeña fiera reflexionó sobre ella.

—Halena no le aceptará, es como un hermano para ella.

—¿Quién dice que ella tenga que aceptar nada? —planteó Roan arqueando sutilmente una ceja—. Sería muy conveniente. La heredera del Pueblo Arbóreo y el heredero de la Nación del Hielo dominando juntos los Trece Clanes y la Coalición, imagina las posibilidades.

Ontari que dirigió su mirada a él arqueó una ceja muy lentamente hablando muy fríamente.

—Imagina tú lo que te haría yo si impusieses a nuestro hijo o a esa niña unirse en sangre sin que ninguno de los dos desease hacerlo...

Roan que detectó la amenaza implícita en su voz se tensó ligeramente endureciendo su expresión.

—Azgeda te espera, ve y no vuelvas hasta que hayas liberado al último de ellos o Heda tratará este asunto contigo —masculló Ontari zanjando ese asunto y poniendo fin a cualquier ápice de conversación.

Esos niños no serían moneda de cambio para nadie, nunca, jamás. Ni ella ni Lexa lo permitirían y si Roan o cualquier otro conspiraban para tratar de forzar una unión no deseada se enfrentarían a su ira y a la de Heda.

Eilan jamás conocería la desdicha, no mientras Ontari viviese. Roan era muy consciente de ello y también era consciente de cómo se podía eso arreglar.

Continuara...

Asumámoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 1. (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora