10. Secreto

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En el amplio barracón que hacía las veces de improvisado bar comedor en Arcadia, había mucho ruido aquella noche. Varias de las mesas permanecían ocupadas con algunos de los guardias que descansaban de sus rondas, y otras con parte del personal que había terminado su jornada.

La música sonaba a lo lejos colándose a duras penas por encima de las voces que se entremezclaban en el gran salón, alguien a lo lejos tocaba una triste canción dando voz a una letra igual de melancólica. 

Todos echaban de menos el Arca tal y como era antes de todo aquello, echaban de menos su hogar y a aquellos que ya no se encontraban entre ellos. Aquella era una de esas noches en la que los fantasmas solían salir a jugar, y donde el recuerdo asolaba sus mentes. No había ocurrido nada especial hoy, nada que poder destacar salvo el incidente de aquella mañana entre Jasper y Monty. De resto, todo estaba tranquilo o al menos eso parecía.

Raven permanecía sentada en silencio, sola en la barra jugando distraídamente con una de las piezas que había rescatado del estropeado generador. La copa que le habían servido seguía aún frente a ella intacta.

Lincoln entraba en aquellos momentos, sintiendo algunas de aquellas miradas posarse sobre él antes de que todos regresasen a sus conversaciones. El trikru se había integrado bastante bien en aquel lugar, pero a algunos aún continuaba generándoles desconfianza tener a terrestres entre ellos. 

La mascara de su rostro no denotaba ninguna expresión cuando se acercó a una de las mesas viendo a Octavia sentada sola en ella. 

Tal belleza seguía resultándole increíble, algo incomparable con la de las demás mujeres del lugar. 

Vestida con las ropas de su gente, con la cara marcada como una de los suyos, el cabello largo y trenzado a ambos lados de la cabeza haciéndola parecer toda una guerrera trikru, hizo que se sintiese orgulloso de ella. 

Eso es lo que había escogido ser. Eso es lo que había aceptado y la respeta por ello.

Octavia vio como el guerrero se acercaba a ella, y se inclinaba besando su frente antes de permitirse tomar asiento frente a ella.

—Lamento no habértelo contado antes. No quiero que pienses que no confió en ti Octavia, no es ese el caso. Sé cuanto significa Clarke para ti y no quería preocuparte por ello —se disculpó sincero el guerrero buscando sus ojos.

Teniendo en cuenta que Octavia tenía ahora mismo otras muchas preocupaciones rondándole en mente, esta se paso la mano cansadamente por el rostro antes de coger la metálica taza y llevársela a los labios tomando un firme trago más de ella. 

El aguardiente casero se deslizó por su garganta quemando todo a su paso, y Octavia arrugó un poco su expresión fijándose en el resto de la gente. 

En la zona de distribución de provisiones, unos niños pequeños de unos ocho o nueve años de edad correteaban con algunas baratijas que alguien seguramente les habría dado cerca de allí a fin de entretenerles y aquello la mantenía visiblemente distraída.

—Octavia —pronunció él al ver que ella no le estaba prestando atención.

—Se ven muy pocos niños por aquí —dijo ella de pronto sin apartar la vista de ellos a lo lejos—. Para los terrestres es común que los haya, no os parece extraño.

Lincoln que dirigió su mirada hacia los niños viéndolos jugar y reír ajenos a todo peligro hizo un gesto desconcertado.

—¿A vosotros si?

Octavia dejo la taza sobre la mesa nuevamente, y cruzó los brazos sobre la mesa golpeando titilante con la yema de los dedos su superficie.

—Pase trece años de mi vida escondida en el suelo de la habitación que compartía con Bellamy y mi madre en el Arca. Cuando los recursos escasean y el oxígeno se acaba, han de tomarse medidas extremas para que el resto de la población no pague las consecuencias. Esa es la ley.

Asumámoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 1. (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora